UN TIEMPO NUEVO

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Un tiempo nuevo

TRANSICIÓN PLANETARIA

«La Evolución Material de los mundos y la Evolución Espiritual de las almas son paralelas, concordantes y se explican la una por la otra»

Pitágoras, Filósofo s.IV a.C.

Nuestro mundo actual se encuentra en una etapa de transición por la que pasan todos los planetas. De un Mundo de Expiación a otro de Regeneración. Se trata de una etapa convulsa y de grandes transformaciones para las Humanidades que la sufren, ya que en los Mundos de Expiación y Prueba los espíritus no están seleccionados todavía. Es más, los hay muy desarrollados, nobles y buenos, y otros muy primitivos. Esta última categoría hace que algunos no tengan intención de progresar y persistan en el mal y en la recreación de sus tendencias más negativas de odio, violencia, egoísmo, así como en las inclinaciones de su naturaleza inferior.

Las Leyes que rigen la Evolución no se ven afectadas por el factor tiempo sino por la Justicia y el Amor; parámetros absolutos que afectan al ser humano, los entienda éste o no. Así pues, en una etapa de transición como la que vive el planeta es precisa una selección de aquellos que por su “libre albedrío” han escogido el camino del bien y del progreso de aquellos otros que, también por su “libre albedrío” han optado por lo contrario.

Por este motivo, la Tierra, que pasa de un estadio evolutivo a otro superior como es un Mundo de Regeneración, no puede ya albergar espíritus de baja condición para su desarrollo. Este hecho, perfectamente planificado en la evolución de los planetas y que todos efectúan antes o después, supone varios cambios para la Humanidad que habita este planeta.

En primer lugar, los espíritus no preparados para formar parte de la Nueva Humanidad serán desalojados paulatinamente del planeta. Este desalojo ya se está produciendo en los planos espirituales que rodean la Tierra, desde donde están siendo trasladados multitud de espíritus de muy baja condición evolutiva que son llevados a un planeta inferior, tal y como estaba la Tierra hace millones de años. Un mundo primitivo donde tendrán la oportunidad de progresar y corregir aquellas actitudes contrarias a la Ley de Evolución y  la Ley del Amor.

Allí, mezclados con los espíritus autóctonos de ese planeta primitivo, serán los primeros de la clase y ayudarán a otros espíritus, recién iniciados en la senda del progreso, recordando con vívida intuición y nostalgia la oportunidad perdida, al haber vivido en mundos más evolucionados del que habitan en ese momento. Es el “rechinar de dientes” del que habla el Nuevo Testamento.

Pero la inconmensurable misericordia divina les ofrecerá la oportunidad de su redención ayudando a otros más atrasados, aportando sus cualidades intelectuales, los conocimientos y avances de un mundo superior que ya conocieron porque vivieron en él. Serán los avanzados de la época, aquellos que, si se encaminan por el sendero recto, pronto regresaran a su auténtica patria espiritual: el planeta del que nunca debieron partir.

En segundo lugar; todos aquellos que vienen desencarnando en condiciones morales deplorables, por maldad, perversión, obstinación en el mal, rebeldía, egoísmo exacerbado, etc., van siendo también trasladados a ese nuevo mundo, a fin de que no perturben más la atmósfera psíquica del planeta ni influencien con sus actitudes a aquellos que desean transformarse hacia el bien. Allí reencarnarán de nuevo y tendrán oportunidad de expiar sus faltas y progresar mediante el dolor o el amor.

En tercer lugar: Desde hace pocas décadas vienen reencarnando en la Tierra espíritus procedentes de otros planetas más avanzados que el nuestro; espíritus de moral contrastada que, sabedores del cambio que se aproxima a la Tierra, han solicitado colaborar, ayudar. Vienen con el fin de ofrecer ejemplo y desarrollo con sus cualidades morales e intelectuales. Hay otros preparándose para reencarnar y formar parte de la primera generación que poblará la Tierra, una vez se haya producido la transición a Mundo de Regeneración.

Estas tres primeras cuestiones se enmarcan en la regla de las Emigraciones e Inmigraciones de los Espíritus por todo el Universo y en distintos planetas; siempre acorde a sus necesidades evolutivas de progreso y perfeccionamiento. Esto permite las renovaciones de la población espiritual de los planetas, adelantando con ello el progreso moral, social e intelectual de los mundos habitados. (*) Ver Cap. XI del Génesis de Allán Kardec.

En cuarto lugar: Muchos espíritus que ya vivieron en este planeta y destacaron por sus vidas de ejemplo y sacrificio, de entrega a la humanidad, a la ciencia, a la cultura, a la espiritualidad, al avance de la sociedad, vuelven de nuevo en estos tiempos; reencarnan como misioneros comprometidos con su prójimo, con su planeta, en el que desenvolvieron sus talentos intelectuales y morales, contagiando de progreso, de esperanza y optimismo el futuro que nos aguarda.

Todos ellos forman parte de la planificación estudiada y que viene materializándose desde hace siglos. Al frente de la misma está el “gobernador espiritual de la Tierra», que no es otro que el maestro Jesús, que ya advirtió de los momentos de cambio y transición que se avecinan.

Con este esbozo del cambio de etapa de un planeta a otro podemos hacernos una idea de lo que le espera al espíritu humano en su avance evolutivo. Felicidad y perfección son el objeto del Plan Divino cuando el hombre es creado, pero aquí no existen privilegios, arbitrariedades, prebendas ni atajos. Sólo el mérito, sólo el esfuerzo de avanzar en el amor y en la corrección de nuestras debilidades e imperfecciones nos eleva y nos acerca al autentico objetivo del hombre en la tierra: El Progreso Espiritual.

Un tiempo nuevo por: Redacción

©2023, Amor, Paz y Caridad

“La Humanidad ha realizado hasta hoy innumerables progresos, pero le queda efectuar el más inmenso: hacer reinar entre sí la caridad, la fraternidad y la solidaridad, para asegurar el bienestar moral» 

Allan Kardec – El Génesis -Cap. XVIII”

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