MISIÓN DEL ESPIRITU PROTECTOR

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   Al tratar el tema de la mediumnidad se hace necesario hablar, cómo no, del espíritu protector puesto que no podría existir la mediumnidad sin la ayuda y colaboración que ejercen estas entidades. 
 
   Para tener una visión clara de la misión que realiza el espíritu protector podemos dividirla en varios apartados: 
– La que presta en el espacio, antes de encarnar el futuro médium, ayudándole en su preparación. 
 
– Acompañándole una vez ya encarnado desde una edad anterior al desarrollo de la facultad. 
 
– Efectuar el desarrollo de la facultad mediúmnica. 
 
– Ayudarle a recordar el compromiso adquirido. 
 
– Protegerle de entidades burlonas y engañosas. 
 
– Realizar el trabajo de intercambio mediúmnico. 
 
– Avisarle en caso de que no esté moralmente bien orientado y peligre el cumplimiento de su misión. 
   En primer lugar, estos espíritus en cooperación con otros que son especialistas en esta materia son quienes llevan a cabo el desarrollo de las facultades mediúmnicas. Por lo tanto, podemos considerar la gran importancia que tiene el trabajo realizado por ambos espíritus que son los verdaderos artífices de todo el proceso de desarrollo de la facultad. 
 
   Esta parte de trabajo, anterior a la puesta en práctica de la facultad mediúmnica, es tanto o más difícil de realizar que aquel que lleva a cabo después, y en muchas ocasiones no se le da la importancia que tiene, pues en lugar de darle facilidades para que este hermano realice su trabajo, si bien por desconocimiento muchas veces, se le pone grandes dificultades, por lo cual tiene que realizar ese desarrollo en circunstancias más desfavorables y adversas. 
 
   Con esto hemos de tener claro que la misión que cumple el espíritu protector comienza mucho antes de estar terminada la facultad mediúmnica y en algunos casos empieza su trabajo en el espacio antes de que el futuro médium encarne. Es allí, en el plano espiritual, donde se va cimentando y forjando el espíritu encarnante el proyecto de venir provisto de una facultad espiritual y ya desde esa dimensión el espíritu protector puede ir acompañándole y haciéndole consciente de la preparación que ha de conseguir, puesto que de ello puede depender el principio del éxito a alcanzar por el médium, y esto es un logro en el que el protector pone todo su empeño entusiasmado por ayudar a un alma amiga o bien a un espíritu endeudado con la ley en su progreso. 
 
   De este modo, ambos espíritus van conociéndose, adaptándose y comienzan a estar acostumbrados a trabajar en común, y si entre ambos ya existe una afinidad espiritual previa, establecida en otras existencias les será más fácil efectuar el trabajo al que se comprometieron en la Tierra. 
 
   Otra faceta, también importante, que cumple es la ayuda que presta al médium ya encarnado para que recuerde la misión que ha traído con su facultad. Es lógico que así sea pues es fácil reconocer que aunque el médium venga ya desde el espacio, antes de encarnar, comprometido con una facultad, cuando toma materia pierde el recuerdo del compromiso que trae, aunque como espíritu siente en su fuero interno que hay algo que tiene que hacer. 
 
   Esto explica porqué hay personas que no pueden estar tranquilas, pues viven una sensación íntima que no saben descifrar con precisión, sin embargo se sienten presionadas a buscar algo porque no se sienten satisfechas. Este estado interior es generado por su propio espíritu que le transmite la responsabilidad que tiene con respecto a la labor mediúmnica. 
 
   Es ahí donde presta también un gran apoyo el protector que va intuyendo y orientando al médium para que busque una buena fuente donde le instruyan y le ofrezcan un apoyo para el buen cumplimiento de todo lo que tiene asignado, y si la persona pone de su parte y actúa con buena voluntad sin duda encontrará esa luz que necesita guiado como está por su protector. 
 
