De las virtudes de la Justicia(*)
Todas las virtudes humanas se derivan de la JUSTICIA; ésta es la virtud por excelencia y la que sirve de base y fundamento a todas las demás. Los deberes del hombre, como ser social, podrían reducirse a uno solo: SER JUSTO.
La misión del hombre sobre la tierra es realizar la justicia; esto es, exterminar el mal y practicar el bien; trabajar intelectual y materialmente a fin de implantar en la sociedad las conquistas del progreso, y, por consiguiente, obtener la mayor suma de bienestar y felicidad para su cuerpo, y en lo moral, completa tranquilidad de conciencia.
Frecuentemente se designa también la equidad o justicia social con el nombre de probidad, palabra que significa rectitud de ánimo, bondad, hombría de bien, integridad y honradez en el obrar; y por lo general, al hombre que obra siempre rectamente se le aplica el calificativo de probo más bien que el de justo. La probidad, ciertamente, puede reemplazar a muchas otras buenas cualidades, pero sin ella ninguna cualidad tiene verdadero valor moral.
La justicia es una disposición habitual y permanente que nos impele o excita a mantener a todos los hombres en sus derechos, haciendo por ellos lo que quisiéramos se hiciese con nosotros para nuestra mayor felicidad. La justicia se funda en el derecho y libertad que todo ciudadano tiene de procurarse, su bienestar y la mayor dicha posible, y en el deber por nuestra parte de respetar sus derechos cuándo los nuestros o los del cuerpo social no se desconocen o vulneran.
La justicia afirma el imperio de la razón sobre las pasiones; es el lazo sagrado de la sociedad humana. Cuando la justicia reina, la buena fe se encuentra en los tratados, la seguridad en los negocios, el orden en la policía; la tierra está en seguridad, y hasta el cielo mismo, por decirlo así, parece que nos luce más agradablemente y nos envía más dulces influencias.
La justicia no despoja al hombre de la libertad ni de la facultad que tiene de trabajar en su propia ventura; le impide tan sólo ejercer este poder de un modo perjudicial a los derechos de sus semejantes; derechos que la sociedad debe proteger. Todo acto de poder que se hace con perjuicio ajeno es injusto y se llama licencia.
Cuando el hombre no consulta en sus actos, sino su interés propio, sus pasiones o sus deseos desordenados, puede ser injusto, desconociendo los derechos de los demás. La sociedad en tal caso está en su derecho obligándole a que sea justo con todos y que arregle su conducta al bien general.
(*) Lección 3. De las virtudes humanas; Ítems 35-36.- ¿De dónde se derivan todas las virtudes?-¿Qué es la justicia y en qué se funda?.De la obra: COMPENDIO DE MORAL UNIVERSAL O HUMANA por Don FABIÁN PALASÍ.
REDACCIÓN