Al igual que el árbol viejo
mi cuerpo se está secando;
ya va perdiendo las fuerzas;
ya van pasando los años
y cierta melancolía
en mi alma está anidando.
Mi espíritu ya se lamenta
de estar cautivo en un cuerpo
débil, viejo y cansado.
Ahora ha llegado el momento
de mirar hacia el pasado
para hacerme esta pregunta:
¿he cumplido mi proyecto
haciendo bien mi trabajo?
Aquí no hallarás la respuesta:
Habrás de seguir esperando,
Alma mía, con paciencia.
Cuando abandones mi cuerpo
todo te será revelado.
Repito como al principio,
mi cuerpo se está secando.
Y al igual que el árbol viejo
no quiero que lloréis por mí:
es que Dios me está llamando.
He dejado una semilla
que gracias a Él, ya ha germinado.
Mª Luisa Escrich