¡Qué se dirán nuestras almas
cuando en el sueño se encuentran!,
pues cuando el cuerpo reposa
el espíritu se ausenta.
El sueño es como una muerte
que solo dura unas horas;
y el espíritu regresa
a la carne donde mora.
El espíritu se aleja
dejando el cuerpo en la cama
gozando su libertad
que en el cuerpo siente atada.
¡Qué se dirán nuestras almas!
Quizá se cuenten sus cuitas;
o tal vez se hagan promesas
para una próxima cita.
Ya pronto amanecerá:
la noche agota su tiempo;
y el alma vuelve a ingresar
en la cárcel de su cuerpo.
De nuevo está prisionera;
ya no tiene libertad:
tampoco sus ojos lloran.
¡Llora el alma al despertar!
Dormir del alma por: Mª Luisa Escrich
(Guardamar, 2016)