CONGRESO NACIONAL DE ESPIRITISMO 1981

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COLABORACIONES INTERNACIONALES
LA DOCTRINA ESPIRITA Y SUS FUNDAMENTOS 
PRECONIZANDO EL EVANGELIO DEL FUTURO 

Quien estudia Espiritismo sabe que se divide en tres partes diferentes: ciencia, filosofía y moral. 
La primera es relativa a los fenómenos y sus leyes. Es en los hechos que el Espiritismo afirma sus bases. Después surge la filosofía, que es la madre de la ciencia. Es un faro que ilumina el camino y por eso encierra gran parte de la estructura doctrinaria. La otra parte es la cúpula del edificio, o sea, la moral. Por tanto;
ciencia, filosofía y moral son un todo indivisible que es preciso considerar integralmente para comprender su esencia. 
Hay quien preconiza el estudio de la ciencia, o estudio de las bases, pura y simplemente. Hay quien estudia la filosofía y quien estudia la moral. Pero si estudiásemos cada parte sin mirar el conjunto llegaríamos a conclusiones deficientes y no entenderíamos el fin del Codificador. Tenemos, pues, que estudiar las tres partes y ligarlas entre sí. Si separásemos una, las otras quedarían disgregadas. Hay, sin duda, un edificio fuerte indiferente a la crítica de los materialistas, de los escépticos y de algunas religiones que analizan todo esto a la luz de sus dogmas preconcebidos.
En el movimiento espírita hay quien preconiza únicamente el estudio de la ciencia. Les interesa las bases y no necesitan nada más. En cierto Congreso Internacional realizado en París se verificó este fenómeno. Parte de los congresistas eran científicos y hacían un análisis unilateral. Los otros, que se dedicaban a la filosofía sin atender a la I)loral, quedaban igualmente en una posición precaria. 
Claro que los hechos valen mucho, tal vez, más que las teorías, como decía Richet. Allan Kardec también afirmó que prefería rechazar noventa y nueve verdades que aceptar una mentira. Para afirmar una doctrina como ésta se exige preparación y raciocinio. Así, es lógico aceptar los hechos y fundamentar en ellos los postulados y las teorías. 
Pero el cimiento está hecho, los muros deben levantarse, el edificio necesita de una mayor estructura, que reside en la filosofía y se fundamenta en la ley de Evolución, en la ley de Causa  y Efecto y en las Vidas Múltiples. Estas tres leyes son la base del  Espiritismo. 
Cuando se está convencido de la realidad de los fenómenos se busca un camino mayor, más amplio y luminoso para afirmar . bien la convicción. Ese camino es la Moral. Hay que transformar la individualidad, base por excelencia del evolucionismo espíritao Si esta ideología sólo nos dice la certeza de la inmortalidad, es la prueba de que la muerte es la c,ontinuación de la vida para un mundo mejor; si no entrase en nuestro corazón para mostrar sendas de reforma espiritual, ¿valdría la pena estudiarla? Cualquier doctrina que no se proponga modificar el hombre en el sentido moral es innecesaria. Pero el Espiritismo apunta otros caminos de renovación continua, establecidos en su moral inamovible y por eso algunos lo califican de religioso. ¿Pero hay Espiritismo religioso? Es cierto que tiene lazos con las antiguas religiones filosóficas que eran reencarnacionistas, que tienen sus ritos, cultos y sacerdotes. Pero el Espiritismo no tiene sacerdotes, ni cultos, ni ritos. Religiones o sectas siguen caminos propios al margen de la investigación y tienen dogmas rígidos que sustentan y fieles que siguen a los sacerdotes sin razonar. 
En el Espiritismo cada cual estudia y critica a voluntad. Si un postulado estuviese en desacuerdo con la ciencia se trabajará en el sentido de armonizar para mantener su permanencia. y el hecho de decir que sea científico, ¿podrá quitarnos el derecho de estudiar la parte moral, que es la más bella, inherente a la reforma· del individuo? Nos parece que no. Personalmente, estudiamos, investigamos, meditamos y no tenemos necesidad de mayores análisis para arraigar la convicción. Tenemos necesidad todavía de reforma espiritual. Estamos dando parte de nuestro tesoro, transcendiéndonos. Otros le llaman caridad en contra de nuestra opinión. ¿y por qué buscamos caminos tan ásperos? Si nada obtenemos y continuamos mirando al frente, es porque algo nos impulsa. ¿No será aquella reforma transcendente? . 
