MEDIUMS INCONSCIENTES

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  En el artículo del pasado mes centré el tema sobre la fiabilidad de los trabajos mediúmnicos de los médiums conscientes, tratando en breve sobre los riesgos que éstos implican; vamos a analizar ahora la mediumnidad inconsciente.
 
 Los médiums inconscientes, también llamados médiums mecánicos o automáticos, son denominados así porque durante el trance no son conscientes y por consecuencia no saben el trabajo que el espíritu que viene a expresarse por ellos está realizando. 
 
 Esta clase de médiums componen una minoría en comparación con los médiums conscientes, pues las facultades mediúmnicas que más se dan son las de intuición, las conscientes. 
 
 Por lo que se puede considerar, bajo mi punto de vista, que los médiums inconscientes constituyen una especialidad dentro del orden general de las manifestaciones mediúmnicas. 
 
 Este aspecto que caracteriza este tipo de facultades es muy importante tomarlo en consideración, pues a diferencia de los médiums intuitivos o conscientes, éstos no intervienen en las comunicaciones, y por lo tanto, no pueden interferir en las mismas, en definitiva, no pueden quitar ni poner nada que emane de sus propias ideas o pensamientos, porque en el momento del trance está como ausente de su organismo. 
 
 Los espíritus encuentran en este tipo de médiums el instrumento ideal para realizar el trabajo que desean traer para nuestro plano sin ningún impedimento por parte del espíritu del médium, ya sea éste voluntario o involuntario, como ocurre con mucha facilidad en los médiums conscientes. 
 
 Con el único obstáculo que puede chocar el espíritu que viene en busca de estos médiums será la propia limitación que produce estar constreñido en la materia y por ende, las características morales e intelectuales que posea el médium, las cuales también pueden condicionar, y asi suele suceder, a la hora de expresarse el espíritu. 
 
 Un ejemplo que puede hacer comprensible esta cuestión, es utilizar el simil de que el organismo del médium es la herramienta que utiliza el espíritu y dependerá del estado en que esté esta «herramienta» que el espíritu podrá expresarse con ella con mayor facilidad o por contra, dificultad. 
 
 Pongamos por caso que se trate de un médium de incorporación, llamado también médium parlan­te, dependerá del grado cultural, intelectual y moral que tenga la persona, que el espíritu podrá expresar su pensamiento con mayor enriquecimiento de palabras y expresiones porque en ese momento el espíritu está también obrando en el cerebro del médium, de donde extrae las palabras más adecuadas asi como el lenguaje. 
 
 De aquí extraemos también una importante consideración y es que a pesar de que este tipo de facultades sean inconscientes, y que el espíritu del médium no influye en los trabajos, sí por contra influye su organismo y es por este hecho que los espíritus pueden encontrar en unos más facilidad que en otros para expresar con mayor claridad y profundidad los conceptos e ideas que quieren dar a conocer. 
 
 Es por esta razón que dentro de estos médiums los hay que tienen aptitudes especiales para cierto tipo de trabajos y comunicaciones, y así los espíritus buscan para lo que desean transmitir o realizar a los médiums que son más idóneos para ellos. 
 
 Es interesante comprender esta característica, pues no debemos confundir la idea de que un médium mecánico o inconsciente sirva por ello para todo, pues como vemos esto no es así. Lo que si podemos aseverar es que los trabajos que estos médiums realizan son mucho más fiables que los de los otros tipos, porque el médium no tiene «intereses creados» ya que no sabe lo que en el momento del trance se está realizando a través de su materia. Pero no debemos extrapolar este hecho y pedirle a estos médiums que pasen por ellos los espíritus y nos hablen de todas las cuestiones con la mayor sabiduría y perfección, porque para esto, se necesitaría una facultad de mediumnidad muy especial y un médium con esta misión y con aptitudes personales también especiales. 
 
 En el marco de estas consideraciones debemos comprender que los médiums vienen a la tierra cada uno con una misión particular, y es en ésta en la que se deben centrar específicamente, sin querer sobrepasar los limites que estén definidos en su facultad. 
 
 Así podemos encontrar a médiums de distintos tipos, por ejemplo, los sanadores, como fue el célebre caso de Edgar Cayce, llamado el profeta durmiente, los de inspiración artística, médiums escribientes, poetas, parlantes, de aportes, etc. 
 
 Como vemos cada uno de ellos tiene una aptitud especial para realizar un tipo de trabajo, y generalmente éstos son bien ejecutados pues cuando el médium se presta gustoso y voluntario para que el espíritu tome parte en su materia éste puede hacer su trabajo muy bien, no obstante, si el médium está rebelde o no desea servir al espíritu, es decir, si se presta a hacer el trabajo con desgana o porque ve que no tiene más remedio, también puede influir como impedimento y entonces al espíritu le costará mucho más trabajo hacer su obra. Esto consiguientemente cargará al médium con una responsabilidad de la que tendrá que dar cuentas en su momento. 
 
Resaltar por último que en estos médiums podemos encontrar tanto a aquellos que han venido con esta facultad impuesta, como de prueba e incluso natural. Esto lo podremos deducir no por el trabajo concreto que realicen los espíritus, sino por la forma de tomarse el médium esta responsabilidad que conlleva su facultad, siendo como siempre recomendable no provocar en el médium ninguna actitud de vanagloria y fanatismo, pues es más prudente darle el mérito del trabajo que se realiza a su ejecutor, al espíritu, y de este modo el médium llevará una linea de sencillez y de humildad que es el mejor camino a seguir para cumplir son su misión y conseguir progresar espiritualmente. 
 
F.H.H.
 
Dios ha escrito sobre sus obras la prueba de su existencia; pero la prueba de las pruebas la llevamos impresa en la conciencia. 
 
MARIANO AGUILÓ 

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