LA SOLEDAD INTERIOR

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La soledad que se siente
cuando el alma siente pena,
es tristeza que enajena
y te aparta del presente.

Te hace verlo todo negro
olvidando realidades,
inventando soledades
para ocultar nuestro ego.

Como el que quiere evadirse
y aquel que teme perderse,
es excusa el deprimirse
por no luchar y enfrentarse.

Soledad sólo se siente
si no se piensa en el otro
y si apartas de tu mente
el superar los escollos.

Es tan sólo una palabra
inventada sin sentido
en un mundo como el nuestro
olvidarla es… beneficio.

A veces miras tu vida
con unos ojos tan férreos,
que puede causarte herida
el ver tantos agujeros.

Todo eso hay que superarlo
ocupando cuerpo y mente
en el trabajo incesante
de mejorar tanto y tanto.

Y ese vagar triste y solo
sin un motivo aparente,
con sólo invertir la mente
te sentirás de otro modo.

Cuántas cosas por hacer
que al mirarnos olvidamos
cuántos detalles dejamos
mirando nuestro placer.

Lucha siempre en bien ajeno
y olvida lo que tú quieres,
piensa que tal como eres
no lograrás nada bueno.

Mejorar siempre es la meta
y aprender para ayudar
porque es muy bello el saber
si lo sabes emplear.

Olvídate de tu orgullo,
perdona si alguien te ofende,
no te veas pobre y débil
cuando eres rico y fuerte.

Rico de tantas virtudes
como el Padre nos ha dado
con la chispa, y aptitudes
para cambiar el pasado.

Con las vidas que el nos da,
las fuerzas que tenemos
y la ayuda que recibimos,
nada habrá que no logremos.

Y es que hay tanto por hacer
que se hace corto el camino
donde el amor y el deber
complementan nuestro sino.

No hay que dejarse engañar
por esa dulce apatía,
que con triste algarabía
nos trata así de anular.

Esa lucha que tenemos
y ese vacío interior,
si queremos llenaremos
entregando el corazón.

Pues no existen las soledades
sino inquietudes mal encaminadas.

MARÍA MARTÍNEZ

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