Vamos a comenzar relatando el caso espectacular del neuropatólogo soviético George Rodonaia. En 1976 sufrió un accidente de coche y fue declarado muerto. Lo dejaron durante “tres días” en el depósito de cadáveres hasta el momento en que un
médico le práctico una incisión en el abdomen para practicarle la autopsia, en ese momento empezó a tiritar, tras lo cual fue trasladado rápidamente a un hospital donde se recuperó pasados algunos meses. Había sido hasta ese momento ateo declarado y tras dicha experiencia, en la cual narra una serie de vivencias desde el otro lado, cambió completamente su percepción de la vida y del Mas Allá. Falleció en octubre del año 2004.
médico le práctico una incisión en el abdomen para practicarle la autopsia, en ese momento empezó a tiritar, tras lo cual fue trasladado rápidamente a un hospital donde se recuperó pasados algunos meses. Había sido hasta ese momento ateo declarado y tras dicha experiencia, en la cual narra una serie de vivencias desde el otro lado, cambió completamente su percepción de la vida y del Mas Allá. Falleció en octubre del año 2004.
Este caso tan espectacular como muchos otros posteriores, nos demuestran que no hemos avanzado lo suficiente como para tener una seguridad total sobre el momento de la muerte. Tenemos la aportación innegable de los avances científicos que sobre todo estas últimas décadas le han dado un impulso extraordinario a la medicina, no obstante existen elementos de carácter espiritual que son decisivos, pero no ponderables por la ciencia ortodoxa actual.
Empezaremos diciendo que el ser humano está compuesto por varios elementos, básicamente tres: Cuerpo biológico, periespíritu y el alma.
El cuerpo humano es lo visible y conocido por todos; por otro lado está el espíritu o alma, también llamado consciencia, que se manifiesta a través del vehículo material, sin embargo hay que constatar que su manifestación no puede ser directa, necesita de un cuerpo intermedio, semi-material que permita su manifestación. Su forma es muy semejante al cuerpo físico pero como decimos es semi-material. El espíritu no se encuentra dentro del cuerpo como en una jaula, irradia y tiene una cierta autonomía, pero mientras está encarnado se encuentra unido por el denominado CORDON DE PLATA. Este elemento es fundamental, puesto que mientras ese cordón que une cuerpo con espíritu no se rompe “la muerte no es real, no se ha producido”, o lo que es lo mismo, el espíritu no se libera totalmente y sigue unido a la materia aunque el corazón haya dejado de latir o el electroencefalograma marque nula actividad.
No podemos pasar por alto lo que se denomina como “memoria trasplantada”. Este es un fenómeno que está desconcertando a la comunidad científica. Se trata de casos sobre pensamientos y sentimientos transferidos, por así decirlo, del donante al paciente trasplantado, trasladando por medio de ese órgano, generalmente el corazón, parte de la idiosincrasia del donante. Lo cual supone una prueba de que cuerpo y espíritu interaccionan.
El mes pasado hablábamos de procesos. La muerte es un proceso que requiere de tiempo, varía de unos casos a otros, a veces de una manera muy grande, no obstante el mínimo requerido es el de tres días. Por cierto, esto es algo respetado, asumido y aceptado en otras culturas y religiones. Pues bien, ese es el periodo que necesita el espíritu para realizar, por decirlo así, una asimilación de experiencias, un trasvase de información muy importante para el futuro del espíritu, que empieza una nueva etapa en su evolución. Si este proceso tan delicado se altera antes de tiempo por manipulación del cuerpo, el espíritu se puede encontrar con una perturbación muy grave pues el espíritu va a “notar y sufrir” cualquier alteración, y le va a traer consecuencias negativas para su futuro.
