El alma en cuerpo encarnada
en pesar está sumida,
y se queja, consternada.
¡Cómo castiga la vida!
La estancia en este planeta
no es un camino de mieles;
aquí debemos ganar
del espíritu los bienes.
Nuestro espíritu está enfermo;
olvidó que es inmortal
y que seguirá viviendo.
¡La fe lo puede curar!
Y se curará el alma
si se tiene caridad.
Aunque el alma no se enferma
ante esa fuerza moral.
Es grande fuerza el perdón;
es fuerza la tolerancia;
es fuerza la comprensión,
y la más grande, sin duda,
es la fuerza del Amor.
Aprovechar bien el tiempo
mientras estamos aquí;
hacer bien nuestro trabajo,
y no habrá miedo al partir.
Dios es siempre bondadoso;
nos otorgó fortaleza
para apartar los escollos
y afrontar las duras pruebas.
Siempre tenemos un ángel
que camina a nuestro lado.
Olvidemos la tristeza;
no estamos abandonados.
Como castiga la vida por: Mª Luisa Escrich
Guardamar, 6 de julio de 2018