EL AMOR PROPIO
El hombre es un compuesto de substancias,
tiene de imperfecciones grande acopio;
y le vence en diversas circunstancias,
su genio tentador, el amor propio.
Sentimiento fatal que le domina,
enemigo que siempre le persigue,
y que causa del hombre la ruina
porque su envidia despertar consigue.
¡Si en el triste horizonte de esta vida
sirviera la razón de telescopio …!
¡La humanidad no fuera fratricida
si no nos dominara el amor propio!
Imagen del progreso indefinido
es el hombre del mundo el soberano;
y aún en la tierra vive envilecido
porque él es de si mismo su tirano.
El hombre sólo llegará a ser grande,
cuando de otros respete la grandeza;
no al derecho divino que nos mande,
de reyes que formó nuestra flaqueza.
No dándole a una raza privilegio
porque ésta nos venciera en la batalla,
no concediendo a un hombre timbre egregio
porque éste en su ambición no tuvo valla.
y en cambio dando, si, justos derechos
a sabios y profundos pensadores,
y de la ;iencia analizar los hechos,
sin pasion, sin envidia y sin rencores.
¡Ay!, si el hombre llegara sin encono
a comentar doctrinas y teorias,
si sólo la razón tuviera un trono,
cuanto mejor, ¡oh humanidad, serias!
¿Por qué has de rechazar lo que no has visto?
¿Po: qué eliges la sombra sin disputa?
¡Que en una cruz sacrificaste a Cristo
y a Sócrates le diste la cicuta!
y le llamaste loco a Galileo …
y a Guttemberg también lo desdeñaste …
y a Colón le dijiste: «No te creo».
¿Por qué siempre tan pobre te mostraste?
¿Por qué? Porque tu envidia y tu ignorancia
te dio el sueño letárgico del opio,
y no quisiste aceptar distancia
porque ésta no la admite el amor propio.
y esta distancia existe, en tiempo dado;
aunque en nada difiere nuestra esencia:
que para el bien, el hombre fue creado,
mas hay en su adelanto diferencia.
Los hombres al nacer. unos prefieren
el negro lodazal al limpio rio.
otros las zarzas, que punzantes hieren;
para elegir tenemos albedrio.
En todas las escuelas he buscado
para la humanidad fácil camino,
pero en ninguna de ellas he encontrado
lógica deducción de su destino.
Sólo el Espiritismo nos responde
dándonos profundísimas razones;
y adivinar nos hace cuando y dónde,
nacieron nuestras míseras pasiones.
Sólo el Espiritismo nos revela
que limites no tiene nuestra vida;
sólo por él, si el pensamiento vuela,
encontramos un punto de partida.
Pero el Espiritismo es rechazado
como lo fue Jesús, de igual manera:
porque el Espiritismo ha demostrado
que el hombre es quien se traza su carrera.
Por eso, cuando un hombre ha progresado
y nuestra pequeñez nos evidencia,
su innegable grandeza hemos negado
y locura clamamos a su ciencia.
Por eso, no queremos de ultratumba
ni su revelación ni su consejo,
porque el Espiritismo nos derrumba,
que es de nuestra conciencia el claro espejo.
Pero la hora es llegada, y lentamente
tiende su manto la moral cristiana,
y si aún la humanidad no se arrepiente,
al menos se preocupa del mañana.
Y estudian, y comparan, y analizan,
queriendo saber unos más que otros,
pero al fin si en la esencia profundizan
que adelanten aquellos o nosotros.
La cuestión es llegar a conocerse,
sin que el necio amor propio tienda un vuelo,
pues sólo podrá el hombre engrandecerse
si su razón le sirve de escalpelo.
¡Espiritismo! ¡Universal historia!
¡Recuerdos de la infancia de la vida…,
si lográis despertar nuestra memoria,
el hombre dejará de ser deicida!
AMALIA DOMINGO SOLER
(Extraido de “Ramos de Violetas”)
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