IDA Y VUELTA

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«Los que nacen, vienen de 
donde van los que mueren».
 
Del Libro «Marietta»
Todos los que nacen vienen 
de donde se van los muertos, 
porque las almas retornan al 
mundo con nuevos cuerpos.
 
Regresan de su pasado 
al renovado presente, 
para hacer su porvenir 
y modificar su muerte.
 
Para acercarse a las cumbres 
del progreso universal por 
las vías del Amor, del Bien 
y la Caridad.
 
La muerte no es un camino 
sin retorno para el alma, el 
término de la Vida, sino el 
final de una etapa.

Un paso más que se da 
en pos de la Perfección 
cuando el alma lo aprovecha 
sembrando el Bien y el Amor.
 
Perdonando las ofensas, 
devolviendo bien por mal, 
y entregándose al dolor 
sin maldecir ni abjurar.
 
Recogiendo del pasado 
la siembra sin acritud, 
con el corazón abierto 
y la mirada en Jesús.
 
Si el alma nace torcida, 
por el dolor se endereza, 
por el Amor se hace fuerte 
y por la bondad se eleva.
 
Recobra de su equilibrio 
el orden y la moral, 
de su infecundo pasado 
las sombras dejando atrás.
 
Va mejorando su suerte 
a medida que camina 
consciente de su deber 
y sus yerros rectifica.
 
Pues se tuerce cuando olvida 
del Bien la superación, 
cuando se consagra al mal 
y no practica el Amor.
 
Cuando de sus semejantes 
no comparte la andadura 
y le vuelve las espaldas 
al procurarles ayuda.
 
Nacer y renacer es necesario 
para acercarnos a Dios 
y desandar los caminos 
del mal y la imperfección.
 
Pues una vida no basta 
para hacernos dignos de Él 
y liberarnos del mal 
en los caminos del Bien.
 
Para de nuestro pasado 
dejar las sombras atrás 
y acercarnos al crisol 
del Amor y la Verdad.
 
La Evolución se origina 
lentamente, paso a paso, 
y nada puede evadirse 
de su ritmo acompasado.
 
Desde el átomo a la estrella, 
desde el hombre al animal, 
todo sigue su proceso, 
yendo de menos a más.
 
Nada se queda estancado 
ni jamás deja de ser, 
porque la Vida es eterna 
y progresar es la Ley.
 
 
JOSÉ MARTÍNEZ FERNÁNDEZ 
 
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