DESPRENDIMIENTO DE LOS BIENES MATERIALES

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Desprendimiento de los bienes materiales

Desprendimiento de los bienes materiales

Los goces de los que puede disfrutar el ser encarnado no son el manzano del cual no se puede comer. Dios los ha permitido para hacer uso y disfrute de ellos con mesura, y ese es el gran reto, la gran prueba. O lo que es lo mismo, usar sin abusar. Dios, en su inmensa sabiduría y bondad, jamás los hubiera puesto a nuestro alcance sabiendo que nos dañarían.

El concepto «desprendimiento de los bienes materiales» es un punto a reflexionar. A lo largo de nuestra existencia pueden llegar a nosotros algunos de esos bienes materiales, como por ejemplo una herencia, un buen negocio, un golpe de “suerte” para aquellos que juegan a juegos de azar, o bien objetos que vamos acumulando y que nos llegaron por diferentes vías: recuerdos de lugares que hemos visitado y que, por cualquier motivo, dejaron una huella en nuestro corazón; el recuerdo de alguien a quien guardamos agradecimiento porque en un momento, tal vez placentero para él, tuvo memoria hacia nosotros y lo manifestó con un obsequio más o menos valioso… Quizá una joya que perteneció a un ser querido y que para nosotros posee un valor más sentimental que monetario… En fin, mil y una cosas que nos proporcionan felicidad y satisfacción, tanto desde el punto de vista material como desde el espiritual. Y podemos preguntar: ¿Es esto posible? Por supuesto que sí, porque en esa felicidad que nosotros sentimos toman parte, y hablo en términos generales, hermosos sentimientos; buenos recuerdos, cariño, respeto, agradecimiento hacia aquellos que nos recordaron, amor hacia aquellos que nos amaron, dejándonos su testimonio, y que por lo mismo, con ese testimonio nos dejaron algo que evita lo que la flaqueza de la mente humana es capaz de causar: el olvido.

Bien es verdad que un amor excesivo a cuanto poseemos nos lleva a ese apego a los bienes materiales, y ahí es donde está el gran reto.

Pienso honestamente que no debemos temer el disfrute de aquello que, por la voluntad de Dios, ha llegado a nosotros, sabiendo que no ha sido mal adquirido, y sin olvidar que nuestra existencia es perecedera y que un día tendremos que partir, y nada de lo que poseemos nos vamos a llevar. Sería muy beneficioso para nuestro espíritu que, cuando nos vayamos dando cuenta de que se acerca el desenlace final, podamos afirmar: Todo cuanto poseo ha constituido parte de mi vida; me ha proporcionado felicidad, gratos recuerdos (y a veces no tan gratos), porque de eso se compone la existencia en la Tierra. Pero ahora es el momento de prepararse para decir ¡adiós!, y cuando yo ya no esté todo pasará a otras manos y podrá proporcionar nuevas alegrías, felicidad, sinsabores, buenos y malos recuerdos… porque, al fin y al cabo, es de todo esto de lo que está compuesto el desarrollo evolutivo del ser encarnado.

Esto es, a mi modesto entender, el desprendimiento de los bienes materiales, aprender a disfrutarlos dándoles el valor que en realidad tienen; usar sin abusar, sin apegos excesivos ni la indiferencia más absoluta; unos y otra no son buenos. Y como dije al principio: Si Dios no hubiese querido que sus hijos gocen de esos bienes, jamás los hubiera puesto a nuestro alcance. Así pues, debemos darle las gracias por habernos proporcionado un medio para desarrollar nuestra inteligencia y nuestro proceso evolutivo espiritual: las pruebas.

Desprendimiento de los bienes materiales por: Mª Luisa Escrich

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