Hay legiones compactas de seres irresolutos e ignorantes que, no siendo perversos para corresponderles las zonas purgatorias y de purificación más dolorosa, no son lo suficiente nobles como para corresponderles el primer plano superior de la relativa felicidad. Y en esos ambientes viven, entre otros, muchos de los que fueron personalidades en nuestro mundo terrenal, y en constante inconformidad y rebeldía ante esa clase de vida, en la que suelen ser mofados, ridiculizados y hasta insultados, por otros seres inferiores de esos mismos ambientes, lo cual es para ellos motivo de sufrimiento y desesperación en muchos de los casos.
Los materialistas y comodones, cuyo objeto en su vida humana ha sido el de «pasarlo bien», viviendo solamente para sí mismos, desoyendo la «voz» de la Conciencia que les llama a las realizaciones fraternas; se encuentran en ambientes oscurecidos y aislados, al igual que otras almas de las mismas condiciones. Y ante la privación de aquella vida a la que estaban acostumbrados, comienza para ellos un período de tormentos, cuya duración varía en cada caso.
Muchos hay que, al no encontrar el cielo al que se sentían con derecho, por haber pertenecido a alguna de las organizaciones religiosas, al sentirse frustrados por el engaño en que han vivido, caen en un estado de rebeldía que les hace sufrir, por la condición penosa en que se hallan.
En los planos inferiores, existe la ley del más fuerte. Pero, ahí la fuerza no es muscular sino mental, existiendo también en esos ambientes, inteligencias endurecidas con gran poder mental, que imperan dictatorialmente, con suma dureza, sometiendo a la esclavitud a los más débiles que, sin haber sido seres de maldad, pero sí ignorantes de las cosas espirituales o impregnados de egoísmo, orgullo y demás imperfecciones morales, caen en esas regiones, obedeciendo a fuerzas de atracción. Y entre esos seres de mal, existen organizaciones mafiosas de gran poder en las regiones de las sombras, estableciendo jerarquías en orden al poder mental y desarrollo intelectual; almas endurecidas que, por siglos y siglos vienen dominando ciertos sectores del astral inferior.
Y si bien no existe ese infierno eterno, sí, existen entidades maléficas, en grupos disciplinados, verdaderas organizaciones diabólicas en el astral inferior de cada región y país, cuya ocupación consiste en tratar de desviar del camino del bien y de las superaciones, a las personas bien intencionadas, valiéndose de múltiples mañas y hasta obsesiones a los humanos, para que, una vez pasados al astral, engrosar su bando de adectos (voluntaria o involuntariamente) a los que dominan con rígida disciplina esclavizante; así como atrapar a aquellas almas que pasan a la otra vida desamparadas. Y esas organizaciones maléficas tienen sus tribunales para juzgar y cárceles para esclavizar a aquellos que, por su condición de conciencia, caen en sus garras. Y casos hay que esas mafias se atacan entre sí, consecuencia de su ambición y demás pasiones.
Y esas organizaciones maléficas, tienen también escuelas de adiestramiento, dirigidas por psicólogos de baja ralea donde enseñan a sus novatos, envidiosos y cargados de odios (al igual que está aconteciendo actualmente en nuestro mundo físico) el arte de obsesionar, y les asimilan tareas sobre personas para obsesionarlas en algunos de los diversos modos y apartarlos del camino de rectificación moral emprendido.
Múltiples son los aspectos de esas organizaciones maléficas, que tantos estragos están haciendo en la sociedad de hoy, excitando las pasiones y bajas tendencias, o mediante la sugestión muchas veces obsesivas, hacia los placeres de los sentidos.
Esos diversos ambientes de los planos inferiores, están repletos de almas que, como humanos conocemos hoy en nuestra «sociedad de consumo». Ambientes poblados de seres viciosos almas ruines y malvadas de toda índole; que son los ambientes a los que se sienten atraídos al pasar a la otra vida.
Por que, ¿a cuántos de los humanos viciosos y ruines, almas endurecidas de nuestro mundo, les interesa ese cielo felicidad?. Posiblemente, a ninguno.
Esos (en ambos sexos) prefieren ambientes iguales a los que están acostumbrados, y generalmente son los que van a englosar esas filas.
Puede que alguno de nosotros piense, ¿por qué esos seres no pasan a las zonas de sufrimimiento, al igual que otros que no han hecho más mal que ellos? Porque, son seres más atrasados, pocos evolucionados, cerca de la bestialidad, y por ende, más insensibles de una conciencia menos evolucionada. Y la conciencia desempeña un papel preponderante y decisivo en el mundo espiritual.
Sebastián de Arauco