«El alma posee sus facultades, como el ojo las suyas. Hay que evaluarlas por sí mismas y no por analogía»
Allan Kardec – Libro de los Espíritus – Item 455
Entre las ciencias que intentan explicar de alguna manera los fenómenos paranormales, encontramos disciplinas como la metapsíquica, la parapsicología o la psicología transpersonal. Sin embargo, hasta la fecha, todavía no se ha publicado un manual más clarificador, exacto y preciso sobre la fenomenología paranormal que “El Libro de los Médiums” de Allán Kardec, codificador del espiritismo.
En él encontramos las distinciones sobre los fenómenos paranormales más claras y precisas. Una de ellas es la diferenciación entre los fenómenos anímicos (procedentes del alma humana) y los fenómenos mediúmnicos (aquellos producidos por el intercambio entre dos espíritus, uno con cuerpo físico y otro en el mundo espiritual).
Hoy hablaremos de los anímicos, entre los que destacan notablemente los fenómenos que son consecuencia de la emancipación del alma, y que podemos definir y conceptuar como aquellos que se producen mediante la separación temporal y espacial del alma encarnada. Aquí podemos encuadrar algunos como la psicometría, la telepatía, la clarividencia o los sueños. Nos referiremos a ellos a fin de distinguirlos de aquellos otros fenómenos de orden mediúmnico.
«Las dimensiones espirituales de la realidad pueden ser directamente experimentadas de un modo tan convincente como nuestra experiencia del mundo material, si no más aún. Un estudio detallado de las experiencias espirituales muestra que no pueden ser explicadas como productos de un proceso patológico en el cerebro, sino que son reales».
Dr. Stan Groff, Psiquiatra fundador de la Psicología Tanspersonal
Los fenómenos anímicos, como bien indica su definición, son fenómenos que se producen a consecuencia de la expansión del alma humana, en diferentes expresiones de la conciencia que los psiquiatras y psicólogos denominaron en tiempos pasados «estados alterados de conciencia». Hoy en día, la Psicología Transpersonal ha cambiado la denominación, y lejos de considerar estos fenómenos como patologías de la mente humana, son tratados como otras formas de expresión de la conciencia.
Este planteamiento no hace más que reafirmar la línea de investigación de Carl G. Jung, que denominó a estos fenómenos «expresiones numinosas del alma». Nunca más debían considerarse estados patológicos, sino formas diversas de expresión de la conciencia que permiten al ser humano acceder a realidades anímicas que amplían percepciones reales, extraordinarias, creativas y eminentemente satisfactorias. Aquí podríamos incluir estados de conciencia como los éxtasis místicos o espirituales, los momentos de inspiración de los artistas, las conexiones con el pensamiento cósmico, etcétera.
Todos estos fenómenos, como los mencionados arriba igualmente, tienen un denominador común: el alma humana se ve a sí misma expandida, pudiendo llegar a captar percepciones y sensaciones que no puede percibir en un estado “normal” de conciencia. La expansión del alma humana tiene mucho que ver con su desdoblamiento. Es decir, se trata de un proceso similar al que se experimenta durante el sueño, cuando nuestra alma sale del cuerpo y es capaz de viajar por el espacio y el tiempo sin mayor límite que nuestra vuelta al estado de vigilia.
En los casos que nos ocupan, el proceso es el mismo, con una pequeña pero importante diferencia: no estamos dormidos sino conscientes, con pleno uso de nuestras facultades cognitivas, racionales y emocionales. Tanto es así, que las personas que tienen capacidades de telepatía, telequinesia o psicometría, perciben sus captaciones estando plenamente conscientes. Su alma se desdobla, se expande, capta, y en el mismo estado consciente recibe las impresiones que experimenta en el instante, siendo capaz de retenerlas en la memoria y explicarlas.
Resumiendo algunas definiciones de estas facultades anímicas, podemos aclarar que la Psicometría es una capacidad que permite, al contacto con ciertos objetos, hacer una lectura o percepción de la historia de ese objeto (a quién perteneció, qué importancia tuvo, etc.). A través de su periespíritu y de forma automática, el psicómetra puede emanciparse del cuerpo y moverse en el espacio y en el tiempo hacia el pasado, entrando en conexión con la Memoria Cósmica, donde encuentra las influencias vibratorias de los objetos y lugares que le permiten la percepción. (por ejemplo, psicómetras que colaboran con la policía para encontrar a personas desaparecidas a través de un objeto que les perteneció).
