«Y si esos días no fuesen abreviados, ningún hombre se salvaría; pero esos días serán abreviados en atención a los elegidos.”
(San Mateo, 24:15 a 22.)
Estas palabras deben hacer, cuando menos, despertar en nosotros una especie de incertidumbre, desasosiego o preocupación. Hemos de tener en cuenta que estamos tratando de desentrañar algunas de las frases dichas por el maestro Jesús, que quedan recogidas en el Nuevo Testamento. Este hecho no lo podemos pasar por alto, y por supuesto debemos de afrontar con seriedad que estas palabras, no las diría porque sí; sino por una razón concreta y específica.
El Maestro, no hablaba por hablar. Y aunque en muchas ocasiones utilizase parábolas o alegorías, hablando en sentido figurado,..; no siempre era así. El objetivo era llevar la luz y el entendimiento; unas veces para el presente, y otras, las más de las veces, con la mirada puesta en el porvenir. Dicho esto, no deberíamos de tomar el sentido de estas palabras a la ligera; sino tratando de hallar el significado oculto, velado; aquel que no se podía descifrar todavía, pero llegado el momento de su cumplimiento sí. Un significado del que, aunque no lo podamos desvelar al cien por cien, si pudiéramos acercarnos y hacernos una idea lo mas exacta posible.
Es por ello que pese a parecer una aventura arriesgada nos ponemos en este empeño con la máxima humildad y corriendo el riesgo de que efectivamente podamos errar en todo o en parte.
Las palabras que encabezan este artículo son, eso sí, claras y sencillas. Anuncian un estado de las cosas más bien alarmante y preocupante. Sin querer ser agoreros; ni pretender traer el pesimismo; no transmiten estas palabras un orden social de optimismo e ilusión; sino todo lo contrario.
No vemos más allá que nadie acerca del futuro; no lo podemos predecir; no, nosotros no; pero el Maestro sí. ¿Cuál sería la visión profética que le hizo pronunciar estas palabras? Palabras, que a mi juicio, no son parte del pasado, sino para cumplirse de aquí en adelante; son palabras ligadas al final de los tiempos, es un mensaje que encaja plenamente en una experiencia que corresponde a los momentos de cambio, de transición planetaria.
Anuncian si duda momentos difíciles, acontecimientos que se escapan a nuestro control, dificultades, sufrimientos, experiencias dolorosas, que incluso alcanzarán a los elegidos. ¿Quienes son los elegidos? Deben ser aquellos espíritus, que a lo largo de los siglos, han alcanzado un nivel mínimo de moralidad, acorde a los valores del Evangelio y a las enseñanzas de bien y de amor que Jesús nos indicó que habíamos de incorporar a nuestra alma. Pues hasta estos, los más evolucionados moralmente del planeta, corren el peligro de no ser salvos. ¿Salvos de qué? Esta es la pregunta.
Jesús hablaba al espíritu, no a la materia; hablaba a nuestro yo espiritual, y no se dirige a nadie en particular; Él, es el guía de la humanidad; por lo tanto, debemos enfocar esta materia como una cuestión general que nos atañe a todos los pobladores de la tierra en estos momentos. Está sin duda advirtiéndonos de los momentos de crisis espiritual que se puedan vivir una vez encarnados y que nos pueden sumir en el olvido y alejamiento de los propósitos que como espíritus comprometidos traemos a la tierra.
Para nosotros claro está, habla una vez más de la necesidad de un cambio de ciclo, necesario para que una parte de la humanidad pueda restablecerse de una vez por todas de todos los obstáculos y el sin fin de entorpecimientos que amenazan y destruyen el programa moral de los espíritus moradores en la tierra que quieren progresar dejando a un lado las debilidades de la materia y los defectos del espíritu. Por ello se deben abreviar los días de la tierra como planeta de expiación y prueba, mediante una selección espiritual, ha de llegar un momento en que se produzca un corte más o menos drástico.
Estando el mundo, su sociedad, tan materializada, impregnada por toda clase de imperfecciones, con tantos problemas tan acuciantes, y viendo que son muy, muy poquitos los que están dispuestos a poner de su parte, se hace necesario cortar de raíz; separar a los de la derecha y la izquierda del Cristo.
Como vemos todo está dicho, y muy bien explicado, Sólo nos queda a nosotros aceptarlo, comprenderlo, tener la suficiente humildad para entender que esta época tan determinante y difícil nos ha tocado a nosotros vivirla. Aunque nadie quiera estar aquí y vivirlo en su propia piel. Algunos dirán con tantos millones y millones de espíritus que nos encontramos como alumnos en la tierra, encarnados y desencarnados, y nos ha tenido que tocar a nosotros vivir los momentos proféticos del final de los tiempos. Pero este planteamiento no es del todo correcto, porque las difíciles experiencias de la transición planetaria nos toca vivirla a todos, a cada cual en el lugar donde se encuentre, pero a todos y cada uno de nosotros este hecho tan transcendental nos colocará en el lugar que nos corresponda, en virtud de los méritos realizados.
