LA FELICIDAD

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¿Cuál es la meta del ser humano? O dicho de otro modo ¿A qué aspira toda persona de este mundo? Indudablemente a llevar esta vida de la mejor forma posible, a disfrutar de una estancia en este mundo tranquila, con paz, rodeado de seres queridos, a sentirse amado y a poder amar, a compartir sus alegrías y penas, en una palabra aspiramos a la felicidad.

Cada persona puede tener un concepto distinto de la felicidad, con los años y la experiencia que la vida nos va aportando cambia también nuestro punto de vista y la perspectiva o proyectos que tengamos, pero en general en el fondo es lo mismo, todos deseamos ser felices gozar de una vida plena de sentido, sentirnos dichosos y a gusto con nosotros mismos.

No se puede definir concretamente qué es la felicidad, porque para cada cual estará la felicidad en una cosa, según su forma de ser y de pensar, pero una cosa está clara, hay personas que cada día cuando llega la noche se sienten realizados, se sienten a gusto, disfrutan de la tranquilidad de conciencia y saben que han cumplido con lo que su conciencia le dicta, esto es la felicidad para ellos. No guardan rencor hacia nadie, no achacan sus problemas a ningún otro, no desean lo que no les pertenece, saben que cada día es un reto más, una lucha interminable con las experiencias de la vida. Cada día es para ellos una página que han de escribir sin tachones y el conseguirlo, el mantenerse fieles a sí mismos y el ser útiles a los demás es su objetivo y su recompensa al mismo tiempo.

La felicidad no es un fin en sí misma, es un estado interior de la persona, muchas personas han luchado incansablemente en conseguir algo, pensando que cuando lo lograran serían felices y cuando lo han conseguido no se han conformado, han querido más, no han sabido saborear esa conquista alcanzada y por lo tanto no han obtenido ni el descanso ni el disfrute de lo que habían alcanzado.

Y es que la felicidad no tiene presente, pasado ni futuro, es algo que llevamos a todas partes, una especie de saldo que nuestras pautas de conducta, de pensar y de sentir nos aporta en el instante. No puedo estar toda la semana pensando que cuando llegue el fin de semana haré esto o aquello y entonces será más feliz, no puedo estar todo el año pensando en que han de llegar las vacaciones y entonces haré lo que quiera y seré feliz al menos un mes al año, porque entonces estoy privándome de poder estar satisfecho hasta que llegue ese momento.

La felicidad no es algo artificial, no es algo ficticio o utópico, es lo que queramos nosotros mismos cada día, es lo que nos propongamos y sobre todo de la manera que nos lo propongamos. Si pienso que estoy haciendo lo que debo, ¿por qué no puedo ser feliz por ello?

Vivimos en un mundo que nos ofrece multitud de posibilidades, multitud de facetas, un mundo que por desgracia si no sabemos desenvolvernos adecuadamente para muchas personas se vuelve muy complejo y problemático, por lo cual debemos saber qué es lo que nos conviene, tener claro que a veces buscamos fuera de nosotros y no encontramos nada, cuando en realidad si nos parásemos a ver lo que tenemos a nuestro alrededor y si aprendiéramos día a día a ir conociéndonos comprenderíamos que la felicidad está en nosotros mismos, que no es tan difícil el sentirse dichoso y seguro de sí mismo.

Pero hemos de saber que la felicidad no se nos da gratuitamente, hemos de ir a buscarla con nuestro trabajo, con nuestro esfuerzo, con claridad de miras y de objetivos, sin desesperarnos nunca por nada, sin querer vivir en un día lo que tan sólo puede venir con el tiempo, es como un poso que se nos va quedando, pero que ya no se va, lo que vamos ganando interiormente no se pierde, pero tampoco hemos de descuidarnos hemos de estar atentos y seguir en la brecha. Como todos los licores nuestra felicidad hemos de mimarla para que no se nos estropee.

Como decía anteriormente, en un mundo materialista como lo es el que vivimos, las cosas materiales pueden jugarnos una mala pasada, pueden distraernos y hacernos ir tras ellas alocadamente sin obtener nunca el fin deseado. Las cosas materiales, como todo, tienen su sentido y su medida, pero no podemos esperar de ellas que nos otorguen la felicidad plena, y mucho menos lo que es más principal: “la serenidad de espíritu” y “la seguridad en uno mismo”.

Una cosa es pasarlo bien en un momento dado, distraernos con los hobbies o que disfrutemos con nuestros ratos de ocio, de amigos, etc… cosa que es necesaria y que no tiene nada de malo si no hacemos mal a nadie.

Y otra cosa distinta es el tema que estamos tratando, que es el de la felicidad, que no se puede definir exactamente, cada cual tendrá su propia definición, pero que en el fondo todos y cada uno de nosotros sabemos en que situación estamos y no podemos engañarnos.
Conforme a lo dicho podemos comprender que la persona feliz se hace a sí misma aprendiendo a vivir encauzándose por sí mismo por un sendero u otro, sorteando las dificultades con entereza y haciéndose cada día más fuerte al mismo tiempo que más sensible para captar las bellezas de este mundo y lo favorable que es para nosotros estar aquí y ahora con todo lo que tenemos que aprender.

Fermín Hernández Hernández

2015, Amor, paz y caridad

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El verdadero barómetro de la inteligencia es una vida feliz y afectiva, vivida cada día y en cada momento de cada día.

WAYNE DYER

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