En todos los casos va a jugar un papel fundamental el nivel evolutivo del ser. Es decir, que cuanto mayor sea la espiritualidad de la persona, los lazos con el cuerpo se desprenderán con mayor celeridad. Concretamente, si se da la circunstancia de una extracción de órganos a personas espiritualmente bastante avanzadas, la Asistencia Espiritual Superior interviene para separarlos rápidamente del cuerpo y que el espíritu no sufra lo más mínimo. Por otra parte, aquellos que han estado pegados a los vicios y pasiones su desprendimiento será más lento y costoso.
Consideramos que estas valoraciones pueden chocar con las creencias o la conciencia de muchos. Respetamos todas las opiniones y decisiones que libremente cada cual desee tomar, tampoco pretendemos infundir miedo, pero sería una falta de responsabilidad grave por nuestra parte omitir unas informaciones recibidas por distintos medios. Por un lado, las “experiencias cercanas a la muerte”, ampliamente investigadas y estudiadas, en las que los pacientes perciben lo que ocurre en su entorno, visto desde fuera del cuerpo pero vinculado a él. Y también a través de la aportación del fenómeno de la mediumnidad; (la capacidad de percibir la realidad extra física). Personas serias, con distintas facultades mediumnicas y que nos van aportando informaciones sobre esa realidad insoslayable.
También distintas filosofías, como es la espírita nos aporta informaciones como recoge la obra “El Libro de los Espíritus” parágrafo 155a.- “El alma se libera gradualmente y no se escapa como el pájaro cautivo que gana de súbito la libertad. Esos dos estados se tocan y se confunden; así el Espíritu se libera poco a poco de sus lazos, que se desatan y no se rompen.”; también en el parágrafo 157.- “Con frecuencia el alma siente como se desatan los lazos que la unen al cuerpo, y entonces hace todos los esfuerzos en romperlos completamente. Separada ya en parte de la materia, ve el futuro descorrerse ante ella y se alegra, por anticipado de la situación de Espíritu.”
Por desgracia, todavía no existen los avances científicos que permitan la extracción de los órganos pasados esos tres días, pero por otro lado, existen en la actualidad progresos muy significativos en bioingeniería y nanotecnología aplicados en medicina, que están permitiendo el trasplante de órganos artificiales, como los realizados recientemente por científicos en Suecia. Se trata de un trasplante de una tráquea artificial germinada por las propias células madre del paciente. Un joven estadounidense de 30 años, tenía un tumor en la tráquea en etapas avanzadas que había sido clasificado como inoperable. En la actualidad se recupera favorablemente. Y esto es sólo el principio.
El mes pasado hablábamos también de la “donación de órganos en vida”. En estos casos, el deterioro que sufre tanto el cuerpo físico como los cuerpos intermedios (periespíritu, etc.); se recuperan y equilibran en corto espacio de tiempo y no entraña riesgo alguno para el devenir del espíritu.
Por último, debemos considerar con amplitud el sentido de la vida. Qué función cumple tanto la salud como la enfermedad y si esta última nos puede aportar alguna enseñanza importante. También comprender la muerte, no como un final sino como el principio de algo diferente que nos libera y traslada a otra dimensión esperanzadora, como nos transmiten los seres que, “temporalmente” han estado allí mientras los cirujanos trataban de recuperar su vida física.
Comprender también el poderoso valor del pensamiento positivo. Está demostrado que una vida mental y emocionalmente equilibrada, luchando contra los defectos morales: orgullo, egoísmo, resentimiento, odio, etc. Sustituyendo esas taras por amor, comprensión, perdón y altruismo; influyen poderosamente sobre las células sanas vigorizándolas y también sobre las que están enfermas regenerándolas hasta conseguir muchas veces la curación plena, casi milagrosa. Se trata de un ejercicio mental saludable, y recomendado cada vez más por los especialistas que lo han podido corroborar.
Por lo tanto, debemos perder el miedo a la muerte. Hemos de investigar para aclarar todas aquellas dudas que tengamos al respecto, y de ese modo, a la hora de tomar una decisión, sea la que en pleno conocimiento y en conciencia, consideremos que es lo mejor tanto para nosotros como para los demás.
J.M.M.C.
© Grupo Villena 2013