Continuación del artículo: Ley de evolución y progreso
Evolución en los mundos
Para intentar aclarar el porqué de infinidad de circunstancias que se nos presentan en la vida diaria, vamos a comentar los diferentes mundos en los que el espíritu tiene que vivir como persona.
Los mundos son creados para que el espíritu pueda aprender a través de las experiencias que realiza con la materia, como la lucha en la vida diaria, los problemas que se nos presentan de continuo, el trabajo, el trato con las personas, las corrientes ideológicas, etc., son sus primeras lecciones espirituales. O sea, los mundos físicos son, ante todo, escuelas de perfeccionamiento espiritual y el primer curso de estas escuelas, es destinado a aprender qué es el Amor. Hasta que los espíritus encarnados no aprendan a vivir teniendo por fundamento en sus actos de cada día “el amor que predicó Jesús”, no pasarán a formar parte de las humanidades que pueblan otros mundos más avanzados en donde todo es armonía y felicidad.
¿Qué hay que entender por Amor? La emoción de amor, es el tronco del cual, como ramas, parten todas las virtudes. La honradez, la sinceridad, la bondad, la misericordia, la humildad, la sencillez, etc., son aspectos del Amor.
Los mundos, como cualquier otra cosa en el Universo, también progresan; todo tiende a perfeccionarse, de ahí que existan mundos hostiles, planetas inhóspitos y primarios, y planetas paradisiacos. Los mundos pueden dividirse por su grado de perfeccionamiento en cinco clases, que son: Mundos primitivos, mundos de expiación y prueba, mundos de regeneración, mundos felices y mundos divinos o espirituales.
MUNDOS PRIMITIVOS
Mundos primitivos son aquellos mundos recién creados en los que el ambiente es bastante hostil, exuberante, salvaje, poblados en general por especies animales y humanas muy primitivas. Por ejemplo, cuando nuestra tierra estaba habitada por animales enormes antidiluvianos.
En estos mundos, la vida transcurre por lo general en una lucha continua por la sobrevivencia entre los hombres que los habitan y los animales y el medio ambiente. Las personas que viven en estos mundos son por lo general hombres de las cavernas y los espíritus que se ven forzados a encarnar allí son espíritus que prácticamente comienzan su ciclo evolutivo en la materia. Cada espíritu, según su grado de adelanto espiritual, está obligado a tomar cuerpo para progresar en un mundo más o menos perfeccionado. Esto, además de ser lógico, es también necesario, pues es precisamente el trabajo y la lucha por la sobrevivencia y por crearse una existencia más cómoda en el ambiente en que se vive, el medio del que se vale nuestro espíritu para desenvolver esos atributos que trae latentes en sí mismo, como sabiduría, voluntad, etc.
MUNDOS DE EXPIACIÓN Y PRUEBA
Los mundos evolucionan en ciclos predeterminados, no como el hombre, que hace uso de su voluntad y de su libre albedrío para evolucionar más o menos rápido.
Si tomamos como ejemplo nuestro planeta, hubo un tiempo en el que siendo la tierra un planeta primario, sirvió de planeta receptor de espíritus, que fueron exiliados de otros mundos a consecuencia de quedar a la izquierda del Cristo, en la selección de un Juicio Final. Estos espíritus, debido a las múltiples existencias que ya habían vivido, traían ya de otros mundos el intelecto más avanzado, y fue entonces, gracias a estos espíritus, que comenzó a surgir en nuestra humanidad de la era primaria, los primeros indicios de las artes, las ciencias, las letras, etc.. La etapa de expiación y prueba, aquí en nuestro planeta, podemos medirla desde este lejano pasado, hasta el juicio final que dentro de muy pocos años se verificará aquí entre nuestra humanidad.
Ahora ya en plena era espacial y atómica, el hombre en el que no haya madurado el Amor hacia sus semejantes, se habrá convertido en un ser demasiado peligroso, por disponer de unos medios de destrucción enormes, como bien sabemos todos; y es por esto que urge pronto también una selección entre los buenos y los malos, para que no acarreen una destrucción planetaria y de consecuencias cósmicas.
El espíritu de la persona actúa como una archivadora electrónica, en donde quedan retenidos todos los sucesos y experiencias que la perso na vive en sus diferentes vidas. Esto es lo que forma su conciencia espiritual; y es de esta fuente de información o experiencias, de la que se sirve nuestro espíritu para plasmar en la mente, en el momento oportuno, el pensamiento o la idea con veniente para guiar a la persona, o sea, es nuestra voz de la conciencia que nos avisa de continuo y nos incita a obrar bien, aunque la mayoría de las veces no la queramos escuchar.
La persona primitiva, al estar falta de experiencias, comete errores continuamente, por no tener una conciencia suficientemente amplia o documentada y perjudica a los demás y a sí mismo. Por esto, en esta fase primaria de la evolución del hombre, los males y los defectos son el fruto de su ignorancia espiritual. Luego, más adelante, cuando el hombre es consciente de todo esto, comete menos errores; pero también tiene mucha más responsabilidad de sus actos ante Dios, porque su conciencia le avisa con más insistencia y exactitud, por estar más desarrollada en lo que debe y lo que no debe de hacer.
De todas formas, los errores se pagan todos. Dios no castiga ni toma represalias contra nadie, pero ha establecido una Ley, que es la Ley de Acción y Consecuencias, que vigila y reajusta todo acto negativo, para que nada se incline a degenerar, sino que todo evolucione y se perfeccione. Esta Ley la vemos manifestarse de continuo en estos planetas todavía poco evolucionados, como el nuestro, en la forma de sufrimientos, enfermedades y toda clase de males, a través de los cuales las per sonas pagamos los abusos, perjuicios y sufrimientos causados a otras personas, en actos que hemos cometido, por lo general, en otras existencias anteriores. Y repetimos, no como represalias o castigos de Dios hacia nosotros, sino como lecciones que nuestro espíritu tiene que asimilar, para obrar siempre en perfecta armonía con las leyes de Evolución y Progreso general, que rigen tanto la materia como el espíritu (la materia se entiende no como finalidad en sí misma, sino como medio de progreso y manifestación del espíritu) “CON LA VARA CON QUE MIDÁIS SERÉIS MEDIDOS”.
Evolución en los mundos por: Sebastián de Arauco
Continua en: Evolución en mundos de regeneración
Nota: Este artículo: Evolución en los mundos es parte del tema Ley de evolución y progreso escrito por Sebastian de Arauco.