A mayor conocimiento, mayor grado de responsabilidad, eso es algo que hemos oído en muchas ocasiones. Y es cierto, puesto que al ser más conscientes de nuestros actos, de sus repercusiones, por lógica hemos de ser mucho más responsables, que aquellos; que por su grado de evolución, son ignorantes o desconocedores de las consecuencias de sus actos.
Asimismo, la omisión de los deberes y obligaciones que nos impone nuestro grado de adelanto, nuestra posición en el mundo, etc., también supone un grado de responsabilidad que en un futuro deberemos asumir.
Al igual que a cada uno se le dará según sus obras, también se puede decir sin miedo a equivocarnos, que se nos pedirá en función de nuestra formación, conocimiento, preparación, etc.
Cada espíritu cuando viene a la tierra trae una misión, ningún espíritu viene, por así decirlo, de vacaciones a la tierra. Salvo excepciones, que también las hay, pero que no es el caso de este artículo, pararse a desarrollar dicha cuestión.
Dicha misión tiene la particularidad de ponerle a prueba, en cuanto a las nuevas experiencias y objetivos que viene a desarrollar; y como no, también le someterá a prueba en el sentido de comprobar si es capaz de poner en práctica los conocimientos y las cualidades que ya ha adquirido. Dado que aunque haya adquirido alguna virtud o cualidad, todavía no ha alcanzado la perfección absoluta, y mientras tanto las vidas en la carne le someten a una gran diversidad de pruebas y de circunstancias a fin de que siga desarrollando sus atributos, y servir también de modelo y de ejemplo hacia sus congéneres.
Es por ello que no debemos descuidarnos en ningún momento de nuestra vida; ya que las pruebas no sabemos en qué momento se nos pueden presentar; tampoco sabemos la misión exacta que hemos venido a cumplir, aunque podamos tener una intuición más o menos clara. No obstante, son muchos los momentos que podemos vivir en los que atravesemos alguna nube oscura que no nos deje ver el horizonte con claridad, y que nos difumine el camino que hemos de seguir, con lo cual hemos de pensar siempre positivamente, manteniendo la guardia para no dejarnos llevar por el plano material y por la comodidad, que son los peores enemigos que podemos tener, junto a la siempre y constante posibilidad de que seamos presa, o víctima de la parte espiritual negativa que en su trabajo siempre buscará la oportunidad para distraernos y llevarnos por el camino fácil, el de la pasividad, la comodidad, la vida fácil, y la búsqueda de los placeres temporales y efímeros que conlleva el estar en la materia.
Los espíritus menos adelantados tienen la obligación de buscar la perfección que aún no han adquirido, e ir escalando en la empinada cuesta de la evolución, adquiriendo mayores conocimientos, soportando las inclemencias de los martirios o sufrimientos que conlleva el estar encarnados en mundos inferiores, formando parte de una sociedad imperfecta, compuesta en la mayor parte de espíritus atrasados, de toda índole, que buscarán aprovecharse y explotar sus debilidades en su beneficio personal, y sufrir propiamente por su falta de evolución.
Mientras que los espíritus más adelantados, tienen la obligación de ayudar, de servir de ejemplo, de conquistar nuevas metas y proyectos, y de comportarse y actuar equilibradamente, demostrando su grado de adelanto y de conocimientos.
Es una lástima que llegados a un nivel de evolución, y sin duda de un nivel de compromiso espiritual, pueda darse la posibilidad de que nos acomodemos en la materia, por poder disponer de una vida más o menos llevadera, o de una situación que nos facilita todo lo que materialmente podamos necesitar, y olvidemos por contra que también necesitamos dar de sí, de todo aquello que llevamos dentro, lo que sin duda nos ha costado muchas existencias alcanzar, muchos sacrificios, mucha renuncia y esfuerzo, y que llegados a un punto importante en nuestra evolución, olvidemos todo eso y por simple comodidad material, pasividad, o por un momento de crisis que podamos atravesar, no saquemos nuestra fuerza interior, para romper de una vez esa barrera y estemos dispuestos a hacer lo que tenemos que hacer, lo que hemos venido a hacer.
Esto puede suponer un corte, un paréntesis peligroso en nuestra evolución personal y espiritual, una mancha en nuestro expediente de trabajo y de realizaciones en el plano material, que es donde se producen estos errores y tropiezos, y que naturalmente será necesario casi sin duda, volver a la tierra en una encarnación posterior similar para reparar y dar cumplimiento a la misión que dejamos sin cumplir.
Las vidas fáciles y sin esfuerzo no suponen un punto a favor para los espíritus encarnados, sino todo lo contrario, suelen conllevar faltas y errores y un grado de estancamiento que puede costarle a este espíritu una o más vidas de expiación para recuperarse de ese estado de pasividad y de comodidad por la que se dejó llevar.
En estos casos, las protecciones y los espíritus que vienen acompañando a estas personas, tratan de ayudarles por todos los medios disponibles, para que sean conscientes de su situación y de la misión que han traído a la tierra y que deben retomar cuanto antes, pero no siempre lo consiguen, desafortunadamente, dejando a esta persona con su libre albedrío que actúe como crea conveniente. Será más adelante cuando se dé cuenta, después de desencarnar cuando le presenten lo que tenía que hacer, y lo que por fin pudo hacer, con el saldo a favor o en contra, en su cuenta de acciones.
No debemos confiarnos, la vida en la materia es muy peligrosa, en cuanto a que es muy fácil equivocarnos. Igualmente es fácil también reaccionar, dar marcha atrás y rectificar, siempre y cuando tengamos deseos de progreso y sepamos escuchar los consejos y sugerencias que puedan ofrecernos, tanto desde el plano material como espiritual.
Fermín Hernández Hernández
2015 © Amor, paz y caridad
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“Confiamos en todos vosotros porque espiritualmente os conocemos, y os hemos elegido para formar parte de este grupo y realizar la misión a la que nos hemos comprometido, vosotros encarnados, nosotros en espíritu, pero como estáis en la materia, lo tenéis que demostrar cada día.”
(Comunicación espiritual obtenida en un trabajo mediúmnico)
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