Comenzamos por conocer y comprender que, el mundo en que vivimos -el planeta Tierra- es nuestra casa en el espacio cósmico, como seres espirituales que somos, aunque cubiertos con un caparazón de carne o materia orgánica.
Y así como hay miles y miles de millones de casas-vivienda en nuestro mundo, también hay un número inconmensurable de mundos en el Cosmos.
Y esos mundos navegan en el espacio infinito, dentro de un ritmo que mantiene el equilibrio perfecto entre los mundos, planetas, soles y demás aspectos del Cosmos.
Conocemos ya que, todo lo que existe en el Cosmos, vibra, está en constante movimiento; porque nada hay estático. Y esa vibración tiene diversos y variados aspectos y rit mos diferentes, de acuerdo con el punto de procedencia de esas vi braciones.
En el aspecto físico, ritmo significa un orden armonioso en los movimientos y manifestaciones de algunas cosas. Es la ordenación del movimiento a la que se refiere Platón. Pero, nuestro propósito va más allá, y está orientado a dar a conocer la Ley del Ritmo, en el aspecto esotérico trascendente y cósmico.
Toda vibración es manifestación de Vida. Y todo movimiento de Vida produce vibración. Esto lo conocemos ya. Ahora, debemos conocer que, toda vida en nuestro planeta y en todos los planetas, y en todas las galaxias del Cosmos, está dentro de un ritmo armónico, que es Ley universal. Y siendo vibración manifestación de la Vida en todo el Cosmos infinito, todo en él es también ritmo; porque, cada vibración y conjunto de vibraciones, tiene un ritmo determinado, que debe estar en armonía con el ritmo universal. Pues, la armo nización de los ritmos individuales, conforman el ritmo universal y cósmico.
Y siendo ritmo, equilibrio y ar monía, por ley, toda manifestación de vida debe ser armónica y en perfecto equilibrio rítmico.
Pero, el ser humano, con libertad de mente y acción, no habien do alcanzado aún el conocimiento de las leyes de la Vida, quebranta ese ritmo con harta frecuencia.
Y cuando esto acontece, se produce en él -en la persona- estados de desarmonía que generan desequilibrio espiritual y psíquico, con los consiguientes trastornos en su vida humana y proceso evolutivo.
En los primordios, origen del Ser espiritual, su ritmo es perfecto, ya que está regido por la energía contenida en la Ley de Evolución, dentro de un ritmo perfecto. Pero, cuando alcanza la condición de Espíritu consciente, con Mente pro pia, es ésta (la Mente) la que debe marcar el ritmo de todo su conjunto vibratorio.
Los diversos aspectos de la Na turaleza manifestada en nuestro planeta Tierra, por ejemplo, tienen su propio ritmo, de acuerdo con el grupo a que pertenecen.
Y cada una de las partes del reino mineral, vegetal y animal, están dentro del ritmo del grupo o especie; y estos, a su vez, dentro del ritmo correspondiente al reino mineral, vegetal y animal, respecti vamente.
Pero, en la etapa humana, el Espíritu es responsable, en el grado de su evolución, de mantener la armonía rítmica en sus manifesta ciones.
Sabemos ya que, la personali dad humana está compuesta de tres partes bien definidas: Espíritu, psiquis y materia o cuerpo físico.
Y cada una de estas partes de la personalidad, tienen su propia vibración. Y el Espíritu es el responsable y el que debe mantener el ritmo armónico entre esas vibraciones diversas, para poder vivir en equilibrio perfecto.
Cualquier desarmonía en el rit mo de una de las partes de esa trilogía, altera el equilibrio rítmico, indispensable en la personalidad del individuo.
Por ello, necesario es mantener el equilibrio armónico en la mente (espiritual) y en la mente (humana), ya que éstas rigen las actuaciones en nuestra vida íntima de senti mientos y deseos, y en nuestra vida de relación.
En relación con este tema, analicemos los conceptos contenidos en un mensaje recibido al respec to:
“En el concepto espiritual, debéis entender que el ritmo está determinado por la calidad que, en mundos como el vuestro, puede diferenciarse en positiva o negati va la potencia y la sutileza de la vibración o conjunto de vibraciones.
Es decir, que el ritmo debe considerarse como el resultante del efecto producido en una vibración o conjunto de vibraciones, por su calidad, su sutileza y su intensi dad.
El ritmo de todo lo que vive en vuestro planeta, deberá armonizarse entre sí. Y en consecuencia, en los lugares de vuestro planeta habitados en el futuro por grupos de un determinado ritmo, los vegetales y animales tendrán un ritmo que será armónico con el ritmo de los hombres.
En un grupo de seres humanos afines, es fácil mantener el ritmo necesario, porque no se producen choques entre ellos. Pero, en grupos de seres con diferentes mentalidades, resulta difícil lograr y mantener el ritmo armónico necesario; por lo que se producen desar monías.
Las Fuerzas Superiores irán pre parando, espiritualmente, los grupos de seres que, encarnados, conformarán tal como os hemos indicado, las humanidades del fu turo, tendentes a obtener la perfecta unificación de la humanidad del futuro.
Las humanidades del futuro propenderán, de acuerdo con las necesidades espirituales de la evolución, a establecer un ritmo uniforme en grandes grupos de la huma nidad, lo cual permitirá la armonía necesaria. Y así todo, la energía que requiere procurar obtener armonía dentro del desequilibrio mental, podrá ser enfocada y dirigida para lograr la evolución de esos grupos…
…Se os ha hablado otras veces, de los enormes cambios que se producirán en vuestro planeta, y éste será uno de esos cambios; ya que, debido a «fenómenos» físicos, como vosotros les llamáis, y sus consecuencias, la vegetación y la vida animal, se agruparán en diferente forma de cómo lo está actual mente, y a la par, los humanos se agruparán de acuerdo con las ne cesidades de la evolución y armonizados entre sí por una misma tónica rítmica.
En estos momentos podrá pareceros casi imposible lo que os decimos; pero, esto que podría llamarse “anuncio profético» para un futuro lejano, es uno de los cambios que se operarán en la Tierra próximamente.
Para llegar a esos cambios tan grandes, será menester grandes trasformaciones que lógicamente producirán en el comienzo, pertur baciones en los hombres y en la naturaleza. Y esas perturbaciones inevitables, serán precisamente, las que iniciarán los grandes cambios.
Son tan grandes los hechos que habrán de producirse, que sólo vuestra fe inconmovible, podrá aceptarlos como realidades. Pero, se os irán anunciando; porque, es menester conocer a qué obedecen los grandes cambios y las grandes transformaciones que habrán de operarse.»
Y terminamos la exposición de este tema, instándoos al esfuerzo por mantener una armonía mental- emocional plena, en todos los momentos de la vida humana, y con ello contribuir al propio progreso espiritual y de quienes nos relacionamos.
La ley del ritmo por : Sebastián de Arauco.