PROYECTOS DE FUTURO
Desde la Unión y el Afecto
Todo proyecto o empresa que quiera convertirse en epopeya, digno de ser recordado y tomado como ejemplo, ha de reunir una serie de requisitos de difícil consecución. Por ello son tan esporádicos los grandes eventos dignos de servir como modelo a lo largo de la historia; sobre todo cuando hablamos de obras de bien que sirven de paradigma a toda la sociedad y la historia de la humanidad.
Además de la valentía de los encargados de llevarlo a cabo, es precisa la unión de objetivos y esfuerzos comunes que empujen siempre en la misma dirección. También una buena dosis de fe en las posibilidades de alcanzar la meta, este es un elemento esencial del éxito de la empresa a desarrollar.
Cuando un evento de orden ético-moral trasciende las épocas de la historia es, sin duda, porque en la mayoría de los casos, cuenta con el apoyo de los planos superiores por un lado, y por otro, por la materia prima necesaria en la tierra que lo pueda llevar a efecto; es decir, las personas encargadas de tal misión.
Nuestro escaso conocimiento de las fuerzas superiores y las jerarquías espirituales que rigen el proceso evolutivo de los mundos; no nos permiten vislumbrar la extraordinaria planificación que se efectúa por los mentores de las humanidades, a fin de potenciar, amplificar y desarrollar sin fin las causas que ayuden a evolucionar a las humanidades en los planetas en que viven sus experiencias.
Entre los muchos elementos que sirven de apoyo a esta planificación espiritual, uno de los elementos más insignificantes, pero no por ello menos importantes, son los compromisos y misiones particulares de multitud de espíritus en la tierra que, agrupados en organizaciones de bien y ayuda al prójimo, se desvelan por trabajar en la consecución de sus objetivos y compromisos espirituales.
Todas estas personas, además de favorecerse así mismos renunciando a su egoísmo al entregar su vida al servicio del prójimo, ayudan a esta planificación de la que hablamos, siendo receptores de las intuiciones, fuerzas y apoyos que el mundo espiritual superior, al servicio del gobernador espiritual del planeta, envía continuamente a la tierra.
Los grupos que se manejan en este terreno son ellos mismos responsables de sus éxitos y sus fracasos; y cuando se aplican en la corrección personal de sus debilidades personales, alcanzando la humildad y docilidad necesaria, abren el canal de las vibraciones más puras del amor, lo que les permite conectar, por ley de sintonía y vibración, con esos planos de luz y de amor, a fin de dejarse conducir por la inspiración preclara de los arquitectos de mundos encargados de potenciar el progreso de las humanidades.
La historia y la ciencia nos demuestran ya, de continuo, que han sido muchas las humanidades y civilizaciones que han poblado la tierra a lo largo de los siglos. De muchas de ellas apenas tenemos referencias; Atlántida, Lemuria, etc. De otras, las referencias se pierden en la noche de los tiempos. Lo cierto y verdad es que desde hace más de 50.000 años, la evolución y el progreso de las civilizaciones de la tierra han sido constantes.
En esta épica de la raza humana en el planeta tierra, se han producido profundas transformaciones y ejemplos de sociedades empujadas por la fuerza poderosa de la ley de evolución, apoyada por los mentores espirituales que, unas veces encarnados y otras desde el espacio, han inspirado a los hombres en su ascenso evolutivo. ¿Cuantos mesías, profetas, prohombres y seres de elevada inspiración han servido de guía y modelo? Muchos. Sabemos de diferentes venidas del Cristo planetario en diversas civilizaciones; encarnando varias personalidades como Rama, Orfeo, Brama, Antulio, Jesús, etc.
Pero también muchas instituciones y organizaciones humanas que han ayudado al progreso de la sociedad con sus realizaciones ejemplares; colaborando en el avance del bien y de los valores más profundos del ser humano. Siendo sus integrantes servidores de los demás, colaborando en el progreso de las sociedades donde han ejercido sus tareas.
Esto que parece tan fácil, es más complejo en principio, por parte de los componentes de los grupos; ya que no basta el conocimiento y la humildad; es preciso igualmente la unión entre todos sus componentes y el afecto que emana de la fraternidad sincera cuando las intenciones se forjan en sólo dos principios: la regeneración moral personal y la ayuda desinteresada hacia el prójimo.
Hemos de saber que, nuestras capacidades espirituales son ilimitadas si adoptamos la actitud adecuada, si luchamos por lo que creemos con ahínco y con fe y si vamos superando junto a nuestros compañeros las dificultades y adversidades que la vida nos presenta con alegría y amor. Es entonces cuando alcanzamos la sintonía y vibración necesaria que se potencia hasta el infinito entre todos los componentes del grupo. Y es entonces cuando cualquier reto se vuelve probable de alcanzar; cualquier empresa, por difícil que parezca, se halla a nuestro alcance.
Poco importa aquí la cantidad; lo que importa es la calidad, la sintonía y la afinidad en trabajo personal y objetivos por parte de todos los miembros de la institución. A veces creemos que, todo lo bueno que acontece en cualquier grupo de índole espiritual, se debe a nuestro buen hacer; nada más lejos de la realidad.
Nosotros somos la argamasa, la tierra en la que ha de sustentarse el edificio; pero el arquitecto, los cimientos, los pilares y el resultado final no es cosa nuestra. Nos viene dado; e incluso recibimos las ideas sobre cómo ejecutar esa obra grandiosa creyendo que son nuestras, cuando la realidad es que nos las inspiran de lo alto, al comprobar que nos encontramos en el camino cierto por nuestro esfuerzo y primer acto de voluntad.
Perseveremos pues en la unión y el afecto entre los miembros del grupo, centro o institución. Potenciemos la confianza y la auténtica fraternidad; desarrollemos la sencillez, la humildad y la sinceridad en nuestras relaciones con los compañeros; y, si nuestro ideal es de bien y amor al prójimo, el éxito está asegurado.
La planificación se ejecuta con asombrosa perfección y equilibrio, al comprobar los planos superiores que, la armonía y la identificación de los objetivos es total en el grupo. Al certificar con total precisión que existen los caminos y accesos necesarios para que la luz y claridad de las esferas superiores lleguen nítidas y fidedignas, para poder cumplir con la epopeya espiritual a la que todos estamos llamados en nuestros grupos e instituciones.
A. LL.F.
© Grupo Villena 2014
«El trabajo y la lucha llaman siempre a los mejores.»
Séneca. Filosofo Año 1 A.C.