LA MONEDA DEL AMOR
Soneto.
No buscabas, Jesús, notoriedades
ni honores recibidos en palestras;
de orgullo y ambición no dabas muestras;
carente de superfluas vanidades.
Viniste a transmitirnos las verdades,
queriendo atenuar las faltas nuestras;
y fue por tus parábolas maestras
que Dios quiso entregarnos Sus bondades.
Dorada Caridad llegó por ti,
moneda con tu rostro en el anverso
para poder comprar amor, allí
en donde resplandece el Universo.
Y al ver esa riqueza, comprendí
que quiero en tu tesoro estar inmerso.
Jesús Fernández Escrich
(Guardamar, 3 a 30 de julio de 2016)