AUTOANÁLISIS

0
52
Autoanálisis

Autoanálisis

A medida que penetramos en el conocimiento espiritual, que es el conocimiento de las leyes de la Vida en su aspecto trascendente; vamos apreciando en la vida humana aspectos que nos eran desconocidos, y cuyo desconocimiento ha venido siendo causa de errores múltiples, causantes de dolor e impedimento de progreso.

El conocimiento espiritual nos capacita para conocernos mejor, a nosotros mismos, conocimiento éste indispensable para una mejor actuación en nuestra vida humana, que es un aspecto de la vida del espíritu, necesaria para su evolución.

Según nos refleja la historia en el frontis del antiguo templo de Delfos (en la antigua Grecia) estaba grabada esta frase:

SI QUIERES LIBERARTE DEL ABISMO, CONÓCETE A TI MISMO.

Y, ¿cómo podremos conocernos a nosotros mismos?

Pues sencillamente, estudiándonos, analizando nuestros sentimientos, pensamientos y deseos, observando nuestras reacciones en el contacto con las gentes y en nuestras relaciones familiares en el hogar. Y el autoanálisis o análisis de uno mismo, es el medio de que podemos valernos para conocernos, para conocer nuestras cualidades negativas y positivas, nuestros defectos y virtudes.

Sólo estudiándonos, analizándonos con imparcialidad, observándonos en nuestros sentimientos, pensamientos, deseos y reacciones, podremos conocer nuestras imperfecciones y nuestros valores morales. Para ello es indispensable colocarse en una actitud mental de absoluta imparcialidad, con abstención completa del “yo” humano, inferior, de la propia personalidad, como si estudiásemos a otra persona.

Las personas que carecen de conocimiento espiritual viven, por lo general, cegadas por el amor propio, lo que les incapacita para conocerse a sí mismas.

De aquí que, frecuentemente, se sienten impulsadas a resentimientos por el trato que reciben de los demás, sin detenerse a analizar si ese trato es la consecuencia o respuesta de su sentir o proceder.

Debe preocuparnos más analizarnos a nosotros mismos que analizar a los demás; porque, casi siempre el trato que recibimos de los demás, tiene su causa en nosotros mismos: en nuestros sentimientos, pensamientos y en nuestras reacciones.

Debemos analizar todo pensamiento de censura hacia los demás y ser tolerantes y comprensivos con todos; pues, a poco que nos interesemos por ellos, encontraremos que las reacciones desagradables y otros aspectos de su vida que suelen molestarnos, casi siempre, tienen su origen en sus sufrimientos físicos y morales y en su incapacidad para resignarse o para reaccionar positivamente frente a esas vicisitudes dolorosas, porque carecen del verdadero conocimiento espiritual.

Conocemos ya que la perfección es la meta que tenemos que alcanzar, más pronto o más tarde. Conocemos también que, una sola vida es insuficiente para alcanzar tal objetivo, para liberarse de todo el lastre que arrastramos. Pero, sí podremos liberarnos de una buena parte de ese lastre.

¿Y cómo podremos liberarnos de ese lastre que nos tiene atados a las vidas penosas, si no lo identificamos? Solamente identificándolo mediante el autoanálisis. Pero, con absoluta imparcialidad, sin concesiones, único modo de conocerlo en sus diversos aspectos, de conocernos a nosotros mismos, de ver las diversas facetas de nuestra personalidad, especialmente aquellas que ignoramos y que el autoanálisis puede descubrir. De este modo, podremos apreciar en nosotros imperfecciones que han venido pasando inadvertidas, pero que, sin embargo, censuramos en los demás. Y ello se debe a que nuestro ego inferior (humano) obstruye la manifestación de nuestro Ego superior (espiritual). O sea la acción del “yo” humano que, cegado por el amor propio le hace sentirse superior a quienes le rodean y se incapacita para analizarse a sí mismo. No obstante, no es difícil si nos lo proponemos con determinación.

Como ejemplo:

– ¿En qué proporción consigo dominar mis instintos?

– ¿En qué medida me abandono a los excesos?

– ¿En qué grado controlo mis emociones e impulsos?

– ¿Cómo reacciono ante las dificultades, contratiempos y vicisitudes de la vida?

– ¿Cómo reacciono ante una palabra o frase desagradable?

– ¿Soy vanidoso, orgulloso, envidioso, rencoroso, etc. ?

– ¿He lastimado a alguien de palabra o de hecho, o causado algún daño?

– ¿En qué proporción contribuyo al bien de los demás?

Por el autoanálisis, la meditación, el recto pensar y el recto actuar, irá produciéndose en nosotros una transformación en nuestra conducta, que nos ayudará a ascender más rápido en el empinado camino de la evolución.

Autoanálisis por: Sebastian de Arauco

Publicidad solidaria gratuita