A diferencia, la Telepatía permite a la persona con esta facultad conectar con otras Mentes. El proceso puede ser bidireccional, es decir, la persona con capacidad telepática puede ser receptor y/o emisor al mismo tiempo. En realidad, la Telepatía no es mas que la comunicación mental entre personas, con naturalidad (ejemplo: “Usted captó mi pensamiento, eso mismo iba a decirle”). Es una proyección a distancia del pensamiento o de la imagen de una persona. Hoy se sabe que todo el Universo está entrelazado; la realidad física está interconectada y la telepatía es un ejemplo de esto mismo. La energía y vibración del pensamiento en determinada frecuencia permite la atracción de pensamientos o imágenes semejantes que sintonizan la conexión mente-mente. No es, pues, ningún don divino ni poder sobrenatural.
“Los fenómenos psíquicos demuestran ser la consecuencia inevitable de la existencia de una realidad física inter-conectada y entrelazada”
La Clarividencia es el hecho diferenciado de contemplar a distancia, a lo lejos, en el espacio o simultáneamente en el tiempo, acontecimientos que se están produciendo en ese instante, sin conocimiento directo alguno de los mismos.
Hoy, con las nuevas tecnologías no es sorprendente; podemos ver al instante lo que ocurre a miles de kilómetros. Pero imaginemos en el pasado, cuando no existían medios de comunicación instantáneos. Hombres como Swedemborg, que en el siglo XVIII visualizó el incendio de Estocolmo al mismo tiempo que estaba produciéndose, estando a más de 500 km de la capital sueca. O el inefable y extraordinario Apolonio de Tyana, que estando ofreciendo una prédica en la ciudad griega de Éfeso a más de 1000 km de Roma, tuvo la visión en ese mismo instante del apuñalamiento y muerte del tirano emperador de Roma, Domiciano, el 18 de Septiembre del año 86 d.C., relatando a sus oyentes de forma precisa los detalles de lo que veía en ese momento.
No debemos confundir “Clarividencia con Doble Vista”. Esta última es empleada por Kardec para explicar y definir la percepción visual del mundo de los espíritus que poseen muchas personas. Todo sería mucho más fácil admitiendo la existencia del espíritu y la emancipación del mismo, pues el periespíritu que envuelve energéticamente el cuerpo biológico es el punto de conexión y energía que permite la producción de todos los fenómenos paranormales.
El conocimiento detallado del proceso de desdoblamiento del alma que explica Allán Kardec en el Libro de los Espíritus y en El Libro de los Médiums, es tan detallado, preciso y perfecto, que relata con una minuciosidad extraordinaria los fenómenos anímicos. Esta fue una de las bases de conocimiento que J. B. Rhine (Fundador de la Parapsicología) investigó para poner en marcha las pruebas y evidencias científicas que demostraron la telepatía, la telequinesia y la psicometría como facultades que el denominó «Psi».
El problema principal, como en todos los casos en los que interviene el libre albedrío y el alma humana, es el hecho de que todos estos fenómenos psi no se reproducían a voluntad en el laboratorio tantas veces como se prestaban al fenómeno las personas capacitadas para ello. Estamos hablando de fuerzas del inconsciente profundo que no se pueden ejercer cuando se quiere. Este hecho no ilegitima ni desautoriza el fenómeno psi, pues las pruebas y evidencias son tan abrumadoras, reales y ciertas que son contrastadas con los resultados de las mismas. Además, estos estados especiales de conciencia están ya siendo demostrados por la psicología, la neurología y la genética, dependiendo de condiciones anímicas, fisiológicas y espirituales.
Terminaremos, pues, con otra afirmación respecto a la emancipación del alma:
“En el estado de emancipación la vida consciente del cuerpo cede a la del alma. Pero no se trata de dos existencias sino de dos fases de una misma vida, porque el hombre no vive doblemente” Allán Kardec L.E.: Item 413
Fenómenos de la emancipación del alma por: Antonio Lledó Flor
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