El CASO DRAUSIO-MARÍA APARECIDA

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INTRODUCCIÓN.-

El caso Drausio – María Aparecida es clasificable como resuelto. Se conocen ambas personalidades: la actual y la anterior. Esta última fue hermana de Drausio.

María Aparecida, la personalidad anterior, nació en la ciudad de Aramina, Estado de Sao Paulo, el 26 de julio de 1966. Falleció a los tres años de edad, el 8 de junio de 1969, en Santa Casa de Igarapava, víctima de un atropello.

Drausio Aparecido, la personalidad actual, nació en la ciudad de Igarapava, Estado de Sao Paulo, el 9 de octubre de 1970. Por tanto, su nacimiento ocurrió exactamente 1 año, 4 meses y 1 día después del fallecimiento de su hermanita, María Aparecida.

Ambos son hijos del matrimonio, Sr. Luiz Antonio Miotto y Dña. Tereza de Oliveira Miotto.

Tomamos conocimiento de este caso, por intermedio de un artículo de autoría de Dña. Zilda Giunchetti Rosin, conocida escritora espírita. El artículo tiene como título «Reencarnación en Aramina» y fue publicado en Sao Paulo, en la Revista André Luiz, año X, nº l – II – 1979. Posteriormente, Dña. Zilda Giunchetti Rosin insertó este caso en uno de sus libros denominado Ellos Viven; Sao Paulo: edición de la Autora, 1980, pp. 146 a 152.

Gracias a la información personal de Dña. Zilda, acerca de la dirección de la familia Miotto, conseguimos contactar, por carta, con los padres de Drausio, en Aramina, obteniendo su permiso para entrevistarlos. El 7 de septiembre de 1984, estuvimos en aquella ciudad y pudimos realizar el encuentro con la familia del paciente, obteniendo gran acopio de datos informativos sobre el presente caso.

La familia de Drausio está formada por personas sencillas, educadas y muy acogedoras. El padre es propietario de una barbería. El hermano mayor es Ingeniero Mecánico. Las señoras son afables y cuidadosas amas de casa. Fuimos recibidos con mucha atención y cordialidad.

Con ocasión de nuestra visita, Drausio ya había completado los 14 años de edad. Por tanto, hacía doce años que comenzó a manifestar los primeros síntomas de recuerdos reencarnatorios. Asimismo, las personas por nosotros entrevistadas guardaban bien de memoria los hechos ocurridos en la infancia de Drausio y que sugerían, fuertemente, tratarse de manifestaciones de recuerdos reencarnatorios.

Felizmente, Dña. Zilda Giunchetti Rosin estuvo envuelta en este caso, desde su principio. Siendo una señora culta e inteligente, percibió pronto que se trataba de un hecho importante como evidencia de reencarnación. De ese modo, ella registró meticulosamente los detalles más importantes, desde el comienzo de los acontecimientos, preservándolos para la posteridad. Demostrando, una vez más, sus excepcionales cualidades de inteligencia y comprensión, Dña. Zilda, generosamente, nos autorizó la utilización de su valioso trabajo, para la elaboración más completa y segura de este capítulo.

Por los motivos arriba expuestos, acreditamos a la Sra. Zilda Giunchetti Rosin todo el mérito que pueda tener esta parcela del presente libro.

Cuando estuvimos con Drausio, ya había perdido casi totalmente sus reminiscencias reencarnatorias, sabiendo, entre tanto, de algunos detalles de su caso escuchándolos de los padres y demás parientes con quienes convive.

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LA HISTORIA

EL ACCIDENTE.-

En el día 8 de junio de 1969, un domingo por la mañana, el Sr. Luis Antonio Miotto estaba en su barbería, atendiendo algunos clientes. Dentro de la sala se encontraba también su hija, María Aparecida, de tres años de edad. En un momento dado, ésta tomó su bicicleta, presumiblemente para ir hasta su casa que estaba bien próxima a la barbería.

El Sr. Luis, normalmente, controlaba las salidas de María Aparecida, como en este caso. Pero, en aquel instante, el número de clientes para atender había crecido y el Sr. Luis se distrajo momentáneamente, percibiendo apenas que el ruido de las ruedas de la bicicleta había cesado. De repente, una mujer que se encontraba en la puerta del salón con dos niños para cortarse el pelo, exclamó: «¡Madre mía, un camión ha atropellado a una niña allí!». En ese momento, el Sr. Luis tuvo el presentimiento de que debía ser su hija. Se dirigió inmediatamente a la puerta e indagó, afligido: «¿Qué niña?» La mujer le dijo después: «Es su hija”.

El Sr. Luis salió corriendo y encontró a María Aparecida ya cogida al cuello de un amigo. Estaba todavía con vida. Un camión de entrega de periódicos, al hacer una maniobra, cogió a la niña, hiriéndola gravemente. Llevada inmediatamente a Igarapava, la ciudad más próxima donde había un hospital, la niña fue operada, pero sin éxito, pues había sufrido un aplastamiento del bazo y de otros órganos vitales. María Aparecida falleció en aquel mismo día, 8 de junio de 1969, dejando a sus padres y demás familiares sumergidos en el mayor dolor y desespero…

CHICO XAVIER.-

Con la muerte de su hija el Sr. Luis entró en una fase de intensa depresión, lo mismo que su esposa y demás familiares. Los Miotto eran todos católicos romanos, aunque poseían amigos espíritas. Estos aconsejaron a los padres de María Aparecida que buscaran al médium Sr. Francisco Cándido Xavier (Chico Xavier), con el fin de obtener un consejo o alguna noticia de su hija muerta.

No soportando más su dolor y la falta de su hija, el matrimonio resolvió ir a Uberaba, en busca de alivio. El Sr. Luis y Dña. Teresa, acompañados por otras personas de su familia fueron hasta allí y hablaron con Chico Xavier, acerca de su angustioso problema. El gran médium mineiro los confortó mucho con sus palabras llenas de sabiduría y calor humano y les dió un aviso: «No se desesperen, la alegría volverá a su hogar». Seguidamente, Chico Xavier reveló claramente a ellos que María Aparecida renacería en aquel hogar nuevamente.

(continuará)

HERNANI GUIMARAES ANDRADE

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