Cuanto más ayudemos al semejante, más fortalecidos estaremos ante la falta de comprensión de los hombres, que aún no se entienden completamente. Tanto estudian y meditan y tan poco conocen del alma! 
     Los fenómenos de videncia, de telepatía, de psicometría, en una palabra, todos los fenómenos an ímicos implican la existencia en nosotros de un princicipo inmortal. Y el hombre se distancia del estudio de estos fenómenos, llamándoles a veces . ilusionismo. Con todo, la reforma individual inherente al Espiritismo llamado religioso, es factor de perfeccionamiento que es preciso considerar. 
Estamos convencidos de que no hay espiritismo religioso ni espiritismo místico. Hay sólo Espiritismo. Y volviendo al caso personal diremos que el más valioso objetivo es aliviar las escorias que nos subyugan a la materia. Por eso la parte filosófica y la moral se adaptan más racionalmente a nuestro concepto de progreso. 
Al hablar de Espiritismo recordamos siempre ciertas divergencias entre adeptos que sólo nos pueden confundir. Todo se armoniza en las doctrinas, desde que los hombres son sensatos. Es en esta circunstancia que la moral nos impulsa.
La filosofía, la ciencia y la religión son caminos que van a la fuente; pueden recorrerse en mayor o menor tiempo, pero lo que importa realmente, es la reforma del hombre, que se demuestra a través del ejemplo. 
     La palabra religión quiere decir creencia en Dios. Todos los creyentes participan de corrientes mentales o ideas que los hermanan. Dios es la convergencia, pues no se puede ser espírita sin admitir su existencia. Es premisa necesaria. Quien no pueda admitirla no comprenderá la Doctrina. Así, el espiritismo religioso abarca las ideas de unión a todo, en corcondancia con los fenómenos y la filosofía. Pero esa parte debe de ser entendida desde el punto de vista moral. Sólo así podremos elevar la doctrina a griegos y troyanos. 
Debemos, pues, estudiar y practicar las tres formas de espiritismo, sobre todo la moral. Es la cúpula del edificio, la llave maestra. 
Si el Espiritismo nada más nos diese la certeza de la inmortalidad, no valdría la pena continuar estudiándolo. Ya tendríamos la certeza. Pero nos da más que esto. Nos da la posibilidad de avanzar en la senda evolucionista, saber hoy más que ayer. 
Entonces conviene preparar la reforma. No es sólo leer obras filosóficas y moralistas o meditar en los ejemplos de la historia. Que los ejemplos nos coloquen en el surco de los moralizadores, porque moralizar en avanzar. 
La parte moral de cualquier ideología es la que da mejores frutos. Y algo más que demostrar un teorema difícil o descubrir un astro. Las experiencias atómicas y los viajes interplanetarios valen mucho, pero no contribuyen para la reforma individual, tanto más que ya se hacen oír algunas voces autorizadas en el sentido de su suspensión. Porque el mundo destruye primero para construir sobre escombros. 
El mundo camina hacia la catástrofe. Y si meditásemos en la moral de las doctrinas, ejemplificando, los hombres se entenderían y no levantarían murallas para la manutención de nacionalismos feroces. 
Las grandes convulsiones que agitan a la humanidad en que no es rara la justicia arbitraria; los conflictos inminentes que el barniz diplomático mal contempla, todo esto son señales de exterminio inherentes a los tiempos predichos en pasadas revelaciones tendentes a la renovación de la vida. 
Es sobre estos ciclos necesarios al lento progresar de la humanidad, que se presenta el Espíritu de la Verdad, que viene a enseñar a las gentes el Evangelio del futuro, sin dogmas ni absurdos. 
El Neo-Espiritualismo es la sublime escuela donde tenemos que aprender el rumbo del supremo viaje. En él encontramos la certeza de la sobrevivencia en planos más elevados, según la evolución del Yo y alivio justificado por la convicción de que tendremos muchas vidas para concluir nuestras tareas. 
La vida eterna implica ley general promulgada por el hombre. Y el evangelio del futuro. Es el neo-espiritualismo, anunciado hace dos mil años y que a través de un viento renovador apoyado en el Evangelio, se va levantando en todos los cuadrantes del globo que habitamos. 
MARIA RAOUEL DUARTE SANTOS 
PRESIDENTA DE LA F.E.P. PORTUGAL 
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