EL ENTORNO. PREPARACIÓN

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En esta ocasión vamos a continuar profundizando un poco más en lo que significa “el entorno” y la importancia de la “preparación” para culminar en el trabajo mediumnico de los grupos espiritas.

Como se ha dicho en otras ocasiones, los grupos mediumnicos  no se pueden improvisar, ni acudir como quien acude a un ritual religioso rutinario. Nada más lejos de la realidad. 

El verdadero trabajo de preparación empieza el primer día de la semana hasta el momento del “intercambio” espiritual. Supone un conjunto de factores a tener en cuenta que no se pueden descuidar.
El primer elemento y fundamental es el trabajo interno. El esfuerzo permanente por equilibrarnos y depurar nuestros pensamientos sustituyéndolos, si fuera necesario, por otros más armónicos y saludables. Con esto no queremos transmitir una imagen de misticismo o beatitud, sino todo lo contrario, teniendo los pies en el suelo y conscientes de la realidad que nos envuelve procurar el control de las emociones, sentimientos y pensamientos. Indudablemente no es una empresa fácil, pero una actitud de buena voluntad y predisposición positiva ayudan para el dominio de nuestras malas tendencias. Esta es una tarea ardua que requiere mucha constancia y paciencia pues son muchos los altibajos a los que nos exponemos inherentes a la vida. No obstante no somos ni santos ni seres superiores.
El segundo elemento; adquirir el hábito de la oración. Esto es muy importante, pues nos habituamos así al intercambio espiritual; adquirimos fortaleza enviada por lo Alto, facilitamos su intervención para que nos inspiren sobre el camino a seguir, nos ayuda a renovar fuerzas, sobre todo, en unos tiempos tan convulsos y difíciles. Desarrollamos la caridad que es amor en acción al pedir ayuda por aquellos que lo necesitan.
Se puede orar en cualquier momento de necesidad, pero es aconsejable hacerlo siempre a la misma hora, ya que permite una mayor eficacia y organización en el trabajo de los hermanos espirituales superiores que acuden a nuestra invocación; esto también es conveniente cuando se posee alguna facultad mediumnica, pues facilita que la parte espiritual superior desarrolle un trabajo específico con el médium.
El tercer elemento; colaborar y participar, si fuera posible, de las actividades que promueve nuestro grupo espirita. Sean charlas-coloquio, oraciones conjuntas, convivencias, etc. Estrechando lazos de amistad y unión, valiosos para el trabajo mediumnico en común a realizar. Sin competir ni rivalizar con nadie. Nuestro objetivo en la vida es “sumar” al conjunto, no buscar notoriedad ni protagonismo. Recordemos las palabras del Maestro cuando nos dice. -«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.» ( San  Marcos 9, 30-3). Dichas rivalidades cuando se producen suelen esconder envidias y celos mal controlados, cuyas consecuencias siempre son malas si no se atajan a tiempo. Este tipo de conflictos así como otros de orden moral crean una “atmosfera” psíquica en el ambiente que entorpece enormemente el trabajo espiritual de los hermanos superiores, siendo sustituidos por otros de inferior elevación que incentivan y promueven las disensiones.
Ante cualquier disputa o conflicto es conveniente actuar con amor y comprensión, y entender que es necesario que afloren los problemas para visualizarlos, localizarlos y poderlos resolver. No hay que verlos como una desgracia sino como una oportunidad de cambio para mejor. Pero es imprescindible nobleza, buena voluntad y esfuerzo para conseguirlo. Los problemas no los resuelve ni el tiempo ni tampoco se deben de ignorar, pues todo lo que ocurre dentro del grupo repercute en el conjunto y retrasa el avance.
El cuarto elemento, valorar el trabajo de los demás. Desde la humildad reconocer el trabajo de nuestros compañeros, cada uno aporta sus cualidades, desarrolla sus aptitudes, tenemos la obligación de facilitarles su tarea, pues el éxito común también es nuestro triunfo. Si se posee un cargo de responsabilidad en el grupo, hay que saber delegar, demostrando confianza con los compañeros, aún cuando se puedan equivocar pues todos estamos expuestos al error, sin minar la autoestima ajena.
El quinto elemento, flexibilidad. Adaptarse a las circunstancias y a la idiosincrasia de nuestro entorno. No podemos imponer una rigidez en cuanto al desenvolvimiento de  las actividades del centro espirita, pues es necesario valorar, en cada momento, las necesidades reales del grupo y de las personas que acuden a visitarnos. No confundamos rigidez con firmeza, pues esta última es muy reflexiva y adapta la consecución de los ideales superiores a las circunstancias, buscando siempre lo mejor para todos; sabiendo distinguir lo prioritario de lo accesorio. A veces nos enzarzamos en disputas por cuestiones irrelevantes y descuidamos lo fundamental que son las personas y las buenas relaciones humanas.
Por desgracia muchos grupos fracasan por la falta de diálogo y por supeditar las relaciones personales de amistad y cariño fraternal a las actividades doctrinarias que copan todas las horas y momentos de reunión.
En conclusión, es muy importante el trabajo personal y colectivo para que llegado el momento de la mediumnidad auxiliadora seamos capaces de crear un ambiente espiritual que atraiga a las fuerzas superiores del espacio y que colaboren gustosamente con nosotros, y para que los obstáculos que encuentren con la materia sean suavizados por el trabajo previo y constante durante toda la semana. Es responsabilidad de todos y es el compromiso adquirido antes de encarnar para rescatar nuestras múltiples faltas del pasado. 
La ayuda a los desencarnados, aunque por nuestra parte pueda ser mínima es muy importante, pues nos reporta una gran satisfacción, y sobre todo la tranquilidad para nuestro espíritu al saber que se encuentra por el camino cierto de la caridad y bajo el amparo superior.
 
J.M.M.C.
 
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