REENCARNACIÓN

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(viene del anterior)
ACCIÓN DE LA LEY DE CONSECUENCIAS

DESPUÉS DE LA MUERTE

Las oraciones -dicen algunos- liberan de las penas y sufrimientos a las almas. ¡Cuán engañados viven quienes mantienen tal creencia.

Pues, si así fuese, aquellas almas que no dejan parientes ni amigos que oren por ellas, no tendrían las mismas posibilidades, lo cual no sería de verdadera justicia. Y por otra parte. aquellos que dispusieron de dinero,
podrían pagar oraciones para cuando su alma desencarne, lo que equivaldría a comprar con dinero el progreso del alma (¡…… !).

Además de ilógico, sería injusto.

Todo ser es responsable de sus actos ante la Ley Divina. y LA LEY DIVINA, QUE ES SABIDURIA y AMOR, DA A CADA CUAL EXACTAMENTE LO QUE CADA .CUAL MERECE. ¡No nos engañemos con espejismos!

La oración sincera, salida del alma con todo amor (y solamente así) es una vibración magnética que llega al alma desencarnada a la cual va dirigida y le produce una sensación de alivio, si sufre, y de alegría al apreciar que sus seres queridos’ le recuerdan con cariño. E importante también es, elevar el pensamiento a lo Alto, pidiendo con verdadero amor sentido, ayuda para ese ser, a fin de que sea guiado en la nueva modalidad de vida.

La Ley de Consecuencias está inmanente en la propia naturaleza psíquica y espiritual de todo ser. Toda acción, tiene su reacción. Toda deuda, ha de ser saldada. Toda transgresión a la Ley Divina del Amor, quiebra el equilibrio, y cuyo equilibrio tiene que ser restaurado por el mismo transgresor. Esa es la ley, y lo demás son pamplinas.

CREENCIA EN EL DESCANSO ETERNO.- El concepto del «descanso eterno», creencia bastante generalizada por desventura, puede haber sido establecida en el pasado por la imaginación del hombre, al sentir la necesidad del descanso después de una vida de sufrimientos y trabajos penosos, como era en pasados siglos.

De ahí, esa frase tan común que oímos, cuando asistimos a algún sepelio: ¡por fin, descansa! frase que puede haber surgido también de una apreciación errónea, al ver el cuerpo rígido del difunto.

¡Nada más incierto! Porque, al salir el cuerpo espiritual que animaba ese cuerpo físico, ahora inerte, el primero sigue sintiendo, sigue pensando; sigue viviendo, aunque en otra dimensión. No así el segundo, como unidad.

Y como vida es energía y ésta movimiento, el descanso tal como algunos lo entienden, no existe en el Más Allá, y menos eterno.

Existen sí, moradas etéreas (porque el cuerpo espiritual es también de sustancia etérea) tan o más reales que las de nuestro plano físico; a las que son llevadas aquellas almas buenas que han sufrido y aquéllas que han practicado el bien, y cuya belleza y felicidad están en relación a la sensibilidad de esas almas y a sus obras de amor fraterno.

Y en esos ambientes de belleza y dicha inenarrables, en esa otra vida del Espíritu, existe una actividad plena. Mas, esa actividad es totalmente voluntaria, donde las almas buenas, vibrando en amor fraterno, continúan practicando el bien, mediante ayudas a sus seres queridos que permanecen en la Tierra, y contribuyendo en obras de progreso a otros seres. Pero, también las almas poco evolucionadas, y las ruines y cargadas de odios, continúan apegadas aquí al plano físico, perturbando a aquellas personas con las cuales están unidas por los lazos del odio. Aun cuando no sea percibido por nuestros sentidos físicos, esta actividad es tan real, cual la nuestra humana.

SEBASTIAN DE ARAUCO

Publicado en “Amor paz y caridad” Nº 30 – Enero – 1985

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