Iniciamos este mes la nueva sección, Aspectos Mediúmnicos y este artículo sirve como preámbulo de la misma. Con el interés de profundizar en aquellos temas que consideramos muy importantes para el desenvolvimiento del ser, así como de sus necesidades evolutivas; vamos a retomar el tema de la mediumnidad para seguir, como ya se ha hecho a lo largo de los años en esta revista con otras secciones similares, ahondando un poquito más, si cabe, en los aspectos mediúmnicos.
La mediumnidad es una fuente inagotable de enseñanzas y experiencias. Hablamos de planos sutiles, de energías que se combinan, entre desencarnados y encarnados, manifestaciones de todo tipo que surgen espontáneamente, o de otras que, además son consecuencia de una preparación, de un trabajo, de un compromiso de grupo.
Es un tema delicado, cada grupo de trabajo tiene su propia experiencia, no siempre muy satisfactoria. Es muy fácil caer en equivocaciones, en ser presa, si no se está lo suficientemente atento y preparado, de seres engañosos, de rutinas de trabajo mal enfocadas, de inestabilidades personales que en los grupos interfieren y perjudican al conjunto, muchas veces, casi de una forma casi imperceptible, desviando el barco ligeramente de su rumbo, del cual, cuando se dan cuenta, si finalmente son capaces de ello, se encuentran bastante alejados de su objetivo, dando por bueno, considerando como un trabajo correcto, aquello que no se corresponde con los objetivos iniciales.
Hay que ser muy prudentes, analizarlo todo, pues podemos caer en errores con facilidad. Es normal, somos seres muy imperfectos todavía, estamos hablando del trabajo con energías, con planos muy sutiles, de los que, tal y como transcurre la sociedad materialista de hoy día, cuesta mucho trabajo estar preparados para sintonizar adecuadamente con ellos; ya no solo a nivel personal, del esfuerzo propio, sino también de aquellos que comparten las mismas ideas y participan de los mismos trabajos mediúmnicos, en un intento por armonizarse en conjunto con una finalidad constructiva y altruista.
A lo largo de los próximos meses abordaremos la mediumnidad, incidiendo en los principales escollos que nos asaltan en los comienzos, así como cuando se lleva recorrido un largo trayecto de años. En este tema, nunca se sabe suficiente y hasta lo más básico, muchas veces se nos olvida, cometiendo errores de principiante. Hay que estar muy atentos. En estos casos son muy importantes las palabras del Maestro cuando nos decía: “Orad y vigilad”. Los grandes pensadores espiritas de todas las épocas, como León Denis, Gabriel Delanne, Miguel Vives, Amalia Domingo Soler, y un largo etc., hasta incluso el propio Allan Kardec, nos recomiendan siempre mucha moderación, mucha prudencia; y esto no nos lo recomiendan porque sí, sino porque ellos mismos tuvieron experiencias fallidas, también cometieron errores, a veces propios, a veces inducidos por su buena fe, sin tener en cuenta la inestabilidad de los propios médiums, puesto que son personas con sus defectos y virtudes, como todo el mundo, estando expuestos a los altibajos propios de las circunstancias y pruebas de la vida. En cuyo caso, es necesario, realizar una valoración de los hechos, para rectificar y extraer la consecuencia positiva de las situaciones; tomándolas como pruebas edificantes que deben de engrosar el libro de experiencias de cada grupo, muy útiles para proseguir creciendo en el camino mediúmnico.
Incidiremos en los dos grandes escollos que han echado a perder a muchos grupos, creados alrededor de algún médium, que son el fanatismo y el endiosamiento. También, como hemos comentado anteriormente, la falta de análisis, de criterio, muchas veces por la falta de estudio, de análisis de las obras fundamentales, por la falta de humildad para contrastar con otros grupos y hasta incluso, pedir consejo sobre las dificultades del momento. Cuando estas premisas no se tienen en cuenta, además de los anteriores escollos mencionados, es muy fácil caer también en la fantasía, en dar por bueno todo aquello que se recibe; admitiendo como mensajes elevados y profundos aquellos que son muy largos, ampulosos, redundantes, retóricos y hasta exagerados.
