REENCARNAR ¿COMO HOMBRE O MUJER?

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Reencarnar ¿Como hombre o mujer?
Fotografía de, Alice Popkorn

Siguiendo con el análisis de los diferentes aspectos que rodean a la reencarnación, hoy nos vamos a detener en uno muy importante. Si los espíritus tienen sexo y los motivos por los que venimos como hombres o como mujeres.

En el Libro de los Espíritus de Allan Kardec, en la pregunta 200, nos encontramos con una interesante respuesta a la pregunta de si tienen sexo los espíritus. Ellos responden con un “no”, en el sentido en que nosotros lo entendemos, puesto que los sexos dependen del organismo físico. Sin embargo, aclaran que hay entre ellos amor y simpatía, pero basados en la afinidad de sentimientos.

En la siguiente pregunta número 201 siguen indagando: ¿Pero, el espíritu que ha encarnado como hombre puede volver como mujer y viceversa? A lo cual la respuesta es muy clara. Si, efectivamente son los mismos espíritus los que animan, tanto a hombres como a mujeres. Por lo tanto, el sentido de igualdad de derechos, el respeto por ambos sexos y su valoración es fundamental.

Sin embargo, a lo largo de la historia no ha sido así. El atraso evolutivo humano ha provocado, en casi todas las épocas e incluso en la actualidad un predominio, por lo general, del hombre sobre la mujer, consecuencia de la influencia del más fuerte sobre la parte más débil. (1) “En los hombres poco adelantados desde el punto de vista moral, la fuerza constituye el derecho”

Una ignorancia propia de los mundos, como el nuestro, considerado de la categoría de “Expiación y Prueba”, en el cual, al desconocer una inmensa mayoría las leyes espirituales que rigen el universo, se ha tergiversado la realidad y considerado a los más débiles, entre ellos a la mujer, como objeto para ser sometido y cumplir con unas obligaciones impuestas por el hombre.

Cualquier privilegio es contrario a la justicia y la emancipación de la mujer sigue el progreso de la civilización. El siglo XX supuso un gran avance, en cuanto a los derechos de unos y otros. Por poner un ejemplo anecdótico, el derecho al voto por parte de las mujeres en España se ejerció por primera vez  en el año1933. En Estados Unidos, por exponer otro caso, el derecho al voto total (es decir mujeres blancas y negras), no llegó hasta 1965. Aún hoy, en pleno siglo XXI, todavía quedan países donde no se les permite votar, un derecho natural que producto de una mentalidad retrógrada se les niega.

Afortunadamente el sentido común, de una manera lenta pero progresiva se va abriendo paso en la mentalidad humana. Al mismo tiempo y de forma extraordinaria, la doctrina espírita, como vamos observando hasta ahora, pionera en muchos campos desde mediados del siglo XIX, va derribando muros, a poco que nos acerquemos a sus postulados, a sus argumentos lógicos.

Precisamente, es en la misma obra titulada “El Libro de los Espíritus”, donde continúa aclarándonos las ideas. En la pregunta 202 nos afirma que poco le importa al espíritu encarnar con un sexo u otro, depende de las pruebas que deba pasar, no existen prejuicios al respecto. Lo que significa que venimos como hombre para desarrollar unas cualidades, un trabajo; y como mujer para desenvolver aptitudes propias del sexo femenino. Para ello, a través de distintas existencias programadas, de labores, con una finalidad concreta para el espíritu en evolución.

Hay un aspecto a considerar, y es el hecho de encontrarnos con personas con manifestaciones distintas a los propios de su sexo; es decir, hombres con amaneramientos femeninos y mujeres con amaneramientos masculinos. Consecuencia, muchas veces, del tránsito de una existencia a otra muy rápida y del cambio del espíritu de un ciclo de existencias con un mismo sexo a otro. Lo que puede provocar la manifestación residual, psíquica, de aspectos de existencias anteriores, puesto que todo se enlaza en el ser y sigue una progresión continua. Esto no tiene la mayor importancia, pero que es una duda que mucha gente se plantea. No se debe confundir con el homosexualismo o el lesbianismo, ya que este sería otro tema.

Por otro lado, el hombre viene destinado para encargarse de las tareas más rudas, por su naturaleza física más fuerte, no obstante, la mujer debe encargarse de las tareas, en principio, más delicadas, aunque los tiempos han cambiado, y las condiciones de vida en muchos países ya no son las de otrora. Paralelamente, los avances científicos, sobre todo tecnológicos, y la evolución del pensamiento humano, han facilitado la vida extraordinariamente a todos, superando la rudeza del pasado.

No obstante, aunque las circunstancias ya no son las mismas, las condiciones del hombre respecto a la mujer nunca se confunden. Deben, de ese modo, aportando sus características propias, adaptarse a las circunstancias y hasta las nuevas necesidades que la sociedad de hoy reclama. La mujer siempre será madre, esposa, hermana, hija. El hombre siempre será el esposo, el padre, etc. Vienen juntos no para disputarse derechos sino para complementarse.

En todo ello influye sobremanera el sentido espiritual, los valores y los objetivos que perseguimos en la vida. Por desgracia, la crisis actual ha derivado en un naufragio generalizado de muchas familias, en aquello que nos debe proporcionar estabilidad afectiva y emocional.

Las sociedades equilibradas se construyen desde el hogar, en las familias, empezando por los esposos, con el afecto y el cariño; fruto del cual llegan los hijos, para participar de ese amor y de esa paz. No es tarea fácil, puesto que el núcleo familiar es el laboratorio donde se deben forjar las más nobles aspiraciones, para desenvolver y desarrollar las aptitudes positivas; la renuncia, el sacrificio, la abnegación. Este es el gran objetivo a perseguir. Superando las barreras de la incomprensión, de la intolerancia, de los egoísmos y orgullos que retardan y minan la paz en los hogares.

Por desgracia, el sensualismo, el materialismo y otros factores consecuencia del mismo, han empujado a muchas parejas a la ruptura fácil y a debilitar las estructuras familiares. La falta de una educación moral de los hijos, los malos ejemplos, la sustitución de la convivencia sana y constructiva por los atractivos tecnológicos mal empleados; el afán económico así como otros factores, empujan a la sociedad a su desestructuración por el elemento que debería de gozar de mayor equilibrio como es el amor en pareja y la familia unida.

 Observamos la paradoja, sin entrar a juzgar, cómo hoy día, estamos dirigidos por personas, que asumen responsabilidades de gobierno, para salvaguardar y mejorar el bienestar social, que dictan leyes, y que, sin embargo muchos de ellos, en lo personal no son un modelo como esposos, como padres; pretendiendo resolver los problemas de muchísima gente, siendo incapaces de resolver los suyos propios, esenciales para la vida.

En resumen, debemos valorar las aptitudes y el valor de ambos sexos. Para el espíritu le resulta indiferente encarnar de una forma u otra, puesto que persigue unas metas elevadas que casi siempre olvidamos cuando volvemos al contacto con la materia física.

Efectivamente, los mismos derechos pero distintas funciones, complementándose sin confundirse, adaptándose a las circunstancias para que la sociedad sea más justa y nadie quede desatendido. Buscando un equilibrio que permita la libre manifestación de las cualidades y aptitudes que son el motor del progreso, motivo por el cual estamos encarnados en la actualidad.

      José M. Meseguer

©2015, Amor, paz y caridad

(1) Pregunta 818 del Libro de los Espíritus

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