   La misión del espíritu protector consiste más en conseguir que el médium lleve una vida correcta y de acuerdo a las leyes espirituales, que otra cosa, porque con esto se logra el fin que todo espíritu trae a la Tierra: su perfeccionamiento espiritual, tanto si ha venido con la facultad como expiación para pagar sus deudas o como prueba. 
 
   Para el espíritu protector, realizar la parte de su trabajo es lo más sencillo, porque tiene la fuerza y la ayuda de Dios y de los espíritus superiores que colaborarán con él en todo cuanto necesite, y porque está haciendo una misión para la cual está preparado, pero muchas veces lo más difícil es precisamente conseguir que el médium se oriente y ponga en práctica los conocimientos morales que las grandes doctrinas espiritualistas nos enseñan. 
 
   La misión que, como podemos apreciar, tiene el espíritu protector es muy amplia y no se limita como a priori se puede pensar en «proteger al médium», puesto que en ello quien más cuidado ha de poner es el propio médium, quien tiene que adoptar una actitud y conducta moral intachables para «aislarse» de entidades espiri­tuales poco deseables. Si el médium, que es el primer interesado en no verse entorpecido e influenciado por estas entidades, pone remedio a esto a través de su moralidad, atraerá por simpatía espíritus buenos que le ayudarán, y su protector podrá tomar tal fuerza y tal control de su mediumnidad, que el éxito estará asegurado para que el médium no se vea en ningún momento afectado y engañado por entidades de baja elevación, las cuales se aferran a las imperfecciones con tanta maestría que logran hacer creer al médium que ellos son los protectores, con lo que estos quedan completamente fuera de lugar. 
 
   Por esta razón, el espíritu protector, hará todo cuando esté a su alcance para que con los medios que cuenta intuya e inspire al médium a que se encamine correctamente, para que cuando su comportamiento no sea el más adecuado sea consciente y pueda corregirse. 
 
   El espíritu protector tiene el permiso de Dios para que cuando el médium se encuentre muy desviado de ese comportamiento y por consiguiente del objeto de su misión, le advierta de un modo especial y drástico como aviso de que está saliéndose peligrosamente del objeto de su existencia, para que no tenga más remedio que reconocer sus errores y esté a tiempo de volver a encauzarse para cumplir con su misión. 
 
   Este aviso especial que puede darle el espíritu protector al médium puede hacerlo hasta en tres ocasiones, y si agotadas estas tres oportunidades el médium se obstina en seguir con su forma de proceder, viendo que no está en condiciones de realizar un trabajo espiritual, el protector se apartará de este médium dejando de realizar la parte de trabajo que tenía asignado. 
 
   Es necesario señalar que si bien el protector, en el caso citado anteriormente, puede apartarse del médium y dejar de realizar su misión, no por ello abandona al médium, sigue con él, para que más adelante no pueda alegar que quedó abandonado y se excuse de responsabilidades. El protector sigue con él durante toda la existencia, pero no realiza sus funciones como tal porque no puede permitir que una mediumnidad sin moralidad, sin responsabilidad y sin deseos de progreso espiritual pueda hacer un trabajo en conjunción con él. 
 
   En definitiva, venir con una facultad mediúmnica, de cualquier tipología, supone bajar a la Tierra con innumerables ventajas para progresar, pues además de la ayuda del espíritu guía contamos con la ayuda del espíritu protector, que supone estar al lado de un amigo entrañable que quiere lo mejor para nosotros, que sabe lo mucho que significa para el médium cumplir con su misión y lo que con ello está arriesgando de cara a su futuro como espíritu. 
 
   Aprovechemos esta gran oportunidad que se nos brinda y el sacrifico que realizan estos espíritus para estar a nuestro lado, con la seguridad de que estaremos forjando, además de un venturoso horizonte espiritual para nuestra evolución, quizás la eterna simpatía y amistad de un espíritu amigo para todos los momentos en que necesitemos ayuda espiritual.
F.H.H.
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