Porque, necesario es conocer que, en el espacio hay una actividad realizadora y no ese paraíso de beatitud contemplativa y ociosa, que es, tal vez, la mayor ilusión de los principios teológicos, que oscurecen el sentido divino de la verdadera religión; ya que es contrario a la ley universal de progreso, que es acción.
Después de un tiempo, que varía mucho en cada caso y que puede ser entre unos cincuenta a quinientos años, estos seres sienten que una fuerza inexplicable presiona su mente hacia una nueva encarnación en el plano físico. Esta «fuerza», es una manifestación de la Ley de Evolución que presiona al Espíritu hacia su progreso, a ascender hacia la meta, creando una especie de inconformidad que le hace sentir, cada vez más intensamente, el deseo de . volver a la Tierra, ya con una mayor capacitación, a continuar la obra dejada al morir o comenzar una obra nueva, o redimir viejas deudas pendientes todavía por errores en el pasado remoto; dejando esos ambientes maravillosos, que por ley le corresponde disfrutar.
Entonces es, cuando planifica, en el espacio, su programa a realizar, y baja a la Tierra para escoger el lugar, ambiente, futuros padres, etc. A veces, estos Últimos ya están esperándole, por compromisos hechos en el espacio, que como humanos no recuerdan. Pues, cuando ya se llega a cierto grado evolutivo, el ser encarnante puede hacer esta selección, y por ende es más responsable de los resultados. Y, para éstos, es indispensable una afinidad de sintonía psíquica de caracteres y tendencias, almas afines. De aquí las semejanzas, ya que los semejantes se atraen y generalmente siguen unidos a través de múltiples existencias en las edades.
4. ESPÍRITUS SUPERIORES.– Consideramos en este grupo, a seres de gran elevación que,sin estar ya obligados a encarnar en mundos moralmente atrasados como el nuestro, lo hacen por amor a la humanidad, para trabajar en su progreso, escogiendo con preferencia una existencia laboriosa, una vida de lucha y abnegación. Saben que, gracias a ella, su propio progreso será más rápido; y confiando también en la asistencia y ayuda que sus compañeros espirituales les darán desde el espacio.
En estos casos, planifican con gran antelación su misión a realizar, y generalmente son escogidos los futuros padres ya en el mismo plano espiritual, dentro de su mismo grupo de afines, que encarnan primero, especialmente para recibirles como humanos y facilitarles el cumplimiento de su misión.
Para estos seres, la encarnación es como la muerte, aunque para renacer un tiempo después, despertando gradualmente en un cuerpo joven; y el proceso encarnatorio varía mucho de los anteriores.
De esa vida de libertad y armonía en los claros espacios del Universo, donde esos seres superiores se trasladan de uno a otro mundo con la fuerza motora de la mente, por estar ya libres de la atracción magnética del planeta, de los mundos físicos; bajan a la prisión oscura del cuerpo carnal, penetran en el calabozo de la carne donde tendrán que estar expuestos a mil privaciones, siendo la primera, la falta de la luz y conciencia de su pasado y objeto de su existencia carnal. Luego, las luchas constantes con las tentaciones, asechanzas, y a veces, burlas de los necios y persecuciones de los convencionalismos; con el control continuo de su conciencia desprovista de la memoria de las vidas pasadas.
Mientras que, para el alma que ha sido perversa, criminal, la reencarnación es un refugio, un alivio a su sufrimiento, una oportunidad para redimir sus deudas; para el espíritu elevado, que no tiene deudas pendientes, pero que viene en misión superior de amor, la encarnación es un sufrimiento, y los días y horas antes de la encarnación, son de angustia mayor que la de la muerte física. (CONTINUARA)