HABLAR DE JESÚS

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Hablar de Jesús
Lago Tiberiades o Mar de Galilea

Hablar de Jesús

Hablar de una persona para ensalzar sus cualidades parece, y en cierto modo, es bastante fácil. Yo tuve un maestro a quien respetaba y quería; era el ser más bondadoso y entregado que conocí: siempre que puedo o tengo ocasión, me gusta hacer mención de sus cualidades. Pero era un ser mortal.

Hablar de Jesús sí que no es tarea fácil, es un ser inconmensurable. Sin embargo me atrevo a hacerlo, solo por el hecho del respeto y veneración que siento hacia Él.

Jesús, espíritu grandioso; espíritu que mora en la casa del Señor; que ve y comprende a Dios.

Hablar de Jesús es hablar de humildad. Fue un ser humilde. Con humildad encarnó en la Tierra y lo hizo en el vientre de María, otro espíritu humilde y generoso. Fue a nacer en una cuadra en el pueblo de Belén y le sirvió de cuna un pesebre; su colchón, la paja con que se alimenta al ganado; su compañía, un buey y una mula.

Hablar de Jesús es hablar del Libertador; pero no de ese libertador esperado, preparado para la guerra, sino un libertador de almas. Él rescata a todo aquel cuyo proyecto es erradicar los defectos de que somos portadores.

Hablar de Jesús es hablar del liderazgo; era capaz de arrastrar tras de sí a las masas; a la orilla del mar, en las márgenes del río, sentado sobre una piedra en lo alto de una «montaña». Con su palabra nos enseñó a orar; con su palabra encendió la llama de la esperanza con esa maravilla que son las Bienaventuranzas.

Hablar de Jesús es hablar del Maestro de maestros. Él nos enseñó a conocer a Dios, cuyo concepto era el de un Ser colérico, un Ser siempre enfadado ideando castigos para sus hijos díscolos; nos enseñó que Dios es el Padre bondadoso, comprensivo y tolerante que no castiga; que la sanción sea solo nuestra, hurgando en nuestro interior buscando la manera de nuestra regeneración.

Hablar de Jesús es hablar de la paciencia y mansedumbre. Con paciencia y mansedumbre sufrió martirio; nos enseñó a sufrir, que el sufrimiento es generador de glorias futuras.

Hablar de Jesús es hablar de un Hermano Mayor que, precisamente por amor, quiso encarnar entre nosotros y se autoproclamó como protector de sus hermanos mortales; protector y gobernador de este planeta Tierra, Él cuida del planeta intentando paliar los desmanes que estamos cometiendo, generando destrucción y muerte.

No, no es fácil hablar de Jesús, pues a pesar de todo lo expresado, ¡Jesús es más, muchísimo más!, y las palabras para definirlo con buen criterio son torpes y escasas.

¡Jesús, Espíritu puro, humilde, libertador, líder, hermano nuestro, prototipo del Amor!
¡Hosanna al enviado de Dios!

Hablar de Jesús por: Mª Luisa Escrich

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