La seguridad en uno mismo es una característica de las personas que poseen una personalidad propia. El tener una personalidad acentuada como rasgo fundamental de nuestro carácter es muy importante, pues es la base que necesitamos para una buena realización en nuestras relaciones humanas.
Sin esa cualidad es difícil que nos atrevamos a sacar a relucir todo aquello que deseamos que salga de nosotros, ya sea una opinión, un tipo de conducta, una labor, etc…, porque nos sentimos cohibidos por los demás. El qué dirán nos hace mucho daño interiormente, así como el pensar que no vamos a ser aceptados, o también que al no hacer o pensar lo que hacen todos los demás vamos a ser una partícula aparte, no admitida en un conjunto donde se supone que todos deben ser iguales.
Nada más lejos de la realidad, normalmente las personas que han adquirido una personalidad propia y que son francas y sinceras en su vida social, espontáneos y naturales sobre todo, son valoradas y estimadas en gran medida, ya que en ellas se ve el reflejo de lo que al final todos queremos llegar a ser. La persona insegura desgasta grandes cantidades de energía pensando una y otra vez lo que ha de hacer, pero al final no es capaz de llevarlo a la práctica, por todo ese tipo de contradicciones, de complejos o de problemas que pertenecen a su fuero íntimo y que no le permiten ser libre y manifestarse como ella es en realidad. Digamos que trata de hacer o realizar las cosas de forma que satisfagan a los demás, en vez de realizar las cosas de modo que la satisfecha sea su propia conciencia.
Sin duda es una batalla interior la que ha de librar la persona que no logra emanciparse de sus complejos, de sus defectos morales y de sus limitaciones que le condicionan en gran medida, para sacar lo bueno que lleva dentro y dejar a un lado todo aquello que le obstaculiza y que no le deja mostrarse tal como es. Pero ha de hacerlo; es como si tuviera que romper una barrera que lleva consigo y que hasta ahora no ha tenido el suficiente impulso para elevarse por encima de ella y ver todo lo que hay detrás.
Además, la persona insegura, tiene un inconveniente para desenvolverse en el mundo en el que hoy vivimos, y es que es presa fácil de todos aquellos que viéndole esa debilidad van a hacer todo lo posible para aprovecharse de ella y no dejarle que se desenvuelva libremente, sino que van a intentar dominarla, influenciarla y valerse de su debilidad para que ella sea portadora de sus deseos. Esto hemos de evitarlo por todos los medios, porque hemos de ser nosotros mismos siempre, para eso Dios nos ha dado la capacidad de razonar y de pensar, nos ha dado la inteligencia para que vayamos haciéndonos conscientes de todo lo que nos rodea y de qué es lo que nosotros por deber y responsabilidad hemos de ir haciendo. De esta manera si nos equivocamos, nos duele, porque viene de una decisión nuestra y podemos observar que nos hemos equivocado, entonces si se tienen deseos de progresar pronto se pone manos a la obra para corregir ese fallo. Pero si no hacemos las cosas por nosotros mismos, nos duele menos el error porque decimos, eso lo he hecho porque me lo han dicho, en cierto modo me obligaron a hacerlo pero yo sabía que eso era así, y a veces no somos capaces de comprender de qué manera nos hemos equivocado, debido precisamente a que nos habían manipulado y eso dificulta tanto comprender las cosas como luego sacar la fuerza necesaria para corregirlo lo antes posible.
Seguidamente hemos de comprender la importancia que tiene ir desarrollando una personalidad propia, porque éste es el camino más corto para hacernos con una seguridad interior que nos guíe y que no se deje condicionar o arrastrar por otras personas, a las que por otra parte les hace falta aprender a respetar a los demás y no tratarlos como si fueran algo que les perteneciera y a los que deben dirigir.
Nosotros hemos de saber controlarnos, hemos de saber discernir bien las cosas antes de hacerlas y hemos de aprender a tomar decisiones. Ese es un trabajo personal y el fruto de ese trabajo es la seguridad que se va cogiendo poco a poco, una vez que has ido sacando la valentía, la voluntad y la ilusión por hacer las cosas y de orientar tu vida de modo que, aunque sí que es a base de riesgos y de determinaciones, lo bueno es que vas empezando a ser tú mismo.
Esto redunda en otro orden de beneficios para la persona, como por ejemplo el que vamos conociéndonos más rápidamente, y en un sinfín de aspectos que antes por estar estancados no podíamos llegar a conocer, por lo tanto es una oportunidad inmejorable para el perfeccionamiento y desarrollo de nuestros valores morales. La vida desde esta óptica adquiere una mayor dimensión: hemos de estar pendientes de nuestra vida, hemos de estar atentos para saber en cada momento qué hemos de hacer y cómo hacerlo. Hemos de razonar y saber qué soluciones tenemos para las experiencias que el día de hoy nos va a presentar.
Es otra manera más intensa de llevar la existencia, obviamente no es lo mismo dejar que nos digan lo que hemos de hacer o lo que hemos de pensar que nosotros, con nuestro estudio, con nuestro conocimiento de las materias y con el diálogo y la conversación diaria con las personas que nos rodean vayamos haciéndonos conscientes de cuantas cosas nos competan.
Esta es la forma más práctica y eficaz de ir cogiendo la tan apreciada experiencia. Se dice: la experiencia es un grado; y es verdad, qué seguridad nos transmiten las personas mayores, o también las personas que con menos años a sus espaldas pero con un gran bagaje de experiencias vemos desenvolverse en la vida con seguridad, con serenidad y con maestría, es consecuencia de que han hecho acopio de un montón de buenas experiencias, las han asimilado y ahora las vierten hacia nosotros con ese respeto, con esa comprensión, de buen agrado y con el deseo de que a nosotros también nos sirvan.
Pero para llegar hasta ahí mucho han tenido que trabajar en su personalidad, se han tenido que enfrentar a los miedos y complejos que ellos también llevaban en su interior, han tenido que luchar con los prejuicios, con los convencionalismos, han tenido que soportar muchas críticas, y también muchos riesgos y errores, pero han extraído al final el elixir de la experiencia y eso les da ahora la seguridad que todos queremos alcanzar.
A nivel espiritual sabemos que hay que ayudar a todas las personas a que vayan conociéndose cada vez mejor y al mismo tiempo debemos hacer lo posible para que vean sus problemas y dificultades lo más pequeños posibles, alentándoles a enfrentarse a ellos y a ir superándolos día a día.
Hay personas que llevan en su interior cosas muy buenas, que no son capaces de sacar al carecer de falta de personalidad y de seguridad, hagamos lo posible por facilitarles esa bonita labor que tienen por delante y que redundará en grandes progresos para ellas.
Fermín Hernández Hernández
Amor, paz y caridad