Si a la vida le quieres sacar provecho
y del alma pretendes bienestar
más allá de este mundo triste y maltrecho,
nunca dejes de amar aunque te hieran,
y al encuentro del Bien ves sin tardanza,
aunque fuerzas adversas te lo impidieran.
No detengas tus pasos en la penumbra
y del mal y las sombras rasga el capuz;
huye de la ignorancia, que al necio encubra,
y del conocimiento busca la luz.
Por las cosas del mundo nunca te afanes
más allá de los panes de cada dia,
ni ambiciones la gloria de los rufianes
que convierten sus almas en mercancía.
La renuncia es el goce de los ascetas
que valoran de Cristo los ideales,
y por ella se hicieron santos, profetas,
redentores de almas muchos mortales.
Cuando el tiempo perdido cuentas te pida,
no rechaces del pago la expiación;
ni a la muerte le temas más que a la Vida,
porque ramas gemelas de un tronco son.
Si del bien te enamoras, canta a la Vida,
si del mal abominas, bendice al Cielo;
si te ofenden y ultrajan la ofensa olvida
y sé del llanto ajeno blanco pañuelo.
Del tuyo no rechaces la cobardía
cuando el dolor te oprima el corazón,
porque evita del alma la rebeldía
a la vez que te sirve de redención.
El favor del más fuerte nunca mendigues
si no fuera en provecho de los demás,
ni a vivir de rodillas jamás te obligues,
procurando ser libre cuando te das.
La misión de los hombres no es degradarse,
sino hacerse perfectos por el Amor;
de la senda de Cristo no separarse
y entregarse sumisos siempre al dolor.
Si es que asi lo comprendes, lector amigo,
y del bien en la siembra participares,
caminaras del Cielo siempre al abrigo
y a la Vida provecho, luz le quitares.
Marcarías un hito en tu progreso
y elevaras del alma a Dios el vuelo,
combatiendo del mal el signo avieso
y aportando a la Vida luz y consuelo.
No andarías a ciegas por los caminos
del dolor y las sombras, de la ignorancia,
y fueran tus afanes santos, divinos,
y tu pecho amoroso del Bien estancia.
Pues a ciegas camina todo el que olvida
del Divino Maestro las enseñanzas
y se entrega a los goces de la vida,
posponiendo del Cielo las venturanzas.
JOSE MARTINEZ