REENCARNACIÓN

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(Viene del anterior)
DEL SALVAJE AL GENIO
     La capacidad intelectiva y volitiva de ciertos personajes de la historia,. que han sido considerados genios o superhombres, no es una gracia recibida de la divinidad, ni producto de la casualidad o herencia.
     Como fue expuesto al tratar la génesis del Ego, éste contiene (en potencia, en estado latente) las facultades cualitativas de la Divinidad creadora, cuyo desarrollo le asemejará a Ella.
    Toda criatura, sin excepción, es igual ante Dios, aun cuando esto no guste a los soberbios y orgullosos. Las diferencias, son distintos grados evolutivos, son el resultado del tiempo y del esfuerzo. El salvaje es un espíritu joven, mientras que el superhombre es un espíritu viejo, que pasó también por esa fase del salvaje.
      Así pues, la distancia que separa al genio del salvaje, es el tiempo. El genio de hoyes el salvaje del ayer que, en el devenir de los milenios, ha ido desarrollando sus facultades a través de la lucha y del esfuerzo.
       El esfuerzo, por medio del cual el Ser triunfa y se engrandece, es la puesta en acción de esa energía psicodinámica que existe en todo individuo, en mayor o menor grado, según su desarrollo, y que le lleva a las realizaciones.
       A medida que el Ego va desarrollando las facultades de la mente en cada vida, éstas le capacitan para mayores realizaciones en la siguiente. O sea que, en cada nueva existencia, el Espíritu lleva consigo el desarrollo y adquisiciones, tanto de la mente como del alma, que haya adquirido en sus existencias anteriores; así como también las taras morales e imperfecciones del carácter que no haya superado aún. Y en cada nueva existencia, siempre va adquiriendo algo de bueno: conocimientos, experiencias, bondad, etc.; y despojándose de algo malo: egoísmo, vanidad, orgullo, sensualismo, etc.; todo 10 cual compone el proceso evolutivo del Espíritu.
       En todo individuo existen dos fuerzas, digamos, dos naturalezas: una superior que empuja al Espíritu hacia arriba, hacia las realizaciones, hacia el progreso; y otra inferior. humana, que tiende hacia abajo, a la molicie, al ”dolce far niente” y al sensualismo.
      La primera, es una fuerza positiva que nos conduce hacia la Cima, hacia destinos cada vez más altos, nos hace avanzar hacia lo bello, hacia el bien y la felicidad. Es la Ley de Evolución que presiona al Espíritu a ascender para progresar, avanzar hacia la meta.
      La segunda, es fuerza negativa, que arrastra al ,individuo hacia las simas y le retarda su progreso.
      En la lucha de estas dos fuerzas, siempre hay una vencedora: la más fuerte.
     En las primeras fases de la etapa humana, en la cual priman los instintos, el Espíritu, fuerza positiva pero débil aún, es vencido. No obstante, la Ley de Evolución, que es una Ley sabia, conduce al Espíritu que, a través de las múltiples vidas humanas, con sus obstáculos, dificultades y vicisitudes de todo género, va desarrollando sus facultades intelectuales y volitivas, creciendo, fortaleciéndose y a través del dolor, sensibilizando su alma para percibir la belleza y sentir el amor.
     A medida que el Espíritu va fortaleciéndose en la lucha bienhechora y desarrollando sus facultades,va animando personalidades cada vez más destacadas.
    El aprendizaje en cada vida, le sirve para las siguientes. Y una tras otra, a través de las múltiples experiencias, se capacita y se engrandece para manifestarse en nuevas y destacadas personalidades que llamamos genios.
  Venimos recorriendo desde largas edades, diversas escalas del progreso eterno, y seguiremos ascendiendo empujados por la Ley Universal de Evolución. Siempre hay un trayecto descubierto de evolución que aguarda y atrae. A medida que avanzamos en el camino del progreso, el panorama se amplía en belleza y grandiosidad, que nos fascina y nos atrae.
     En el pasado, hemos sido como los salvajes que pueblan los continentes atrasados. Lo peor de nuestro trayecto en el camino hacia la meta suprema: perfección y felicidad, ya lo hemos recorrido. Queda atrás, en la noche de los tiempos. En el porvenir, mediante la firme determinación de progresar y el esfuerzo, podremos elevarnos a la altura de los espíritus gigantes, de genios inmortales que, cual faros luminosos, alumbran la marcha de la humanidad.
    Y así, de vez en cuando encarnan en nuestro mundo los genios, y vemos que surgen personajes geniales, que son espíritus muy evolucionados, en misión de progreso de las ciencias, artes, ideas, moral; de acuerdo con el plan de las esferas siderales, para el progreso y adelanto de nuestra humanidad.
    Dolorosamente, muy pocas veces nuestra humanidad facilita el cumplimiento de su misión, y en las más de las veces la dificulta, especialmente en el campo de las ideas, por las fuerzas retrógradas encastilladas en sus convencionalismos y cargadas de orgullo.
(Continuará)
SEBASTIAN DE ARAUCO
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