ANAXIMANDRO DE MILETO

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Anaximandro de Mileto

Anaximandro de Mileto

El reformador de este mes es un personaje que vivió en la Grecia clásica, aquella época mágica que vio a tantos nuevos pensadores que tanto influirían en el progreso de la raza humana a lo largo de los siglos sucesivos.

Por supuesto que ciertos postulados de Anaximandro eran erróneos, como la forma de nuestro planeta (que veremos más adelante) o que la formación del cosmos se llevó a cabo por un proceso de rotación que separó lo caliente de lo frío, siendo las estrellas el fuego periférico que rodeaba la Tierra, lo frío. Sin embargo esta sección se llama Reformadores porque trata de rescatar a personalidades de la Historia que aportaron algo nuevo y útil al desarrollo humano, en cualquier faceta, y Anaximandro fue responsable de un cambio de paradigma en la forma de analizar y entender la naturaleza y su funcionamiento.

Anaximandro nació en el año 640 a. C. y falleció, no se sabe seguro, hacia el 547 o 546 a. C., en la ciudad de Mileto, actual Turquía. Fue alumno y continuador de la obra del famoso Tales de Mileto, considerado uno de los Siete Sabios de Grecia. Solamente se le atribuye un libro, perdido a día de hoy, titulado Sobre la Naturaleza. Por eso, sus conocimientos nos han llegado a través de otros autores doxográficos.

Comentaremos a continuación algunas de las conclusiones de su filosofía.

Fue el primer pensador en adoptar una visión naturalista de las cosas, lo que abrió el camino a los posteriores estudios de la física, la meteorología o la biología basados en investigaciones racionales y alejándolos de las concepciones míticas, lo que ya fue apuntado por Tales. Anaximandro pensaba que el Sol y la Luna eran anillos de fuego y aire que circundan la Tierra, y les asigna distintos tamaños que no se corresponden con los reales. Igualmente, consideraba que las estrellas y planetas restantes estaban sujetos al extremo de unos radios unidos a la Tierra, lo que les permitía girar alrededor de ésta. Esto, que evidentemente no se ajusta a la realidad, abre sin embargo un nuevo modelo: Anaximandro asigna distintas distancias a cada uno de los cuerpos celestes, lo que rompía con la idea tradicional de que existía una bóveda celeste que acotaba con un límite al cielo; así, el filósofo intuyó un cielo profundo que eliminaba la concepción de un espacio limitado, y el cosmos se convertía en otro totalmente abierto. Y esto cambiaba también la situación de la Tierra en el espacio; nuestro planeta se convertía por primera vez en un cuerpo finito que flotaba en el éter, en una suerte de equilibrio, con lo cual no solo había cielo por encima sino también por debajo. Esta nueva concepción de los planetas flotando en el firmamento sirvió de base para las teorías de grandes científicos muy posteriores, como Kepler, Galileo o Copérnico.

Vamos a tocar un poco la meteorología, disciplina en la que nuestro personaje también aportó ideas novedosas. Según él, los fenómenos atmosféricos se debían a causas naturales, pura y simplemente, sin la intervención de dioses ni otras entidades elementales. Por ejemplo:

–Según Hipólito, Anaximandro sostiene que las lluvias nacen del vapor que brota de las cosas que están debajo del Sol. Ya está apuntando la evaporación y, por tanto, los diversos estados en que puede estar la materia. También según Hipólito, para el pensador griego la Tierra está suspendida en el aire, y nada la sostiene; permanece en su sitio a causa de su equidistancia de todas las cosas. Hoy se sabe que la Tierra rota alrededor del Sol, pero nunca se sale de su órbita (manteniendo una «equidistancia» de astro cuasi constante) merced a una suerte de equilibrio entre su velocidad de traslación y las fuerzas gravitatorias.

–Aecio y Séneca nos han informado de que el filósofo de Mileto considera a rayos, truenos, huracanes, etc., como resultado de la acción del viento. También por boca de Aecio nos dice que «los vientos surgen cuando se separan los vapores más sutiles del aire y se ponen en movimiento al juntarse». Hoy día se sabe que los vientos se producen cuando se juntan una zona de altas presiones y otra de bajas.

–Amiano Marcelino, historiador romano, nos transmite la explicación que dio Anaximandro sobre la causa de los terremotos.

–Y Diógenes Laercio, otro historiador, griego en este caso, nos relata algunos logros de Anaximandro, como que inventó un gnomon que, colocado sobre los relojes de sol, permitían medir solsticios y equinoccios; que construyó relojes y una esfera celeste; que fue el primero en trazar el perímetro de la tierra y el mar…
Como se ve, logros extraordinarios para un hombre que vivió en un tiempo tan alejado del nuestro.

Pero aún no hemos terminado con Anaximandro. He querido dejar para el final su concepto de la creación. Está recogido en el que se considera texto filosófico más antiguo escrito en prosa griega, y que voy a transcribir íntegro para, después, analizarlo y compararlo con nuestra doctrina del espiritismo:

El principio (arjé) de todas las cosas es lo indeterminado (ápeiron). Ahora bien, allí mismo donde hay generación para las cosas, allí se produce también la destrucción, según la necesidad; en efecto, pagan las culpas unas a otras y la reparación de la injusticia, según el orden del tiempo.

¿Qué es entonces ese ápeiron? Veamos su etimología. Viene del griego peras, que significa ‘límite, perímetro’, precedida de la partícula privativa a. Por lo tanto, ápeiron es lo indefinido, indeterminado e ilimitado (caracteres que atribuimos a Dios). Como resultado del pensamiento lógico, lo que es principio de cualquier cosa determinada ha de ser, necesariamente, indeterminado; por tanto, ese principio abstracto, generador de la realidad, es (debe ser) eterno e inmortal (Dios); indestructible, imperecedero y siempre activo (como Dios); de él se engendran todas las cosas (inteligencia suprema, causa primera de todo); y por último, todo lo que sale del ápeiron vuelve a él según un ciclo necesario (destino último del espíritu humano, la Fuente o Dios, luego de pasar por el ciclo de reencarnaciones necesarias). Y Anaximandro va todavía más lejos: Dice que las sustancias opuestas derivadas del ápeiron se separan en el mundo, y cuando una de ellas prevalece sobre la otra, se produce una reacción (Ley de Destrucción) que tenderá a restablecer el equilibrio según la necesidad, pagándose mutua pena y retribución por su injusticia en el transcurso del tiempo, el que sea preciso (Ley de Causa y Efecto).

No sé qué más añadir de Anaximandro: Inventor, precursor de la física, la astronomía, la meteorología, la biología… ¿y la filosofía espiritista?

Anaximandro de Mileto por: Jesús Fernández Escrich

Documentación: Anaximandro, Wikipedia.

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