MISIONES ESPECIALES

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  El grado de evolución de un espíritu es el factor determinante para ajustar la misión que éste ha de traer cuando encarna en una materia y se dispone a realizar un trabajo en una existencia.
 
  Dios concede a cada espíritu una misión que esté al alcance de sus posibilidades para poder cumplirla y de ese modo vaya pro­gresando incesantemente. No obstante, si un espíritu carece de experiencia en cuanto a la misión que viene a realizar puede torpear una vez encarnado en su materia y por consiguiente fallar o no llevar a cabo en toda su dimensión dicho cumplimiento.
 
  También puede fallar un espíritu por no dominar bien su materia y dejarse llevar por las tendencias de la misma ante las pruebas que la propia vida le va deparando.
 
  La materia es pues un obstáculo importante para el espíritu ya que puede frenarle mucho en su intento de llevar a cabo una misión y puede también desviarle de su camino al oscurecerle la visión de lo que ha venido ha realizar.
 
  La fortaleza de espíritu, la predis­posición hacia el trabajo y la espiritualidad en definitiva, son la tabla de salvación a la cual hemos de asirnos para no sucumbir ante las pruebas y las dificultades que surgen en nuestro camino y lograr no perder nunca la conciencia, la fe y la intuición de lo que hemos venido a hacer.
 
  Hay espíritus que vienen a la tierra con misiones importantes que cumplir, misiones muy bien trazadas y planificadas desde el plano espiritual que están al alcance de dichos espíritus poder cumplirlas, pero si fallan en algunos de los aspectos citados anteriormente pueden desorientarse y llevar al traste todo lo que habían prometido.
 
  Estas son misiones netamente espiri­tuales, con un alto grado de compromiso personal, son misiones de tales caracte­rísticas que incluso el libre albedrío del espíritu puede verse limitado, ya que está obligado a ceñirse muy adecuadamente al compromiso que trae con su misión. Para lograr esto, ha de estar muy bien sintonizado con el plano espiritual positivo y seguir el camino que éste por medio de intuición, de comunicaciones, etc., le vaya marcando. Este camino será rebosante de espiritualidad, de ayuda al prójimo, de humildad, de clarificar las ideas a las gentes, por resumirlo: un camino de entrega y sacrificio que ha de llevarle a mejorar día a día su conducta y a estar en las mejores condiciones para servir de puente del plano espiritual.
 
  A algunos espíritus, a la mayoría por ser más claros, nos cuesta alcanzar ese grado de dominio de nuestra materia y coger esa sintonía con el plano espiritual positivo, esto nos ocurre porque venimos a conseguir entre otras cosas el equilibrio que nos falta, tenemos los materiales pero nos falta llevar a cabo la obra.
 
  Pero hay ya espíritus que son verdaderos expertos en realizar misiones de este tipo. Espíritus que son verdaderos especialistas en cumplir con los importantes objetivos que el Padre por Ley de Evolución tiene destinado para un planeta. A estos espíritus, por su categoría, se les conoce por el nombre de «Peregrinos del Sacrificio», puesto que se ofrecen voluntariamente venir a un planeta para hacer una misión de tales características que sólo espíritus de su talla, de su elevación moral, pueden cumplir con total garantía de éxito, con la gran ventaja de que logran no sólo realizar su misión, sino ayudar a que muchos otros que vienen amparados en él y unidos en una misma misión conjunta, puedan también cumplirla gracias a la guía, la orientación y los conocimientos que de éste reciben.
 
  Por supuesto, que para poder cumplir una misión de tal envergadura, que tiene un alcance de carácter mundial, estos espíritus traen junto a su fuerza personal, facultades espirituales innatas excepcionales, que le ponen en una comunicación fiel y limpia con el plano espiritual positivo, que le llevan a conocer de tal modo toda la parte negativa que hay en el planeta que es prácticamente imposible que se pueda ver engañado o enmarañado por las fuerzas inferiores del bajo astral, las cuales constituyen un auténtico problema para muchos otros que no teniendo dicha categoría espiritual, ni moral, sí pueden verse con auténticas filtraciones de estas entidades que les desbordan y les llevan al fracaso de su cometido.
 
  Para estos espíritus, aunque venir a realizar una misión así. saben que es muy fuerte y de mucho trabajo -pues tienen que luchar en una humanidad donde reinan valores más negativos que positivos-, es también una satisfacción, pues disfrutan al contemplar el modo que tiene el Padre de que sus planes lleguen a feliz término, y se entusiasman al observar el trabajo que los espíritus desenvuelven desde el espacio para que esto sea así, así como por la buena acogida que muchísimos espíritus encarnados le dan al saberse que están siendo ayudados por un espíritu muy especial que ha venido voluntario a tenderle una mano. Es una maquinaria en la que todas sus piezas son importantes si saben cumplir bien su función.
 
  Su única tristeza es comprobar que muchos otros se van quedando detrás en el camino, que abandonan su misión dejando el trabajo a medias, todo por culpa de su falta de conciencia y por no haber sabido mantener la orientación espiritual que nos va marcando el camino a seguir; esta pérdida de orien­tación puede llevar a confundir de tal modo que convierte los defectos en virtudes y es entonces cuando se produce el contacto con las fuerzas negativas del planeta y por aña­didura la imposibilidad de llevar a cabo la misión dentro de los cauces que Dios precisa.
 
  Son espíritus que han adquirido ya tal grado de espiritualidad, de perfección en muchas virtudes que sólo desean llevar a feliz término la misión que el Padre les ha encomendado, y que para ello no regatean esfuerzos para vencer todas las dificultades que se le presenten y que igualmente no dudan en sacrificarse en todo aquello que pueda molestarle en su camino.
 
 Son espíritus que no quieren nada para ellos, que sólo se complacen en el bien de la humanidad, pues han venido para eso, no tienen ni una pizca de egoísmo en su corazón, ni orgullo, ni vanidad. De ellos depende que una misión llegue a realizarse o no, y eso para ellos es lo más importante en su vida y ponen el cumplimiento de esta misión por encima de las cosas terrenas, no existiendo ninguna ligadura humana que pueda hacerle flaquear y fracasar en su misión.
 
  Por estas razones el Padre confía plenamente en ellos, porque sabe hasta que punto son capaces de renunciar a sí mismos y sacrificarse por los demás, porque sabe que su espíritu está limpio de impurezas y de maldad, porque son fieles, humildes y con un gran espíritu de amor hacia sus semejantes.
 
  Por todo ello, el Padre los envía a la tierra para el cumplimiento de las empresas más difíciles y más importantes, seguro de que van a triunfar a pesar de todas las dificultades que los humanos podamos poner­les, porque no vienen solos, porque al igual que ellos representan un alto grado de evolución espiritual en la tierra, su protector, aquel que le acompaña y que tiene el encargo de Dios de que esa misión se cumpla, es también un espíritu excepcional en el espacio, verdadero ángel de Dios que sabe muy bien como han de conducir a su protegido y librarle de todos los males que puedan interferir en la misión que ambos han traído.
 
 
 
F.H.H.
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