Continuación del artículo: Evolución en mundos de regeneración
MUNDOS FELICES
Después de esta presentación y forma maravillosa de realizar la vida en los mundos de regeneración, qué decir entonces de los “Mundos Felices”, en donde sus humanidades viven bajo las mismas bases morales del evangelio de Jesús, pero todavía mucho más avanzados técnica y científicamente, siendo el trabajo cada vez menos manual y más mental y con más tiempo para emplear, en el arte, la música, la filosofía y todo aquello que canaliza el progreso del espíritu.
Ampliando, diremos todavía, que la forma del cuerpo es siempre como en todas partes, la forma humana pero embellecida, perfeccionada y sobre todo purificada. El cuerpo, en estos mundos, es menos denso que aquí en la tierra y no está sujeto a necesidades físicas, ni a las enfermedades. Los sentidos, más perfeccionados, tienen percepciones más agudas; la ligereza específica de los cuerpos hace la locomoción rápida y fácil. La poca resistencia que ofrece la materia a los espíritus ya muy avanzados, hace que el desarrollo de los cuerpos sea rápido y la infancia corta o casi nula; la vida, exenta de cuidados y de congojas, es mucho más larga que aquí en la tierra. En principio la longevidad está proporcionada al grado de adelanto de los mundos. La muerte no tiene ninguno de los horrores de la descomposición; lejos de ser un motivo de espanto, es considerada como una transformación feliz, porque allí no existe la duda sobre el porvenir. Durante la vida, no estando el alma encerrada en una materia tan densa, irradia y goza de una lucidez que la
pone en un estado casi permanente de emancipación y permite la libre transmisión del pensamiento.
Allí, no hay privilegios de ninguna clase; la superioridad moral e intelectual es la única que establece la diferencia de condición y da la supremacía. La autoridad es siempre respetada, porque sólo la ostenta aquél de más mérito moral e intelectual, y porque, debido a su evolución, siempre la ejerce con justicia. El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí mismo, perfeccionándose.
MUNDOS DIVINOS O ESPIRITUALES
Muy poco podemos decir sobre estos mundos, en donde sus humanidades viven prácticamente ya en espíritu, gozando intensamente las emociones de amor.
Mundos felices y divinos por: Sebastián de Arauco
Nota: Este artículo: Mundos felices y divinos es parte del tema Ley de evolución y progreso escrito por Sebastian de Arauco.