La vida que Tú nos diste
¡Estoy cansada, Señor!,
mas físico es mi cansancio
porque mi espíritu es fuerte,
y aunque mi cuerpo se agote,
yo no deseo la muerte.
La vida que Tú nos diste
es demasiado preciosa;
no debemos despreciarla,
y aunque la vida sea dura
es un deber conservarla.
Nuestro paso por el mundo,
como todos Tus designios,
tiene una finalidad:
la evolución de las almas
mientras en la Tierra están.
Este cuerpo que tenemos
no es de nuestra propiedad;
nos lo dejaste prestado
mientras debamos estar
en el planeta, encarnados.
Yo he gozado larga vida,
vida por Ti proyectada
y para mí destinada;
y siendo Tuyo el proyecto
es por eso tan sagrada.
Cuidaré de mi materia
dándole lo que precisa,
que es de mi alma aliada;
que no es mala la materia
si sabemos dominarla.
Esperaré con paciencia
cuidando mi cuerpo anciano,
cansado y deteriorado,
a que el reloj de mi vida
quede, por Tu voluntad, parado.
La vida que tú nos diste por: Mª Luisa Escrich
© 2020 Amor, Paz y Caridad.