“Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar”,
nos dice Antonio Machado,
el poeta universal.
Nos recuerda que en la Vida
es preciso caminar
para acercarnos al Bien
y distanciarnos del mal.
Para de nuestro pasado
dejar las sombras atrás
y seguir hacia adelante
en pos de la Eternidad.
Nadie podrá por nosotros
a su encuentro caminar,
alcanzar la Perfección,
darnos la felicidad.
Nadie podrá relevarnos
de la lucha personal
contra nuestros desaciertos
y nuestra inferioridad.
Cada cual por cuenta propia
debe su lucha afrontar,
combatir la imperfección,
luchar por su libertad.
Por nuestra cuenta caemos
en los abismos del mal,
y también por nuestra cuenta
nos debemos levantar.
Romper de nuestro pasado
el esquema elemental,
y forjar de nuestras almas
la dicha y el bienestar.
El hombre es un caminante
con rumbo a la Eternidad,
que casi siempre camina
sin saber a dónde va.
Sin saber de dónde viene
ni hacia dónde caminar,
porque en todos los caminos
se cruza el Bien con el mal.
Pero el camino del Bien
es fácil de deslindar
si abrimos del corazón
las puertas al Más Allá.
Si en el Amor de Jesús
nos sabemos inspirar
y hacemos nuestro camino
devolviendo bien por mal.
El es el astro divino
que alumbra a la Humanidad,
para que no se desvíe
de la senda espiritual.
Para que todos los hombres
sepamos vivir en paz
con Dios y nosotros mismos
y nos sepamos amar.
Los que estamos ya en camino,
no miremos hacia atrás,
y sigamos adelante
en pos de la Eternidad.
Forjemos de nuestras almas
el progreso espiritual,
en el Amor de Jesús
sabiéndonos inspirar.
Abriendo del corazón
las puertas al Más Allá
y no prestándole oídos
a las llamadas del mal.
Pues por medio del Amor,
del Bien y la Caridad,
podremos de nuestras almas
dejar las sombras atrás.
Acercarnos de la luz
al Divino Manantial,
y a la vez, con nuestro ejemplo,
darle luz a los demás.
Abrirles del corazón
las puertas al Más Allá,
para que hagan su camino
devolviendo bien por mal.
JOSE MARTINEZ