INTERCAMBIO ENTRE DOS PLANOS

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Hemos analizado en anteriores artículos los pasos a seguir para crear un buen caldo de cultivo para cuando afrontemos en los Centros espiritas el desenvolvimiento de la mediumnidad se pueda desarrollar con total garantía de éxito.
Se ha comentado que el papel que ejerce el Mundo Espiritual Superior es clave y fundamental, es decir, sin su concurso sería imposible desarrollar un trabajo con garantías pues pasarían a la acción espíritus mediocres y mistificadores que lo único que buscan es su protagonismo con la consiguiente perturbación y pérdida de tiempo.
En esos casos, se debe trabajar por la reforma interior, tratando de dejar a un lado los egoísmos, el orgullo, la vanidad, y aquellos aspectos que de alguna manera nos puedan poner en sintonía con espíritus de baja condición. No hay que ser perfecto para realizar un trabajo espiritual pero si debe estar en nuestro ánimo, de una forma clara, la voluntad de trabajo en los aspectos señalados. También si no se analizan los mensajes y situaciones que se pueden plantear en el mismo trabajo mediumnico, el plano inferior, con el tiempo, puede alcanzar tal nivel de influencia que, cuando pasan los seres de luz, pero los auténticos, los médiums no les prestan la debida atención, pues les parecen extraños y ajenos a la corriente habitual fluídica y de pensamiento. También porque en sus mensajes suelen amonestar suavemente pero con energía tanto los malos hábitos,  las vanidades como los  egoísmos, algo que no todo el mundo tiene la predisposición ni el coraje de reconocer.
Casos hay de espiritas de buena fe, rectos y nobles que se han dejado engañar por médiums indisciplinados cuya consecuencia final, al descubrir la falacia, ha sido abandonar las reuniones mediumnicas para evitar entorpecimientos y escollos innecesarios. Prefieren renunciar al intercambio mediumnico que desarrollarlo mal, pues son conscientes que lo fundamental es el cambio interno y el avance espiritual a través de la adquisición de valores y conocimientos.
Otro escollo frecuente, si no estamos atentos, suele ser el fanatismo en sus diferentes vertientes, cuyo origen puede tener variadas causas:
-Falta de análisis de los mensajes recibidos. Darlo todo como bueno y definitivo.
-Adulación y exceso de protagonismo de los médiums, endiosándolos. A veces con el afán de animar a médiums inestables e  inseguros. Se puede caer sin darse cuenta en el polo opuesto. Es conveniente recordar el axioma del trabajo en conjunto en que: “todos somos necesarios pero nadie imprescindible”.
-Prestar excesiva atención a las sensaciones, videncias y manifestaciones de algunos médiums, creando diferencias entre las personas y desviando el verdadero sentido del trabajo que se está desarrollando.
-Tener los médiums un nivel de autoestima exageradamente elevado, rechazando consciente o inconscientemente el riesgo que toda facultad posee de ser engañada. Recordemos cómo hasta el mismo Maestro Jesús fue tentado.
-Caer en una rutina que puede relajar la atención, bajar la guardia y dar paso sutilmente a entidades inferiores.
-La falta de renovación, es decir, en ocasiones de lo Alto nos “sugieren” cambios para mejorar, tanto directa como indirectamente, como por ejemplo, a través de otros compañeros de otros grupos, pero no tenemos la suficiente predisposición para ello, con el consiguiente estancamiento más o menos temporal.
No hay que olvidar que el camino lo recorremos nosotros, por lo tanto, los de Arriba no son apuntadores y respetan extraordinariamente  (cómo lo hemos comentado en otras ocasiones) el libre albedrío. Pueden sugerir, para que a través del análisis y sobre todo, de la buena predisposición, seamos capaces de vislumbrar aquellas deficiencias que impiden alcanzar los objetivos marcados antes de encarnar, tanto a nivel individual como a nivel colectivo.
 
No es presuntuoso decir que el objetivo final de los Centros Espiritas es conseguir la sintonía adecuada para desarrollar un trabajo conjunto entre los dos planos; material y espiritual; esto no es ningún imposible y de hecho, a poco que analicemos situaciones dentro de nuestro propio grupo podremos constatar que en muchas ocasiones han sido “ellos” los verdaderos artífices de las realizaciones que hemos conseguido desarrollar, esto no es algo extraordinario sino algo que tiene una lógica a la luz de la Doctrina Espirita. No es para vanagloriarse sino para aceptarlo con mucha humildad y responsabilidad pues los verdaderos artífices que conducen y dirigen son los Guías espirituales, por lo tanto, nuestro mérito es muy pequeño.
Conscientes de los focos de luz que pueden representar los grupos bien orientados, y ante los profundos cambios que en nuestro planeta se están produciendo, los esfuerzos de los Planos Inferiores para que fracasen se redoblan, especialmente en aquellos grupos incipientes y con conflictos no resueltos. No podemos consentir que lo logren, hemos de ser sagaces, constantes en la fe y en los ideales. Si la unión entre los componentes es frágil hay que fortalecerla para que no lo consigan,  pues en ello está el éxito o el fracaso del trabajo prometido antes de encarnar.
J.M.M.C.
© Grupo Villena 2012
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