COMO EL SOL

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Como el Sol

Como el Sol

Apenas está amaneciendo. He bajado a la playa; me he sentado al borde del mar en mi pequeña sillita playera, con mis pies descalzos acariciados por las casi imperceptibles olas que se rompen suavemente al chocar con ellos; y los brazos extendidos a lo largo de mi cuerpo mientras mis manos juguetean con la arena, dejándola deslizarse entre mis dedos… y esperando paciente la salida del Sol. He visto muchos y variados amaneceres y otras tantas puestas de sol, pero, por supuesto, para mí no hay visión más impresionante que verlo en la lejanía más inmediata, como si emergiera de lo más profundo del mar, brillante, puro en su luminosidad… Y ahí queda, quieto, irradiando su luz y calor, sustentando la vida y a los seres que por ella transitan; que la vida no pasa, la vida está. Pasamos nosotros, y a lo largo de ese recorrido vamos conformando nuestra realidad existencial.

Pero la Tierra gira, y con mayor frecuencia de lo que no debería suceder y sucede, nubes grises, negras y muchas veces tormentosas oscurecen y ocultan su esplendor y apagan su calor vital…

Y contemplando cómo nuestra estrella diurna despejaba la Tierra de las sombras de la noche, volví a reflexionar acerca del concepto «vida», un concepto mío y solo para mí; bien puedo estar equivocada… Somos algo parecido a ese amanecer limpio y brillante. Para aquellos que, al igual que yo, creen en esa Voluntad Suprema, sabemos que Ella nos ha creado simples e ignorantes, puros según su concepto, y deposita en cada uno de nosotros la inteligencia para alcanzar la sabiduría. ¿Nosotros, sabios? Decimos que solo dios es sabio, y es cierto, porque Él es la sabiduría. Sin embargo, al crearnos ha decretado para nosotros una cierta cantidad de sabiduría que debemos alcanzar mediante un trabajo constante, y el resultado del mismo estará en función de nuestro libre albedrío, a través de ese tiempo que tenemos asignado, y según hayamos empleado ese tiempo, al final del recorrido seremos como el Sol emergiendo del mar, puro, brillante, elevándose hacia lo alto, sin una sola nube apagando su resplandor.

¿Un sueño? No, una alcanzable realidad, porque Dios no hace nada que no tenga una razón de ser; y de no ser así, ya todos lo sabemos, no tendría sentido crearnos, dotarnos de inteligencia, instruirnos, y una vez culminado su proyecto, sumergirnos en la nada. Dios es Padre y es Amor, y por amor nos ha creado, y desea que seamos como el Sol…

Como el Sol por: Mª Luisa Escrich

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