¿Por qué el hombre busca a Dios
mirando hacia las estrellas
como si Su casa fuera
del universo una esfera?
Porque Dios no está en el cielo:
está a nuestro alrededor,
en una brizna de yerba
o en una preciosa flor.
Y del aire y de la tierra,
todos los seres alados
llevan la chispa de Dios
en sus cuerpos emplumados.
Llevan la chispa de Dios
todos los irracionales,
porque ellos son hijos suyos
creados como animales.
Y al igual que todo ser
que fuere por Él creado,
del enorme paquidermo
al más ínfimo gusano.
Está la chispa de Dios
en los ríos y en los mares,
en las elevadas cumbres
y en grandes profundidades.
¡Inmenso y sublime Amor!
¡Bendito sea su Nombre!
Puso su bonita chispa
en la mujer y en el hombre.
Dios se encuentra en todas partes,
no tenemos que buscar.
Para descubrir a Dios
hay tan solo que mirar.
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