DESPUÉS DE LA MUERTE
Comencemos con ese fenómeno psicofisiológico denominado muerte.
¿Qué es la muerte?
Variadas pueden ser las repuestas, según los conocimientos y creencias de cada cual.
Para muchos, es el final de la vida, el final de todo. Para otros, es un fantasma aterrador que (arbitrariamente) les priva de la vida, de sus placeres y lujos, de sus comodidades o del poder de autoridad que disfrutan. Y a todos estos, les asusta pensar en lo que pueda haber
después de ese accidente.
Para otros, sin embargo, es el descanso, el final de una vida de sufrimientos, entre quienes hay que esperan un más allá feliz, aunque desconocido, y quienes no esperan nada (pero, aun estos tienen sus dudas).
Muchos esperan ser recibidos en el Cielo, por pertenecer a alguna de las creencias religiosas y haber cumplido con los dogmas y requisitos que la misma establece. Sin embargo, las religiones, por sí mismas, no salvan a nadie; porque todas las religiones y seudoreligiones, con sus rituales y dogmas contrarios a la Lógica y a la razón, son creación de los hombres. Al pasar el umbral del Más Allá,
al entrar en la cuarta dimensión: ASTRAL ( I ) , las religiones no tienen valor alguno y solo cuentan las buenas obras realizadas. La verdadera religión es la que profeso el sublime Nazareno y otros grandes Mesías: la religión del amor universal, sintetizada en estas frases: «AMA A TUS SEMEJANTES COMO TE AMAS A TI MISMO, porque “SOLO POR EL AMOR SERA SALVO EL HOMBRE”».
Para algunos otros, la muerte es el final de una jornada mis, de la cual llevan un bagaje de conocimientos y experiencias, o de una misión cumplida, y esperan la muerte con confianza y hasta con deseo; porque, Para estos, la llamada muerte no es mis que el tránsito de una vida a otra vida plena de actividad y esplendor, es disfrutar de la libertad, libre ya de la prisión que Para el Espíritu es el cuerpo carnal.
Como puede apreciarse, aunque igual en apariencia, cada cual tiene formada una idea diferente de ese trance: acertada o desacertada.
En realidad, la muerte viene a ser el final de una jornada y el comienzo de una nueva vida, Para mejor o Para peor, según haya sido el comportamiento. Es el fenómeno de la resurrección, ya que el ser real resucita verdaderamente a una vida nueva. Por medio de ese trance, tan temible Para algunos, el Ser real, Espíritu, deja el vehículo físico-carnal que ya no necesita ni le sirve Para la vida en esa otra dimensión. Diremos, desencarna.
Ahora bien. Debemos tener presente que, al cruzar el umbral de entrada en esa otra dimensión desconocida (desconocida Para la gran mayoría, por haber sido ocultada y su divulgación perseguida por los convencionalismos), Llevamos los mismos pensamientos y sentimientos, creencias y tendencias, amor U odio, y deseos que mantenemos en la vida humana.
De inmediato se produce una turbación que varía mucho en cada caso, es un oscurecimiento de las facultades mentales, como cuando encarno, pero mas bien corto, aunque depende de la condición moral. Esto acontece en la generalidad de los casos por enfermedad; pues, en las muertes violentas, es muy diferente. Los seres ya muy progresados, despiertan momentos después de entrar el cuerpo físico en estado de coma y agonía (muy suave y apenas perceptible en los buenos), surgiendo a la vida espiritual y asisten conscientes a la extinción de la vida de su cuerpo carnal, elevandose seguidamente a las moradas celestes, cuyo resplandor ya vislumbran. Pero para los egoístas, malvados y aquellos apegados a la vida material, esa turbación puede durar mucho tiempo, años, según haya sido su vida. Y aquellos que solo hayan vivido Para los placeres de los sentidos, acumulación de riquezas y poder mal habidos; los hipócritas, malvados y criminales en diversas clases sociales; todo aquel que haya abusado de su autoridad, haya engañado o estafado, etc.; son los que sufren mayor turbación, despertando en una oscuridad tenebrosa, denominada también tinieblas, y en las cuales pasan sumidos por un tiempo que varía también en cada caso, y que es Causa de la desesperación que es de suponer. En muchos casos, estas tinieblas van acompañadas de horribles visiones y sufrimientos, cuyo fin no pueden vislumbrar. Y aquí es … «el crujir de dientes» que refiere el Evangelio.
EL ALMA COMIENZA, ENTONCES, A PENETRAR EN LA ESENCIA DE LA LEY DE CONSECUENCIAS. ENCONTRANDO EN SI MISMA LOS RESULTADOS DE SU VIDA FINITA.
!cuánto pesan las creencias equivocadas al pasar ese umbral!
iCuantos van engalanados con promesas de salvación gratuitas que no pueden ser cumplidas! iQué doloroso despertar les espera!
Solo la practica del bien, las buenas obras practicadas con verdadero amor en nuestro diario vivir, serán las que únicamente podrán salvar el alma de los sufrimientos al pasar el umbral, y ‘elevarse hacia las moradas de felicidad.