Estamos agotando ya las ideas que dieron impulso a esta sección, en ella hemos intentado hacer un desglose desde nuestro punto de vista de las causas y motivos que han dado lugar a esta crisis mundial.
Principalmente queremos dejar clara una vez más la convicción que tenemos de que la crisis no es económica, sino mucho más profunda y que no hace más que comenzar. El mundo está cambiando día a día, porque está encaminándose hacia un cambio de ciclo, todo ha de cambiar para mejor, esto ineludiblemente traerá consigo más crisis, más experiencias que no siempre serán de nuestro gusto, son reajustes y reajustes que han de venir como preludio de esa nueva era.
La transición planetaria comenzó hace ya más de un siglo, viene despacio, pero viene, ya no se puede parar, los designios del Padre se cumplen queramos o no, nos guste o no, es por nuestro bien, por nuestro infinito bien, pero es como un parto doloroso, que dará a luz un mundo nuevo, como decía en su magnífica obra “Grandes Mensajes” Pietro Ubaldi, gran dolor condición de un bien mayor.
En segundo lugar reiterar que la crisis es sin duda moral, el detonante de todo lo que ocurre tiene su origen en la falta de valores humanos, nuestra personalidad está minada por los defectos morales que no hemos desarrollado en la medida esperada, hemos crecido intelectualmente pero tenemos un desequilibrio claro en la parte moral. El cambio y la transición podrían ser de otra manera más suave pero se preconiza que será forzosamente drástica llegado ciertos momentos, experiencias que hemos de vivir y que sin duda se nos quedarán grabadas a fuego para siempre en nuestro acervo espiritual positivo.
Por todo ello, no podemos acabar esta sección sin hacer hincapié en que es en la educación en donde podemos encontrar un bálsamo para que esta transición sea lo mejor posible para las nuevas generaciones que están llegando a la tierra a través de la reencarnación. Los nuevos espíritus que están llegando en su mayoría vienen con un gran compromiso y con una preparación moral y espiritual en consonancia con los tiempos que les ha tocado vivir, no obstante, la humanidad está viciada y contaminada por una serie de conductas y hábitos que no les ayudará en nada para realizar su labor y que afloren con toda su naturalidad los valores que llevan dentro, el materialismo y las tendencias egoístas ocupan tal predominancia en nuestra sociedad que suponen un obstáculo y nos obligan a realizar un mayor esfuerzo para no sucumbir en el terreno de las pruebas y experiencias que traemos.
Cuantos de nosotros regresamos a la patria espiritual con apenas haber cumplido en un porcentaje mínimo con aquello con lo que veníamos comprometidos, a pesar de los conocimientos que la doctrina nos reporta, y el bagaje a favor que podemos haber traído. Es muy difícil para un espíritu que se haya investido de la materia sacar a relucir lo que lleva dentro y conseguir plasmar y cumplir sus objetivos, si a eso le añadimos el factor en contra de los aspectos sociales que imperan en nuestro entorno, la dificultad es doble, es por ello que hemos de hacer un esfuerzo especial en la educación de nuestros hijos para facilitarles el camino a seguir, y quitarles del sendero todos aquellas piedras que pudieran perjudicarles en la difícil tares que se les ha encomendado, que no es otra que ser la base de la nueva sociedad en la que se ha levantar la nueva humanidad.
Con ello sin duda nos estaremos haciendo un favor también a nosotros mismos, pues al mismo tiempo que exigimos educación, respeto, y buen comportamiento a nuestros hijos en nosotros está el deber de darles el mejor ejemplo, de otro modo no lograremos transmitir la idea y llegar al corazón de nuestros hijos para que la semilla fructifique.
En la educación a los hijos, y el ejemplo de los padres y de los adultos en general, está la base de una nueva estructura social, que levantará a la humanidad a desarrollar los principios de amor, fraternidad y solidaridad tan nombrados y pretendidos pero que brillan por su ausencia aquí y ahora, asfixiados siempre por los interés particulares y de toda índole.
En apoyo de esta tesis, copio literalmente parte de una psicografía recibida hace algún tiempo en nuestro grupo, dice así:
“Si hermanos, la disciplina es las base de la formación del carácter y a veces debe llevar a los progenitores a tomar decisiones que van en contra de sus propios sentimientos paternos-filiales, pero que son necesarias para el beneficio de los espíritus que ahora son hijos y que han venido a progresar.
Y amor, porque el amor hermanos no es un sentimiento de permisividad o de relajación, antes al contrario, está basado en la justicia y en hacer las cosas bien, queriendo como el que más a los propios hijos pero adoptando las decisiones sobre su educación más convenientes y más acertadas, sin desmayo, sin comodidades y sin miedo a que sus hijos no entiendan las decisiones adoptadas.”
F. H. H.
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