(viene del anterior)
El convencimiento íntimo de que todo lo merecemos, nos causa, al no obtenerlo, estados deprimentes y de ansiedad emocional, así como dolores morales que nos llevan a enfocar ese desagrado, esa vibración negativa que germina y crece en nosotros, sobre aquellos que suponemos culpables o causantes de nuestros
disgustos o de las situaciones desagradables que debemos sobrellevar. Entonces, nos resentimos y comenzamos a sentir rencor y hasta odio que crece en cada golpe que nos corresponde recibir.
disgustos o de las situaciones desagradables que debemos sobrellevar. Entonces, nos resentimos y comenzamos a sentir rencor y hasta odio que crece en cada golpe que nos corresponde recibir.
Todo eso es originario de nuestro amor propio. ¿Vemos cuán necesario es superar el amor propio? Si logramos superar esa tara podremos vivir felices, aun en nuestro mundo.
La superación del amor propio, que denominamos humildad, es el estado más armónico para las vibraciones elevadas. Quien carece de amor propio, quien es esencialmente humilde, vibra armónicamente con el Amor.
El amor y la humildad todo lo pueden. Y unido a la fe que el encarnado necesita para poder acercarse a lo Elevado, seremos inconmovibles, seremos invencibles e intocables. Esa es nuestra fuerza y nuestro escudo. Envolvámonos en esa fuerza y resguardémonos con ese escudo.
El hombre reconoce, aun contra su voluntad, por acción de su Conciencia espiritual, que obra mal al obrar egoístamente, y por ello ha establecido normas y conceptos con los cuales trata de justificar su errónea forma de proceder. Muchas leyes y preceptos fueron creados por los hombres con el fin de justificar ante la conciencia propia y ante los hombres del futuro, sus actos intensamente egoístas. Así se crearon y establecieron las diferencias entre las razas, entre las castas, diferencias que rigen en todo lo que significa la relación del hombre con el hombre, reconociendo superioridades que favorecen a los menos y perjudican a los más. La vida de relación fue así conformada sobre la base del desamor, del egoísmo, de la ambición y otros muchos aspectos del amor propio, que influyen en la relación humana.
Si pensáis en lo que significa la exaltación del patriotismo cuando se trata de impulsar a los hombres a la guerra fratricida, comprenderéis que sólo es la exaltación del amor propio, al que los humanos dan el nombre de patriotismo, para justificar ante la conciencia la orden de matar.
En la misma forma, el amor propio colectivo aplicado a sustentar diferentes doctrinas ha llevado hasta la tortura y el exterminio del hombre por el hombre.
Y en el aspecto social, el amor propio de ciertos grupos ha sentado premisa de superioridad de una raza sobre otras razas, de castas determinadas sobre otros grupos humanos, señalando destinos y estableciendo límites, para obtener de esa forma, la subyugación y dominio en beneficio exclusivo de los menos.
Vemos así como el amor propio ha sido y continúa siendo origen de separación entre los hombres, dificultando su comprensión y creando odios, diferencias consideradas insalvables, y todo lo que ha determinado ese estado caótico en que ahora vive la humanidad.
Y la humanidad debe comenzar un nuevo sistema de educación en la generación presente y continuarlo e intensificarlo en las generaciones futuras.
Debemos comenzar por eliminar de nosotros mismos y de los niños, el concepto del exagerado amor propio que ahora poseemos.
Comenzar por debilitar y luego suprimir en nosotros el amor propio, y tratar de que hagan lo mismo los seres a los cuales nosotros debemos educar.
Nuestra responsabilidad hacia la humanidad, comienza en nuestro propio hogar, con nuestros seres familiares, con los seres amigos, con aquellos con quienes compartimos diariamente las tareas (en el trabajo). En todos ellos debemos sembrar con palabras y con hechos. Recordemos en todo momento que, los hermosos conceptos que podamos expresar, sólo surtirán efecto en quienes nos rodean, si nuestras palabras son apoyadas y confirmadas con nuestros hechos.
(continuará)
SEBASTIAN DE ARAUCO