Ay de aquellos que no sepan interpretar que estamos siendo sometidos a un examen final, ay de aquellos que no hayan sabido aprovechar las diferentes existencias que se nos han ofrecido para ser convidados en el juicio final a participar de la nueva era, porque entonces no nos quedará otra que reajustarnos, transmigrando a otro planeta que nos recibirá para ofrecernos de nuevo las lecciones no asimiladas hasta ahora. Para todos ellos será el rechinar de dientes, porque ese planeta se encuentra en un grado de evolución similar al que estuvo la tierra hace miles de años y significa volver a repetir otra vez experiencias y sufrimientos que ya hemos vivido. Todo ello con el recuerdo y la nostalgia interior de haber perdido una oportunidad de oro.
¿A donde nos lleva todo esto?, a una reflexión necesaria. Hemos de estar preparados para que venga lo que venga nuestros valores deben quedar íntegros, fieles al Maestro, soportando todas las pruebas que nos puedan sobrevenir, además de servir de soporte y de ayuda a todos los que se encuentren a nuestro alrededor y que puedan necesitar de nuestro apoyo y esclarecimiento.
Cuando la debilidad es fuerte y las pruebas nos puedan sumir en el sufrimiento, cuando se ponen a prueba nuestros valores, cuando nuestra fe se pone al límite, es entonces cuando hemos de dar el do de pecho, sacar fuerzas de flaqueza y demostrar las enseñanzas y la fortaleza interna que hemos adquirido. No sabemos lo que el Padre tiene dispuesto para nosotros, pero sí sabemos que antes o después a todos se nos ponen pruebas y experiencias en el camino para que demostremos el progreso alcanzado.
Por lo que vamos entendiendo no parece que la transición planetaria, el cambio de ciclo o como queramos llamarle, vaya a ser fácil, que sea sólo cuestión de un proceso de tiempo y por generación espontánea las cosas vayan a ir arreglándose. Al menos lo que se desprende de las palabras de Jesús lo desmiente, o por lo menos nos pone sobre aviso, insisto, SI NO FUESEN ABREVIADOS AQUELLOS DÍAS NINGÚN HOMBRE SERÍA SALVO.
Si Jesús, como guía espiritual de la Tierra, con toda esta serie de palabras que manifiesta en el evangelio, no se estuviera refiriendo a los días previos al cambio de ciclo… ¿A qué entonces se puede estar refiriendo? ¿A qué otro momento de la Historia? ¿Si esa parte de la Historia ya ha pasado, cuál es? Y si tiene que llegar, no nos queda otro momento crucial, si no es, el cambio de ciclo.
Es lógico pensar que parte del mensaje Jesús lo reservara precisamente a transmitirnos señales y enseñanzas de lo que acontecería en esos días.
Por lo tanto lo mejor que podemos hacer es prepararnos para ese momento lo mejor que podamos, empezando por tratar de entender que en efecto los tiempos son llegados; sea que nos encontremos encarnados o desencarnados, eso da igual; aunque los más afectados seamos los que nos encontremos encarnados, por la oportunidad que tenemos de aprovechar esta existencia, cumpliendo con los objetivos trazados antes de nacer.
Creemos que los momentos que vienen a la Tierra no son de dulce, se aproximan tiempos difíciles, que pondrán a prueba hasta a los elegidos, no debemos pues confiarnos, no dejemos en el olvido las advertencias de Jesús y pongámonos en el trabajo de perfeccionamiento que no admite esperas, ya no hay tiempo de reserva.
La falta de conocimiento espiritual es bestial. Muchos de los llamados han desoído la voz. Al entrar en la materia y estar en contacto con el mundo, tal como está, se han dejado llevar por el materialismo y el estado de las cosas. Lo que desde el plano espiritual se ve muy claro, una vez aquí en la materia es difícil llevarlo a la práctica.
La vida tal como se está desarrollando no apunta a una mejoría de la humanidad, la situación analizada desde el punto de vista al que se someta, no augura una mejoría en ningún aspecto. Nombrar los aspectos económicos, sociales, el terrorismo, el medio ambiente, la inversión de los valores, el cambio climático, los agujeros en la capa de ozono, los disturbios constantes en todo el planeta, las guerras y conflictos que no cesan, así como analizar las políticas que se están emprendiendo en los diferentes países dominantes, no generan esperanza ni optimismo, sino todo lo contrario.
A todos los que se vean forzados por ley a abandonar el planeta, mediante la transmigración que se aproxima, por no haber adquirido los valores necesarios, se llevarán un recuerdo imborrable, ¡la pérdida de la oportunidad que tuvieron al alcance de su mano!
Que están encarnando en la tierra espíritus ya con un nivel que les permite formar parte de un mundo de regeneración es algo que está claro y que se puede percibir. Esto sin embargo no elimina las pruebas y acontecimientos que se tengan que vivir pues esto lamentablemente no soluciona el estado general de las cosas, No es suficiente, ya que una vez aquí, a pesar de sus buenos propósitos e intenciones, se diluyen en el cómputo global de los encarnados. Si analizamos nuestra sociedad, tal y como está, ellos por sí solos no pueden corregir los desvíos y el régimen de las cosas y de vida establecidos.
Son muchos los espíritus buenos que van encarnando paulatinamente, pero por las palabras de Jesús, se han de abreviar los días y dar lugar a un corte más o menos drástico que de comienzo a un nuevo orden y una nueva generación. Entonces sí, en ese nuevo ambiente, la ayuda y el ejemplo de estos espíritus preparados si se hará efectiva y notoria, serán la punta de lanza, aquella que marque las pautas de un nuevo orden social para una nueva humanidad.
Mientras tanto pensar otra cosa parece que es misión imposible.
Fermín Hernández Hernández
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