“El exceso en todo es perjudicial, pero, ante tales casos vale más pecar por exceso de prudencia que por demasiada confianza” (Libro de los Médiums)
No podemos pasar tampoco por alto el factor anímico, fenómeno normal es los inicios del desarrollo de la mediumnidad y que, con el paso del tiempo, y en función de las características personales, debe ir cediéndole el paso a una intervención espiritual más o menos limpia.
En esa línea, la mediumnidad no es por tanto una ciencia exacta, está sujeta a una infinidad de variables que determinan la pureza o no del intercambio entre los planos.
Médiums perfectos tampoco existen. En la pregunta 9, del capítulo titulado INFLUENCIA MORAL DEL MÉDIUM del libro de los Médiums nos encontramos con la siguiente respuesta: “¡Perfecto! ¡Ah! Vosotros sabéis que la perfección no está sobre la Tierra; de otro modo no estaríais en ella; di, pues, médium bueno, y esto será ya mucho, porque son raros. El médium perfecto seria aquel a quien los malos Espíritus no se hubieran “atrevido” jamás a hacer una tentativa para engañarle; el mejor es aquel que, no simpatizando, sino con buenos espíritus, ha sido engañado menos veces.”
Los espíritus lo dejan muy claro, la perfección no existe, sin embargo, esto no resta ni un ápice la ingente cantidad de comunicaciones valiosas, de las aportaciones que el mundo espiritual a vertido sobre los encarnados, traducidos en consuelos, luz de conocimiento, seguridad en el porvenir, caridad para los desgraciados y desorientados, estableciendo puentes para que la relación entre los dos planos sea posible, cada vez con mayor profusión y certeza en el porvenir.
Como nos dice el propio León Denis: “La mediumnidad es uno de los medios por los que se ejecuta el plan divino…”
Es un nuevo despertar, es una palanca que nos impulsa para la identificación del ser, que nos refuerza el sentido de la vida; es la llave que nos abre la puerta entre los dos planos, tan sólo separados por una diferencia vibracional; porque en el fondo, el espíritu siempre es espíritu, y vive una experiencia humana, partiendo de su irrenunciable naturaleza espiritual.
La mediumnidad nos acerca a una realidad, y es que la muerte no existe. Sólo ocurre que el espíritu se despoja de aquello que ya no le sirve, que durante unos años le ha servido como herramienta de progreso, de trabajo; muchas veces duro, difícil, pero no exento de recompensa, de riqueza, de una conquista que nadie le podrá arrebatar.
La mediumnidad es un despertar, una ventana que se nos abre para no cerrarse nunca jamás. A través de ella, intercambiamos, aprendemos, recordamos, amamos y nos reconciliamos con nuestro pasado. Nos identificamos con el compromiso contraído, se nos hace más visible, más patente.
Pasamos de la creencia a la convicción. Ya no se trata en creer en el más allá o en los espíritus; es la certeza, la seguridad corroborada por los hechos.
“El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible” (Oscar Wilde)
Merece la pena el esfuerzo. Intentaremos desglosar aquellos aspectos que puedan contribuir en nuestro aprendizaje, recordando lo ya aprendido, repasando viejos preconceptos, incluso en ciertos detalles que quizás apenas le hayamos prestado atención.
PREÁMBULO ASPECTOS MEDIUMNICOS por: José M. Meseguer
©2016, Amor, Paz y Caridad
[infobox]
Kardec, en la pregunta 459 de “El Libro de los Espíritus” expone:
¿Influyen los Espíritus en nuestros pensamientos y acciones?
– En este aspecto su influencia es mayor de la que creéis, porque, con frecuencia son ellos quienes os dirigen.
[/infobox]