INTRODUCCION

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  Iniciamos aquí una nueva sección en la que vamos a intentar aportar algunas ideas en base a nuestras experiencias y conocimientos pero no para que nos crean sino para que las analicen y saquen sus propias conclusiones, si conseguimos hacerles pensar será para nosotros una satisfacción.
 
  A lo largo de los próximos artículos profundizaremos en algunos aspectos que quizás han pasado desapercibidos de nuestra querida doctrina espirita; algunos  son relativamente nuevos y otros quizás no les hemos prestado la debida atención; también hablaremos sobre  las relaciones personales entre los mismos espiritas y con su entorno.
 
  Empecemos pues.
 
  Cuando analizamos la evolución desde el punto de vista religioso o espiritual y hacemos un repaso histórico a lo que ha sido el desenvolvimiento de las grandes doctrinas y filosofías, nos encontramos en que desde su origen esplendoroso y  renovador hasta el momento actual existe, por lo general, enormes vicisitudes que producen vaivenes, crisis y otras circunstancias que alejan de su destino o estancan el normal desenvolvimiento de la idea original.
 
  Gentes de buena fe, procuran preservar la idea raíz que tanta luz a creado en su camino, pero con el paso del tiempo las circunstancias materiales, psicológicas, sociológicas, etc., van modificando el entorno y las necesidades también. Con lo cual se llega a un punto en donde parece que lo que anteriormente cosechaba grandes frutos ahora ya no lo son tanto. La gente no reacciona de la misma manera, y entonces nos preguntamos ¿es el ambiente materialista el que está dificultando la difusión de esta noble filosofía o somos nosotros los que estamos fallando? Pregunta delicada y difícil.
 
  Repasamos entonces nuestras ideas a través de los textos elevados, consultamos a aquellos que consideramos autoridades morales en la materia. Repasamos nuestras “evidencias” y tratamos de salir fortalecidos. “La empresa no es baladí y no podemos correr riesgos innecesarios” podemos pensar.
 
  Ante esta disyuntiva puede ocurrir que se produzca un debate interno. ¿Qué camino elegir? Unos pueden escoger posturas más conservadoras a la espera de que sean los demás los que se convenzan y cambien, como lo hicimos nosotros hace algunos años, entonces nos viene a la cabeza ideas referentes a la perseverancia, fortaleza de ideales, lealtad a los principios…etc.
 
  Para otros la solución al debate puede estar en la renovación y se preguntan, ¿se puede renovar sin renunciar a los principios básicos de la doctrina?, ¿existe la evolución dentro de mi filosofía, y en tal caso, quien está autorizado para llevarla a cabo?,  ¿de quién me puedo fiar?, ¿y si de quién me fío se equivoca?, ¿quién me puede dar la seguridad?
 
  Por este debate han pasado casi la totalidad de religiones, filosofías y doctrinas a lo largo de la historia. La prueba la tenemos en las diferentes sectas que existen, como por ejemplo, en el cristianismo, en el judaísmo y también en la religión musulmana. Unas se postulan por la ortodoxia y otras por el aperturismo y la renovación.
 
  Hagamos algunas consideraciones. Es lógico que tengamos miedo a equivocarnos, como comentábamos anteriormente es una cuestión muy seria en la que no podemos especular. Sin embargo es cierto que todo evoluciona, no podemos estancarnos en posturas que cuando las observamos en otras religiones o culturas nos echamos las manos a la cabeza y decimos, ¡Dios mío! Menos mal que no me encuentro en esa situación.
 
  La evolución es lenta, pero también con nuestra actitud podemos contribuir para que lo sea mucho más. Partimos de la base de que nadie tiene la verdad absoluta, entre otras razones porque nuestra capacidad evolutiva nos lo impide y también porque el cuerpo físico es un filtro demasiado grosero como para que podamos comprender las claridades superiores.
 
  También podemos comprender que nadie nos puede sacar de nuestras “evidencias” cuando no tenemos intención de analizar o ir más allá con otras ideas que difieran en algo a nuestro modo de entender la doctrina.
 
  En cualquier caso son posibles  otras miradas, analizar profundamente, observar atentamente, no sólo hablar y divulgar sino también escuchar con actitud receptiva porque quizás podemos estar perdiéndonos la oportunidad de mejorar, de hacer las cosas con mayor eficacia, explorar nuevos horizontes que no nos desvían sino que amplían nuestra conciencia y nuestro modo de ver la vida y las personas. Pero todo ello requiere esfuerzo y humildad.
 
  Ante esta postura automáticamente se exaltarán los puristas exégetas, los inmovilistas, los que razonaron al principio cuando tenían inquietudes o problemas existenciales, pero que ahora se han acomodado y se auto complacen con sus conocimientos y su rutina.
 
  El maestro Jesús lo dejó muy claro: “Por sus obras los reconoceréis”. “Un mal árbol no puede dar buenos frutos ni tampoco un buen árbol puede dar malos frutos”. “Yo no lo he dicho todo, os mandaré El Consolador”.
 
  Debemos de estar muy atentos, pues de lo Alto su planificación es perfecta aunque nuestra pobre percepción nos lleve a pensar que actúan como el viento, sopla en todas las direcciones y no sabes de donde viene ni a donde va. Cualquier innovación o aporte puede llegar de cualquier parte pues no conocemos la Planificación Superior. También considerar que las nuevas ideas no se instalan de la noche a la mañana, requieren un tiempo de asimilación paulatina.
 
  El Espiritismo como es lógico no puede estar exento de esa disyuntiva.
 
  Lancemos algunas preguntas:
 
¿Existe la evolución dentro de la mediumnidad? ¿Ante la creciente necesidad espiritual que nos envuelve pueden existir nuevas formas de trabajar mediumnicamente, así como facultades relativamente nuevas que han podido pasar desapercibidas para un sector espirita pero que pueden estar funcionando en la actualidad?
 
¿La divulgación así como el método de desarrollo del conocimiento ha de ser igual en todos los lugares de la Tierra?, ¿Los Centros Espiritas pueden tener margen de maniobra o deben ajustarse a un método preestablecido?
 
¿Son importantes las relaciones sociales de amistad y de afecto dentro de un grupo espirita o nos debemos ceñir exclusivamente al estudio y divulgación?
 
¿Nuestra aportación espiritual como grupo a la sociedad corresponde a los tiempos en que vivimos y colma las necesidades de la gente?
 
¿Los grandes personajes del Espiritismo del siglo pasado como el actual, con su notable y valiosísima contribución lo han dicho todo o existe margen de maniobra? ¿De lo Alto sólo se vuelcan con unos pocos o pueden lanzar nuevas aportaciones por diferentes lugares y por otras fuentes?
 
  Pensemos en ello.
 
Grupo Villena 2012
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