OTRAS CLASES DE MEDIUMNIDAD

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Entre las clases de mediumnidad más frecuentes que mencionábamos el mes pasado, hacíamos referencia de pasada a dos clases de facultades que no son catalogadas como tales por los tratados espiritas que hablan de estos temas.

Es evidente que, este artículo que nos ocupa, va a tratar fundamentalmente de estas facultades que son poco conocidas y que son fruto de la necesidad espiritual que tiene el ser humano.

Antes que nada nos gustaría analizar la facultad de elevación, una facultad que pone de manifiesto la importancia y la fuerza de la oración sentida y proyectada como petición de ayuda para el prójimo. Esta facultad, considerada por muchos como una simple facilidad para elevar el pensamiento hacia lo Alto, presenta una variante que muchos desconocen y que por ello nos hemos atrevido a catalogarla como un tipo más de mediumnidad.

Todos los seres humanos tenemos la capacidad de elevar nuestro pensamiento hacia lo Alto en petición de ayuda con mayor o menor éxito; no obstante aquellos que poseen la facultad de elevación difieren de los demás en el hecho de que además de tener una mayor facilidad para este trabajo, poseen junto a ellos una protección espiritual que se encarga de realizar un trabajo muy especial, independiente de la simple elevación.

Esta entidad, responsable,  al igual que en cualquier otro tipo de mediumnidad, del desarrollo de esa facultad, se encarga de recoger la elevación de la persona que posee esta facultad y proyectarla hacia las esferas de luz y jerarquía espiritual más altas, donde residen espíritus de amor y perfección que recogen de inmediato esta petición y por tanto los resultados son más efectivos y seguros.

Evidentemente este trabajo solamente puede ser apreciado por espíritus del mismo calibre o por encamados que posean una mediumnidad de videncia muy avanzada, con gran profundidad y que les permite captar la especialidad de estas protecciones a la hora de realizar este trabajo.

Es por ello, por la dificultad que entraña apreciar el verdadero sentido de esta facultad, por el hecho de que apenas se le concede importancia, y buena prueba de ello es que en ningún tratado espirita conocido se denomina a esta característica como un tipo más de mediumnidad o facultad espiritual.

No obstante, se trata de una mediumnidad como otra cualquiera, con un protector que se encarga de dirigir el trabajo de la persona que posee esa facultad, con una enorme responsabilidad sobre este trabajo por ambas partes (encamado y desencarnado) y con la facilidad de realizar un gran trabajo espiritual de cara a la humanidad de forma discreta y anónima, favoreciendo con ello el progreso espiritual de aquellos que la poseen y la ejercitan correctamente.

Es evidente que el hecho de que desconozcamos muchos procesos que acontecen en el mundo espiritual no nos da derecho a negarlos de antemano, es más, conforme avanza la espiritualidad y la humanidad, el hombre necesita de nuevos recursos espirituales para realizar aquellos trabajos necesarios acordes a los tiempos en que vive. Esta circunstancia no pasa desapercibida en el plano espiritual, y por ello facilitan nuevas posibilidades, nuevos desarrollos dentro de la mediumnidad en general y nuevas facultades espirituales que nos eran desconocidas tradicionalmente.

Fruto del análisis anterior, hemos de mencionar al respecto otro tipo de evolución diferente, éste dentro ya de una modalidad específica y concreta de mediumnidad: la mediumnidad de incorporación.

La mediumnidad de incorporación tiene varias funciones y características específicas, no obstante, una de las posibilidades que nos ofrece es la de ayudar a espíritus turbados y oscurecidos para que retomen al mundo espiritual que les corresponde haciéndoles comprender cuál es su lugar y hacia dónde deben dirigirse. Este acto de caridad, efectuado de forma sentida, con conocimiento de causa y exento de fanatismo o curiosidades banales, es uno de los actos espiritas que mayor progreso proporciona al individuo. Es sabido la cantidad de ejemplos que tenemos de ello; no obstante en este campo se han venido produciendo avances importantes que es preciso resaltar aquí, a fin de que valoremos la magnitud e importancia de este hecho.

Como hemos comentado más arriba, el mundo espiritual facilita al hombre en función de sus necesidades espirituales de cada época, aquellos instrumentos de trabajo necesarios en cada momento. Es de dominio general la gran crisis espiritual que sufre nuestro mundo actual, la degeneración moral que nos domina en el planeta y la negatividad que aflora por doquier. Ante estas perspectivas, el hecho de ejercitar la caridad de forma individual mediante el método tradicional de la mediumnidad de incorporación, uno a uno, personalizando con nuestro diálogo la caridad a cada entidad sufriente, es insuficiente y corto, debido a que cada vez son más los miles y millones de personas que dejan la materia en estados desarmónicos y turbulentos.

Ante esta circunstancia, y desde hace ya más de 35 años se está comprobando la evolución de la mediumnidad de incorporación, de tal manera, que cuando el ambiente espiritual es propicio, los asistentes a este tipo de trabajos están plenamente concienciados de su labor, exentos de curiosidad o fanatismo, y se tienen los conocimientos suficientes para hacerlo; es entonces y sólo bajo estas premisas, cuando el mundo espiritual proporciona tal fuerza espiritual que los espíritus que antes pasaban y se incorporaban en la materia necesitando del adoctrinamiento verbal, cada vez lo van precisando menos, hasta que llega un momento en que dirigidos por los espíritus especialistas encargados de este trabajo, pasan por las materias de forma vertiginosa, fracciones de segundo que les permiten ver la luz necesaria que posibilitará a continuación, y ya fuera de la materia, el adoctrinamiento espiritual que irá realizando el mismo equipo de entidades espirituales positivas encargadas de este trabajo.

Esto están importante, que las mediumnidades que consiguen trabajar de esta forma, apenas articulan palabra alguna, evitando las curiosidades y fantasías que se daban con facilidad en los antiguos trabajos de este tipo. Pero es que al mismo tiempo, facilita el hecho de que si antes en una o dos horas de trabajo se podía ayudar a cuatro, diez o quince espíritus; ahora, con este nuevo sistema, en breves minutos pueden pasar cientos de espíritus necesitados de esclarecimiento espiritual.

Lógicamente este trabajo requiere de una gran preparación moral por parte de los integrantes encamados que constituyen el mismo, no sólo de las mediumnidades, sino de los que ejerzan como directores del mismo, videntes, psicógrafos, elevadores, grupo de apoyo, etc… (Véase la ponencia del Congreso para la Unificación Espírita-Madrid 1981, titulada: “EVOLUCIÓN DE LA MEDIUMNIDAD”).

Es tanta la necesidad de esclarecimiento, la turbación y la negatividad que reina en el ambiente, que se hacen precisos mecanismos de este tipo para ayudar espiritualmente a los desencarnados; estos factores son propiciados por el mundo espiritual cuando encuentran grupos y personas preparadas para llevarlos a cabo. Si no existe el conocimiento preciso o la preparación moral necesaria, los protectores de las mediumnidades de incorporación no se atreverán a desarrollar este trabajo por miedo al fracaso de la mediumnidad.

Para mayor ampliación sobre este tema les remitimos a la ponencia que sirvió de base de presentación de esta experiencia hace ahora 34 años, la práctica comprobada con los excelentes resultados que este tipo de trabajos ha ofrecido durante estos últimos años, avalan sobradamente la exposición teórica que al respecto se presentó en la mencionada ponencia del Congreso celebrado en Madrid en Octubre de 1981.

Antonio Lledó

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