CONGRESO ESPIRITISTA Y  ESPIRITUALISTA INTERNACIONAL  PARIS – SEPTIEMBRE DE 1889 

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     Siguiendo con la trayectoria que habitualmente venimos desarrollando en esta sección, consideramos interesante para el conocimiento de todos, recordar en esta ocasión la importancia de la celebración del Congreso Espiritista y Espiritualista Internacional celebrado en la capital francesa, por el precedente que supuso unir a personas de diversas ideologías, para un intercambio mutuo de experiencias.
    La Comisión Permanente, encargada de cumplimentar los acuerdos del Iº Congreso, propuso París como marco de celebración. De igual forma, el Presidente del Congreso de Barcelona, Vizconde de Torres- Solanot, sugirió que este evento sirviera para unificar a todos los espiritistas del mundo con un alcance benéfico común de Amor, Paz, Caridad y Trabajo.
    Con estas bases, la Comisión envió una carta- circular en la que se evidenciaba el aperturismo de ideales, ya que no solamente tomaron parte los espiritistas, sino que también quedaron convocados espiritualistas, swedenborgianos, teósofos, ocultistas, partidarios de la teoría psíquica, magnetistas, teofilántropos y kabalistas.
    Los Presidentes Honorarios fueron: Ch. Fauvety y Eugéne Ñus, Duquesa de Pomar; y como Presidente Efectivo, Jules Lermina. Formaron el Congreso 450 delegados en representación de 21 países, de los cuales 50 fueron los componentes de la Mesa. España fue la segunda representación más numerosa con 24 delegados, entre los que se encontraban el Vizconde de Torres- Solanot, Facundo Usich, Miguel Vives, Huelbes Temprado, Sanz Benito y otros…
Para mejor distribución del Congreso se constituyeron 4 Comisiones, de las cuales 3 incidían directamente sobre los temas a tratar y la cuarta estaba destinada al estudio de diferentes proposiciones en beneficio del Espiritismo Internacional. Las Comisiones fueron las siguientes:
     1º) Espiritismo y Espiritualismo; bajo la presidencia del Dr. Chazarain y M. Alejandro Delanne.
     2º) Filosofía. Cuestión Social; a cargo del Dr. Huelves Temprado.
    3º) Ocultismo, Teosofía, Kábala, Francmasonería.
    4º) Comisión de Propaganda; dirigida por León Denis, de Tours.
   Cada Comisión trabajó intensamente dentro de sus competencias, para llegar a unas conclusiones comunes que llevaran el ideal de unir a todas las corrientes ideológicas.
   En este Congreso fueron abordados temas como el de la mediumnidad y los fenómenos espiritas, que no solamente se enfocaron desde el punto de vista espiritual, sino que también se dieron varios datos y aportaciones científicas, como los experimentos realizados por W. Crookes y los estudios que venía realizando durante cinco años el Capitán Volpi sobre la fotografía espirita.
   También hubieron diferentes aportaciones por parte de las delegaciones asistentes al Congreso. De todas ellas destacamos las siguientes:
     Infinidad de mundos habitados. 
    Unificación Universal y reconocimiento en todas las leyes de todos los derechos humanos. 
    Dios, causa y razón Universal, objeto y bien absoluto de todos los seres. 
    El sufrimiento como medio de progreso.
 Es preciso que todo espiritista muestre en la práctica de virtudes públicas y privadas, la virtualidad    y la transcendencia de la Doctrina.
     Para finalizar, diríamos que en el año de 1.889 llegaron a París personas de diversos países, donde vivieron juntos momentos inolvidables que el futuro recordaría, pues en este Congreso, espiritistas, científicos y espiritualistas, escribieron conjuntamente una de las páginas más maravillosas del ideal altruista, no en vano fusionaron sus corazones en uno solo para ofrecer a la humanidad un sentimiento libre de ataduras externas.
    Su unificación dejó un ejemplo de colaboración, capaz de sobreponerse a las diferencias que carecen de importancia, pero que desgraciadamente dividen a los hombres, y al mismo tiempo, se valoró la utilidad de una obra unida en sus más preciados fundamentos.
    Cuando el Amor es la virtud que mueve a unos y a otros, espiritistas, científicos o espiritualistas, qué más da, demuestran una confianza mutua y el anhelo unido de su peculiar y característica misión, sin diferencias ni recelos.
    Cuando espiritistas, científicos y espiritualistas, marcharon a sus respectivos lugares de origen, lo hicieron como portadores de un sentimiento universal, sin pretensiones particulares, unido en la esencia de sus aportaciones al hombre, abierto al cambio útil de la unificación y la solidaridad humana como factor imprescindible del progreso colectivo. Quedaba pues la aplicación del trabajo que hiciese fructificar la semilla allí recogida.
REDACCIÓN
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