En la villa de Vizela, en el norte de Portugal, una niña, con apenas dos y medio años, sabe leer y escribir, y realiza con facilidad operaciones aritméticas, conversa sobre varios temas y conoce, con relativa profundidad, el Evangelio.
Se trata de uno de esos casos extraordinarios de precocidad infantil, conocidos en los últimos tiempos. Su nombre es: María de la Concepción, hija de José Mª Salgado Pereira y Ana Pereira de Costa.
Como sus padres trabajan en otra localidad, esta niña vive en la casa de su tío, José Salgado Pereira, en la feligresía de San Miguel, de la villa de Vizela, en donde se pasa casi todo su tiempo concentrada en la lectura; pasando los sábados y domingos con sus padres.
Varias personalidades, así como periodistas, entrevistaron a esta niña, quedando todos impresionados por el grado de inteligencia demostrado por ella, cuya fama se extendió por toda la comarca, llegando hasta Oporto y Lisboa.
(Extractado del diario «Voz de Portugal», de 17-XII-67).
EL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO MAS JOVEN DEL MUNDO
Se trata del niño coreano, Kim Ung-Yong, de cuatro y medio años de edad, matriculado en matemáticas superiores, física, filosofía, en la ‘Universidad de Seúl (Corea), en la cual sus padres son profesores.
En relación a su edad, le correspondía estar en el jardín de infancia. Pero, se trata de uno de esos niños prodigio que de vez en cuando surgen en nuestro mundo, para demostrar a nuestra humanidad… Cuando tan sólo contaba dos años, conocía ya 1.500 ideoqrarnas de la escritura china. Además de profundos conocimientos de matemáticas, habla el inglés con soltura y compone poesías.
En reciente visita al Japón, para presentarse en el programa de televisión: «Las Sorpresas del Mundo», fue sometido a un riguroso examen por un escéptico catedrático del Instituto de Tecnología de Tokio, Dr. Kenaro Yana, y profesor de matemáticas superiores, quien le invitó a resolver un intrincado problema de cálculo integral. El erudito hombre de ciencia, se quedó perplejo al ver al niño subirse en una silla para alcanzar el encerado, comenzando a desarrollar, con la mayor naturalidad, el problema, hasta llegar magistralmente a la solución.
En los test de inteligencia, poquísimos llegan a alcanzar la cifra de 150 puntos en el índice de valores, cifra que refleja una mente excepcional. Sin embargo, en el test a que fue sometido el niño de nuestro relato, alcanzó nada menos que 210 puntos. Actualmente está trabajando en su tercer libro, en el cual se propone exponer su filosofía de la vida. (Extractado de la sección «Por ese mundo afuera» del diario carioca «O Globo», de Sao Paulo, 26-XIII67). Muchos casos más de niños prodigio, podrían citarse; pero, para el objeto de esta obra, con los citados basta.