Debemos elevarnos sobre el materialismo asfixiante que nos rodea, y lograr que nuestro espíritu vibre en una tónica más sutil. Y aun cuando las necesidades de nuestra vida humana presente, absorben la mayor parte de nuestro tiempo, llevemos a un segundo plano el aspecto material de nuestra vida (sin desatender nuestras obligaciones), si queremos avanzar, si queremos cumplir el verdadero objeto de la Vida, que es avance, progreso, evolución espiritual hacia estados de conciencia de una mayor felicidad. Los bienes materiales jamás satisfarán las ansias de nuestro espíritu.
Objeto de la vida humana.-
Más de una vez hemos escuchado a alguien preguntar:
¿Cuál es el objeto de la vida?
¿A qué hemos venido a este mundo?
El verdadero objeto de la vida humana, es el progreso espiritual en sus diversos aspectos, según la necesidad evolutiva de cada cual. Y hemos venido a este mundo porque es el que nos corresponde por ley. Y estamos en este mundo, no para comer, dormir y divertirnos, como a algunos poco evolucionados les parece; sino para perfeccionarnos; no para continuar siendo lo que éramos o lo que somos, sino para ir acercándonos hacia lo que debemos ser.
La ciencia espiritual sostiene que, el objeto de las vidas humanas es progresar, evolucionar, para seguir ascendiendo en la escala de los mundos, hacia la meta, que es la perfección. Adquirir experiencias, conocimientos y desarrollar la inteligencia, fortalecer el Espíritu y sutilizar el alma, elminando las imperfecciones; a fin de que, al final de esa jornada humana, volvamos al mundo espiritual, que es a donde pertenecemos, enriquecidos con un mayor progreso.
Y todo esto, ¿acaso se adquiere llevando una vida de vicios, comodismo o aislamiento? NO. Es en la lucha de la vida humana, venciendo tentaciones y dificultades; es por medio de la acción realizada, por medio del esfuerzo constante como desarrollamos las facultades contenidas en la esencia de Vida recibida de la Divinidad Creadora y nos hacemos fuertes y
grandes. Cierto es que toda ascensión requiere esfuerzo; pero, cierto es también que, en cada uno de nosotros existen recursos y fuerzas internas que desconocemos, y que puestas en acción, pueden llevarnos a las grandes realizaciones. NO LO OLVIDEMOS.
Objeto de la vida por: Sebastián de Arauco