PARAJE DE DESCANSO

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Paraje de descanso

Paraje de descanso

Por una senda de espinos
dolorida caminaba,
que en las plantas de mis pies
inclementes se clavaban.

Era muy largo el camino.
Me sentía muy cansada…
Y seguía caminando…
camino que no se acaba…

dos figuras relumbrantes
hacia mí se aproximaban
y en llegándose a mi lado
me hablaron, mas… sin palabras.

Acompáñanos, dijeron,
que te vamos a mostrar
un paraje de reposo
donde podrás descansar.

Pero a ese hermoso paraje
no podrás aún entrar.
Cuando acabes tu trabajo
dejarás de caminar.

Era un lugar tan hermoso
el que me dejaron ver,
que al no poder alcanzarlo,
desconsolada lloré.

̶ ¡La puerta se está cerrando…!

Me sentí desamparada…
¡Dios mío!, ¿qué puedo hacer?
Todo era incertidumbre…
y de rodillas recé.

Aquella puerta cerrada
con ojos secos miraba,
pues no lloraban mis ojos,
el llanto estaba en mi alma.

Contemplando aquella puerta
yo seguía de rodillas;
no dejaba de rezar,
mas la puerta no se abría.

Una voz en mi interior
dio respuesta a mi demanda:
Tan solo con mucho amor
conseguirás traspasarla.

Mas, ¿sabes lo que es amar?
¡Difícil asignatura,
pues el verdadero amor
es a toda criatura.

Pero no hemos asumido
el mandamiento de Dios,
porque se nos ha olvidado
lo que el Maestro enseñó.

̶ En todo cuanto ha creado
Dios no hace distinción.

¿Quieres abrir esa puerta?
¿Y quieres por ella entrar?
Pues aprende a rezar menos
pero ama mucho más.

Paraje de descanso por: Mª Luisa Escrich

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